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La firma del tratado de cesión de Alaska el 30 de marzo de 1867

La firma del tratado de cesión de Alaska de 1867

El peor negocio de la historia: ¿por qué Rusia vendió Alaska a Estados Unidos?

En octubre de 1867 la bandera de los Estados Unidos ondeó por primera vez en Alaska y sus pobladores tuvieron un «viernes doble», porque al cambiar del calendario juliano al gregoriano, el 6 paso a ser el 18 de octubre

Alaska, esa tierra inhóspita de temperaturas extremas ha sido siempre un reclamo para exploradores y comerciantes. Hasta allí llegaron los españoles, los rusos y después los norteamericanos. Es un territorio de más de un millón setecientos veinte mil kilómetros cuadrados habitado por más animales salvajes que por humanos, pero según las épocas ha tenido su importancia geopolítica, como sucedió durante la Guerra Fría, o el siglo XIX con la fiebre del oro y más adelante con el petróleo y el gas natural, y es la puerta de entrada al Ártico, una región que custodia grandes intereses comerciales y geopolíticos. Pero el interés de Rusia en Alaska comenzó en el siglo XVIII, entonces ¿Por qué Rusia vendió Alaska a Estados Unidos tan solo 100 años después?

La América rusa en 1860

La América rusa en 1860

Una de las primeras expediciones rusas a la zona estuvo dirigida por el explorador danés al servicio del zar Vitus Bering, que emprendió su viaje en 1741 durante lo que se conoce como segunda expedición a Kamchatka, una península limitada por el mar de Bering. A esta aventura bajo cero se sumaron los cazadores y comerciantes de pieles rusos, que buscaron en Alaska nuevas oportunidades económicas.

A partir de entonces los rusos comerciaron con los pueblos alutianos, inupiat y kupik que empezaron a vender las pieles de nutria marina a los rusos. La expansión comercial creció tanto que en 1799 se fundó la Rossiyskaya-Amerikanskaya Kompaniya, es decir, la Compañía Ruso-Americana, una entidad privada dedicada a impulsar el comercio de la región a través de la explotación de sus recursos naturales, en particular el comercio de pieles.

Durante varias décadas las cosas funcionaron, la nueva América rusa tenía hasta una pequeña capital en el pueblo de Nuevo Arcángel, hoy conocida como Sitka, siendo uno de los puertos más importantes del Pacífico Norte. Hay que recalcar el carácter económico de esta expansión, y que la población rusa en Alaska nunca superó los 700 habitantes, que es una cifra insignificante.

¿Por qué vender Alaska?

La capital de Rusia estaba en San Petersburgo, desde donde el zar debía controlar un inmenso imperio, esto provocó ciertos problemas logísticos, pero también económicos, porque si Rusia pretendía controlar Alaska debía enviar fuerzas militares a la zona y desembolsar un gran capital. Además, las relaciones con los nativos aleutianos empezaron a tensarse, y otras tribus se enfrentaron a la colonización rusa.

A mediados del siglo XIX, a estos problemas regionales se sumaron otros mucho más importantes, como la Guerra de Crimea, en la que Rusia buscaba expandir su influencia sobre los principados danubianos. El foco de la política expansionista del zar Alejandro II jamás estuvo en Alaska, un territorio muy alejado de su control directo y de sus verdaderos intereses. Antes de que Alaska cayera en manos de Gran Bretaña, que se había asentado en Canadá, prefirió sacar algún rédito económico de un territorio que ya no aportaba beneficios y cuya posición estratégica era por entonces insignificante.

Cheque usado en la compra de Alaska

Cheque usado en la compra de Alaska

En 1867, el zar Alejandro encargó al barón Eduard Stoeckl, el embajador ruso en Washington, que negociara la venta de Alaska con los norteamericanos. Pocas semanas después se acordó el precio de 7,2 millones de dólares, que equivale a unos 130 millones de dólares actuales.

El 18 de octubre de ese mismo año, la bandera de los Estados Unidos ondeaba en Sitka, y sus pobladores tuvieron un viernes doble por el cambio del calendario juliano al gregoriano. Más allá de la anécdota, la historia demostró poco después que los rusos hicieron el peor negocio de la historia. En 1896 se descubrió oro y la fiebre se extendió por toda Alaska. En pocas décadas, Estados Unidos ganó más de 100 veces lo que había pagado.

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