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Iván Moreno de Cózar en su visita a la redacción de El Debate

Iván Moreno de Cózar en su visita a la redacción de El DebateMiguel Pérez

Entrevista al descendiente del último virrey del Perú

Iván Moreno de Cózar: «La gran vencedora de las emancipaciones hispanoamericanas es Inglaterra»

«Inglaterra deseaba acceder a ese comercio y las independencias de los países americanos son la conclusión de un plan preconcebido por Inglaterra para arrebatarle el dominio de los mares y el comercio a España», explica el Conde de los Andes

El 9 de diciembre de 1824 el último virrey español de Perú, el general José de la Serna, fue vencido en la batalla de Ayacucho tras años de lucha contra los movimientos independentistas hispanoamericanos. Doscientos años después, hablamos con su descendiente, Iván Moreno, que lleva con orgullo el título de Conde de los Andes que se concedió a su antepasado como recompensa por su enconada defensa del último bastión español en América.

Aunque su formación es jurídica –especialidad en Derecho Marítimo y Medioambiental y Relaciones Internacionales–, ha desarrollado una amplia carrera profesional en el sector de la Cultura y la Comunicación, en ámbitos internacionales, interculturales e interreligiosos. Coordinó varias comisiones del Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia, ha colaborado en diversos medios hablando de cultura y de gastronomía y es académico correspondiente de la Real Academia Hispanoamericana de Cádiz y de la Sociedad Peruana de la Historia. Internacionalmente, ha sido consultor de proyectos para la Unión Europea, Observador Electoral Internacional y Observador de Misiones de Paz.

Ha sido responsable de varios proyectos de expansión de la cultura y lengua española, como el proyecto de preservación del ladino o lengua judeoespañola, coordinado con la Embajada de España en Turquía y las comunidades sefardíes de ese país, así como de Israel, Francia, España y Marruecos. Por vinculación familiar, siempre ha mantenido interés en el ámbito americano, y este mismo año ha colaborado en Perú en las celebraciones del bicentenario de la batalla de Ayacucho.

La Batalla de Ayacucho (1918) de Teófila Aguirre

La Batalla de Ayacucho (1918) de Teófila Aguirre

–El Virreinato del Perú es el gran bastión leal a España que resiste hasta el final, incluso en un momento en el que está rodeado de territorios enemigos ¿por qué hay tanta resistencia realista en Perú?

–Por una causa evidente, pasa exactamente lo mismo en Nueva España, que en su caso llegará a la independencia por un vacío de poder. Lima y México eran las dos grandes capitales de la administración española. ¿Cuál es el contexto socio-político de Lima? Se trata de una población de unas 64.000 personas, de las que una tercera parte son blancos, tanto criollos como peninsulares, un 8 % mestizo, un 16 % de población indígena, otro 16 % de pardos y un 28 % de raza negra esclava. La población blanca es la que detenta el control político y toma las decisiones en el Virreinato del Perú. Se trata de una sociedad formada básicamente de aristócratas (había hasta 105 títulos nobiliarios en aquella época), burócratas y funcionarios de la administración española.

En cambio, Nueva Granada, lo que hoy día es Colombia, Venezuela, Panamá y parte de Ecuador, con capital en Santa Fe de Bogotá, o el Río de la Plata, lo que en la actualidad es Argentina, Uruguay y Paraguay, con capital en Buenos Aires, son virreinatos muy recientes, creados ya en el siglo XVIII por las reformas borbónicas, donde existe una burguesía con ansias de alcanzar el poder.

–Y mucho más comercio, son ciudades mercantiles con mentalidad comercial…

Así es, mucho más mercantil que el Virreinato del Perú, que se abastece del trigo de Chile y exporta básicamente minería, con los problemas de fluctuación que tiene este tipo de recursos. Como decía, la sociedad limeña está formada por burócratas y, como tales, mantienen una posición conservadora. En los archivos de una época convulsa como aquella, sólo se recogen quejas y reclamaciones de ascensos, promociones, puestos y cargos, que una vez obtenidos no desean perder por unos ideales revolucionarios de independencia.

