Descubren una espectacular cámara funeraria de los primeros celtas en Alemania
La cámara, de roble macizo, ha permanecido intacta a pesar de haber sido saqueada en algún momento indeterminado de su historia
Arqueólogos alemanes han sacado a la luz una cámara funeraria de la época celta temprana. El hallazgo se ha producido en la llanura del Danubio, cerca de Riedlingen, Baden-Württemberg (Alemania) en el centro de un gran túmulo funerario, cuya estructura se extiende a lo largo de 65 metros de diámetro y aún conserva una altura cercana a los dos metros, aunque en su época original probablemente alcanzaba más de seis metros.
La cámara, de roble macizo, ha permanecido intacta a pesar de haber sido saqueada en algún momento indeterminado de su historia. En su interior se han encontrado huesos de cerdo, posiblemente depositados como alimentos para los muertos, además de clavos decorativos.
Los expertos han lamentado no haber encontrado «mucho más en su interior», pero advierten que lo realmente importante e «interesante desde el punto de vista científico» es «la estructura de la cámara» pues «los objetos que contenían estas cámaras están ya documentados en otros yacimientos», explica el arqueólogo estatal Dirk Krausse.
Por otro lado subraya que «la madera de la que estaban construidas no suele perdurar, por lo que no es posible observar y estudiar estas construcciones, sin embargo aquí lo tenemos todo delante de nuestros ojos».
Así, podemos ver que la cámara funeraria tiene más de tres metros de ancho y cuatro metros de largo con una estructura compleja: las vigas tuvieron que soportar sobre sí todo el peso de la colina, que era levantada artificialmente después de que el cuerpo del personaje principesco y todos los regalos y depósitos hubieran sido depositados en su interior.
Según detalla Roberto Tarpini, director de las excavaciones, los arqueólogos han levantado ya su techo de casi dos toneladas y sospechan que los pesados tablones fueron arrastrados con yuntas de ganado desde el punto de la tala hasta el lugar de la construcción.
Casi todas las tablas que componen la estructura todavía se encuentran en muy buen estado de conservación. En especial, los expertos han destacado el suelo de la que esperan recuperar todas las tablas que lo componen antes de fin de año, pues de lo contrario se romperían y descompondrían muy rápidamente.
Para evitar su deterioro deben sumergir las tablas en baños químicos en el mismo lugar de la excavación, en recipientes de plástico, y después serán trasladadas en condiciones seguras al taller de restauración de la Oficina Estatal de Monumentos cerca de Fellbach. Allí se van a liofilizar, un proceso que dura entre tres y cuatro años.
Por otro lado, los anillos anuales de los troncos de madera han permitido fechar con precisión el hallazgo, que corresponde al año 585 a.C. Las excavaciones continuarán durante las próximas semanas con el objetivo de completarlas antes de que finalice el año. El equipo de arqueólogo ha empleado tecnologías avanzadas de excavación, documentación y restauración para garantizar la preservación y el estudio detallado de los artefactos.