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El 1 de octubre de 1949, Mao Zedong proclamó la República Popular desde la Torre de Tiananmen

El 1 de octubre de 1949, Mao Zedong proclamó la República Popular desde la Torre de Tiananmen

La proclamación de la República Popular China: 75 años de la consolidación del poder de Mao a base de muertes

Comenzaba una nueva era bajo el liderazgo del Partido Comunista que se traduciría en un genocidio encubierto que se cobró la vida de aproximadamente 70 millones de personas

Frente a la icónica plaza de Tiananmen, Mao Zedong, el mayor genocida de la historia, proclamaba la República Popular China. Fue un 1 de octubre de 1949, hace hoy 75 años, dando comienzo a una nueva era bajo el liderazgo del Partido Comunista que se traduciría en un genocidio encubierto que se cobró la vida de aproximadamente 70 millones de personas.

Mao, apodado El Gran Timonel, estuvo fuertemente influenciado por los grandes líderes comunistas soviéticos y sentó las bases de su nueva república en un duro marxismo leninismo así como en distintas campañas de ideologización, que reforzaron su poder y sirvieron de propaganda divulgadora del régimen comunista. Implantó también una serie de reformas urbanas y agrarias a través del Gran Salto Adelante (1958-62) y la Revolución Cultural (1966-76) que tuvieron terribles consecuencias para el pueblo y la economía de China.

Aunque carecía de carisma personal y del don de la oratoria, tenía una habilidad para manipular a la gente y tornar cada situación en su propio beneficio: quiso dar su discurso fundacional frente a las puertas de la Ciudad Prohibida de Pekín, la nueva capital del país, y en pleno centro neurálgico del Estado chino y del viejo imperio.

Ante él, miles de personas que mientras escuchaban entonar la Marcha de los Voluntarios, el himno nacional chino que más tarde durante la Revolución Cultural sería prohibida, también veían alzarse una nueva bandera nacional: un fondo rojo con una gran estrella amarilla que representa el Partido Comunista y a su alrededor otras cuatro que simbolizan las cuatro clases sociales (trabajadores, campesinos, la pequeña burguesía y la burguesía urbana).

Multitudes con carteles de Mao Zedong llenan las calles de una ciudad de China, celebrando el triunfo de la revolución comunista

Multitudes con carteles de Mao Zedong llenan las calles de una ciudad de China, celebrando el triunfo de la revolución comunista©GTRESONLINE

El acto terminó con una salva de 21 cañones y el primer desfile público del Ejército Popular de Liberación, el brazo militar del Partido Comunista. Ahora China caminaba bajo el mandato de un dictador despiadado, egoísta, envidioso, sanguinario y vil con todo el mundo.

La idea de Mao era hacer que China superase al resto de países además de ser ejemplo de Estado comunista consiguiendo relegar a la misma Unión Soviética en producción mediante una rápida industrialización. Y para ello empezó su «Gran Salto Adelante» con el que pretendió transformar la tradicional economía agraria del país con una serie de medidas económicas, sociales y políticas. El resultado: la peor hambruna de la historia en la que murieron aproximadamente 20 millones de personas.

Su ideología y su poder fueron consolidándose a base de muertes. Tras la Gran Hambruna china, Mao organizaría tres grandes purgas. En la primera, campesinos propietarios y nacionalistas chinos, así como los simpatizantes del Kuomintang fueron perseguidos. En la segunda, entre 1955 y 1957, quiso «limpiar» el partido y la administración en el denominado Movimiento Sufán donde cerca de 700.000 personas fueron asesinadas.

Mao replantearía su estrategia, reconociendo que «las propiedades y riquezas pueden ser confiscadas, pero no las ideas» por lo que elaboró el Libro Rojo para respaldar sus ideas, declarando la batalla cultural. En este contexto tiene lugar la tercera purga camuflada bajo el nombre de Gran Revolución Cultural proletaria (1966-1976). Su objetivo fue eliminar a quienes consideraba sus enemigos. A pesar de que los números son inciertos, se estima que cerca de un millón y medio de personas perdieron la vida y otros 20 millones fueron enviados a campos de reeducación.

Según explica Elisabeth Perry, experta en historia y política china de la Universidad de Harvard en declaraciones al medio BBC Mundo: «El líder chino decidió atacar a todos sus potenciales enemigos, pero lo hizo en una forma diferente a otros dictadores: no fue con la policía o con organismos de seguridad, sino de una forma incluso más macabra: movilizó a la gente común, a los campesinos, a los estudiantes, a los trabajadores, para que hicieran su voluntad».

Y añade: «Estaba convencido del poder y la capacidad especial que tenía para organizarlos, para movilizarlos para sus propios fines. Y utilizó esa estrategia repetidamente para mejorar su propia posición y, básicamente, derrocar a cualquier otro rival». El dictador chino permanecería en el poder durante 27 años.

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