Eso es Lima, pero si analizamos el conjunto del Virreinato, en una población de algo más que un millón cien mil personas, el 60 % es población indígena y la gran mayoría vive en la Sierra, precisamente donde se establece La Serna cuando evacúa Lima, un 22 % son mestizos, sólo el 12 % es población blanca, que vive principalmente en Lima, y el 6 % son pardos y esclavos negros, que también se encuentran principalmente en la capital. La gran mayoría de la población es por tanto indígena, que tampoco desea la independencia. Las reformas borbónicas habían mejorado con creces la situación de los indios.

Necesitaban eliminar un siempre amenazante bastión realista entre medias para consolidar sus independencias

El detonante fue la Revuelta de Tupac Amaru en 1780, que si bien fue aplastada, el Rey Carlos III se decidió a eliminar las encomiendas y abolir los repartimientos y la mita. Tan sólo se mantuvo el impuesto indígena por la posesión de sus tierras e incluso éste fue eliminado más tarde por la Constitución de Cádiz. La población indígena era recelosa de que en caso de alcanzarse la independencia, los criollos no trataran de arrebatarles sus tierras, como efectivamente aconteció. Bolívar, siendo dictador del Perú, tras la independencia, elimina los títulos nobiliarios de los caciques indígenas, no respeta las tierras indígenas, pero es que encima les vuelve a imponer el tributo indígena. Por esta razón habrá continuas rebeliones indígenas en nombre del Rey de España durante al menos la primera década de la República, siendo la iquichana la más conocida, precisamente en los alrededores de Ayacucho.

En definitiva, si nos preguntamos por qué le llegó tan tardíamente la independencia al Perú y a Bolivia es porque quizás no la deseaban. Entiendo la libertad como la capacidad humana de actuar por voluntad propia, es decir, para elegir el destino, pero sin que sea impuesta la dirección o manera de escoger, ejercer las decisiones. Por tanto, hasta qué punto el Perú o Bolivia sobre tuvieron la libertad de decidir sobre su independencia. Tan sólo era apreciada por una pequeña porción de jóvenes criollos y por la pequeñísima población negra esclava. Fue realmente impuesta por la Gran Colombia desde el Norte y por argentinos y chilenos desde el Sur, que necesitaban eliminar un siempre amenazante bastión realista entre medias para consolidar sus independencias.

–La derrota realista en Ayacucho hizo irreversibles las independencias de América. ¿Qué consecuencias tuvo para los países hispanoamericanos?

–Pienso que la emancipación de los pueblos hispanoamericanos fue nefasta para toda Hispanoamérica, en general, pero en particular para Perú su independencia fue excesivamente prematura. No estaba Perú preparada para ello. Y, mucho menos, desde que José de San Martín entra en Lima. Con una salud muy deteriorada y adicción al opio para calmarle de sus dolores, deja el mando a Bernardo de Monteagudo, un personaje acomplejado y terriblemente sanguinario, que ya en 1819 había incitado a la matanza de prisioneros peninsulares en la ciudad de San Luis, en Chile, y después, en Lima se vuelve a ensañar con los españoles peninsulares, a quienes los separa de sus familias limeñas, sacándolos de sus camas alevosamente y de noche, muchos de ellos descalzos, con sus mujeres gritando y rogando compasión, para embarcarlos forzosamente rumbo a Europa. Hablamos de miles de personas, que constituían la élite social. Perú pues se queda sin una gran parte de su élite y tras la batalla de Ayacucho resultará extremadamente arduo sacar adelante un Estado independiente, sin las personas preparadas para ello.

–¿Por qué se produce ese fracaso que muchas veces es percibido, en el caso de Hispanoamérica, de que las independencias no funcionaron o no llevaron a un desarrollo exitoso de los nuevos países?

–Creo que la gran vencedora de las emancipaciones hispanoamericanas es Inglaterra. Es en Inglaterra donde comienza la Revolución industrial a finales del siglo XVIII. Después de la Independencia de Estados Unidos, los británicos se quedarán sin mercado, por cuanto que España mantenía la hegemonía de los mares y el monopolio del comercio con América. Inglaterra deseaba acceder a ese comercio y las independencias de los países americanos son la conclusión de un plan preconcebido por Inglaterra para arrebatarle el dominio de los mares y el comercio a España. De hecho, en el Foreign Office se encuentra un manuscrito que lleva el título de A proposal for humbling Spain («Una propuesta para humillar a España»), que precisamente explica al pormenor los pasos en ese sentido y que además se verá beneficiado por la batalla de Trafalgar, que dejará a España sin Armada.

Al principio, con pocas fuerzas que protegieran las tierras americanas, habrá intentos de invasión británica, como las de Buenos Aires de 1806-1807, que son rechazadas. O bien, sufraga una expedición como la de Francisco de Miranda, que arriba a Caracas creyendo que le iban a recibir con los brazos abiertos para proclamar la independencia y no obtiene el más mínimo apoyo. Sin embargo, todo cambia en apenas 15 años y precisamente a partir de estas dos ciudades portuarias.

Las Juntas que se crean en la Península para rechazar la invasión napoleónica, son imitadas en Hispanoamérica, y se constituyen aún fieles al Rey Fernando VII, lo que permitirá el acceso al poder a la burguesía caraqueña o bonaerense. Estos últimos que sin apenas protección habían tenido que rechazar por sí mismos a los soldados ingleses apenas un par de años antes, reciben del Consejo de Regencia, que actúa en nombre del Rey y sustituye a la Junta Central, nada menos que la declaración con la preparación de la Constitución de que «vuestros destinos ya no dependen ni de ministros ni de virreyes ni de gobernadores», sino que «están en vuestras manos», en el entendimiento de que la soberanía reside en el pueblo y podían elegir diputados para las Cortes de Cádiz; pero, al cuestionar la autoridad del Virrey lo toman como excusa para proclamar su autogobierno.

A partir de entonces, los británicos sufragarán las revueltas en Hispanoamérica con el oro que habían robado de las arcas del Virreinato de la Plata durante las invasiones, hasta la batalla de Ayacucho. Esta batalla supuso la balcanización de los Virreinatos españoles americanos, siendo Centroamérica el paradigma de esta fragmentación. Con anterioridad a las independencias, un español americano, pues españoles eran todos, podía ir desde Vancouver hasta el Cabo de Hornos sin traspasar ninguna frontera.

Las independencias vienen seguidas de guerras, revueltas, conspiraciones, traiciones y golpes de Estado que duran hasta el siglo XX

La batalla de Ayacucho produce fronteras. Con ello comienzan guerras civiles, por odios y rivalidades, y disputas por fronteras mal definidas. El propio Marqués de Torre Tagle, que fue uno de los líderes políticos de la independencia de Perú y nombrado presidente por el Congreso del Perú bajo el mando de Bolívar, llegó a manifestar que se sentía más afín a los españoles que a los rudos colombianos e incluso considerándose más español que el Rey Fernando VII. Por esa razón, Torre Tagle fue a encerrarse en el castillo de San Felipe de El Callao, que fue la última plaza española que resistió en Perú, huyendo de Bolívar, como hicieron más de dos mil peruanos. Debe tenerse en cuenta a este respecto que el manifiesto de independencia de Perú que proclama San Martín en 1821 lo firmaron algo más de mil personas, firmas que en su mayoría tuvo que recabar casa por casa un amenazante Monteagudo.

En fin, las independencias vienen seguidas de guerras, revueltas, conspiraciones, traiciones y golpes de Estado que duran hasta el siglo XX. Otro ejemplo significativo en este sentido lo constituye el general José de Lamar, que habiendo estado al frente de las tropas patriotas peruanas en Ayacucho, se enfrentó apenas cuatro años después a Sucre en la Guerra del Perú contra la Gran Colombia, cuando Bolívar, que odiaba Perú, le arrebató parte de su territorio de Ecuador. El Perú no sólo se vio desmembrado de Ecuador, sino también del Alto Perú, la actual Bolivia, que quedará sin acceso al mar, y de Chile, ya en la época de Pezuela. Pero, también el sueño federalista de Simón Bolívar se esfumó dividiéndose la Gran Colombia.

En definitiva, la gran vencedora es Gran Bretaña, que logra apoderarse del comercio de toda Hispanoamérica y además los gobiernos hispanoamericanos tienen que estar devolviendo los préstamos que pidieron a los ingleses incluso hasta el propio siglo XX.

En el lado contrario, la unidad que mantienen las colonias inglesas convertidas en los Estados Unidos les van a llevar a ser el poder hegemónico de toda América, quedándose con prácticamente la mitad de lo que había sido Virreinato de Nueva España, interviniendo en los gobiernos de los países hispanos o inventándose países como Panamá o provocando guerras como la de El Chaco. Queda así una Hispanoamérica fragmentada, débil y dominada, primero por Inglaterra y después por Estados Unidos, constancia de que las independencias fueron un desastre para toda Hispanoamérica.

–Esto nos lleva a un tema que sé que conoce bien, porque además ha estado allí muy recientemente, que es cómo se ve el legado de la independencia ahora mismo en Perú.

–Durante estas semanas se está celebrando, por supuesto, el Bicentenario de la Batalla de Ayacucho, pero hay un cierto revisionismo sobre cómo les afectó la independencia. Yo creo que desde los escritos de John Linch, John Fisher y de Timothy Anna van asumiendo que realmente el Perú no tenía intención de separarse. Con todo piensan que Punchauca fue una oportunidad perdida. La idea debatida entre San Martín y La Serna de convertir los Virreinatos en cuatro reinos bajo la dinastía Borbón, colocaría a éstos orbitando alrededor del radio de influencia española, al igual que lo hacían los reinos italianos tras los Pactos de Familia, lo que hubiera impedido que Inglaterra se apoderara del comercio americano y que creciera Estados Unidos tanto política como económicamente a costa de los países iberoamericanos.

Si nos preguntamos por qué le llegó tan tardíamente la independencia al Perú es porque quizás no la deseaban

Por otro lado, las revoluciones en favor de la emancipación fueron llevadas a cabo principalmente por los criollos, entre los cuales los criollos del Perú no estaban por la labor de independizarse. Es un hecho que el 90 % del Ejército realista en la batalla de Ayacucho está formado por peruanos, mientras que las tropas de Sucre forman una coalición de colombianos, venezolanos, ecuatorianos, argentinos, chilenos e incluso aventureros ingleses e irlandeses y en la que poco más de un 20 % eran peruanos, comandados como ya hemos visto por el general Lamar.

Entre los peruanos de ambos bandos había muchos conocidos, amigos, hermanos, padres e hijos, tíos y sobrinos. Por esta razón, antes de la batalla, desde las tropas realistas se pide que puedan despedirse antes de la contienda. Muchos se reúnen en el centro entre los ejércitos enfrentados para darse un abrazo. Yo siempre digo que me quedo con esa parte de la batalla, en el abrazo que se dan antes de empezar a combatir en la que sería una de las batallas más sangrientas de toda la Historia de América, una batalla fratricida, entre hermanos, que demuestra que era una guerra civil entre criollos, que hasta ese momento de la batalla eran considerados españoles americanos.

Por el contrario y por las razones ya expuestas, la población indígena en su mayoría no estaba por la causa independentista. No tiene sentido por tanto la corriente ideológica de indigenismo proveniente del lado de la izquierda radical. Hay pues también una tendencia a la revisión histórica de la Leyenda negra española. Paulatinamente va cambiando el debate y aceptándose que España no lo hizo tan mal en América después de 300 años por esos lares.

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