El complot contra Dreyfus, capitán del ejército francés: lo acusaron de espionaje y condenaron por ser judío
Fue condenado por siete jueces militares a prisión perpetua, destitución de su rango, degradación militar y destierro perpetuo a la Isla del Diablo, en la Guayana francesa
El ingeniero politécnico, capitán del ejército francés, judío, de origen alsaciano, Alfred Dreyfus, fue condenado por siete jueces militares a prisión perpetua, destitución de su rango, degradación militar y destierro perpetuo a la isla del Diablo, en la Guayana francesa. El conocido como caso Dreyfus fue, en esencia, un complot antisemita, que dividió a la sociedad francesa.
A Dreyfus se la acusó de espionaje. La condena a cadena perpetua se dictó porque la Constitución de 1848 suprimió la pena de muerte. ¿Era un espía? Se demostró que no lo era. En cambio, sí lo fue Marie Charles Ferdinand Walsin Esterhazy, militar francés, miembro de una importante familia de la aristocracia húngara y antisemita. Dreyfus fue el chivo expiatorio de un ejército que tenía demasiados oficiales corruptos. El origen de la acusación fueron unos papeles, sin mucha importancia, enviados a Alemania, después de la guerra franco-prusiana, en la cual el Imperio se anexionó Alsacia y Lorena.
En septiembre de 1894 el servicio de inteligencia francés halló una carta, conocida como «Le bordereau», rota en 6 pedazos, en papel biblia, sin fecha, dirigida al agregado militar de la embajada alemana, Max von Schwarzkoppen, donde se leía que en breve le serían traspasados una serie de documentos militares franceses. El jefe del servicio de inteligencia, Jean Sandherr, se lo comentó al ministro de la Guerra, Auguste Mercier. Este decidió encontrar a un culpable. Movieron los hilos para inculpar a Dreyfus.
Los motivos eran su origen alsaciano y el antisemitismo que dominaba el pensamiento de gran parte del ejército. Alsacia ahora estaba en manos de los alemanes. Si había un espía tenía que ser alsaciano. Y así fue como lo acusaron siendo inocente. Se distorsionaron los hechos y las cosas.
El 13 de octubre de 1894 el general Mercier lo interrogó y le pidió una prueba de letra. El 15 de octubre se sometió a un examen caligráfico. Este lo realizó el comandante Armand du Paty de Clam, un grafólogo aficionado y antisemita, el cual concluyó que la letra de Dreyfus y la de «Le bordereau» eran similares. Le colocaron una pistola delante, para que se suicidara y acabara con aquel suplicio, pero Dreyfus les manifestó que prefería vivir para demostrar su inocencia.
Picotazos de historia
Zola y su 'Yo acuso' en el caso Dreyfus, el complot antisemita que dividió a Francia
Acto seguido lo apresaron, encausaron por espionaje y lo encarcelaron en la prisión de Cherche-midi, en París. Encarcelado, solo confiaba en su inocencia su mujer Lucie y el comandante Ferdinand Forzinetti. El proceso sale a la luz el 29 de octubre en el diario antisemita La Libre Parole. El consejo de guerra se inició el 19 de diciembre y el 22 lo condenaron. Todo fue una farsa, pues no había pruebas en contra de Dreyfus. El 5 de enero de 1895 fue degradado en la Ecole Militaire de París. El 17 de enero lo enviaron a la prisión de la isla de Re. El 14 de abril de 1895 llegó a la isla del Diablo. Allí solo estaban el carcelero y él.
A pesar del aislamiento y de las duras condiciones, su familia siempre creyó en su inocencia. Su hermano Mathieu fue el impulsor de una campaña a favor de él. Pidió ayuda al presidente Félix Fauré, al periodista Bernard Lazare. El ejército, teniendo en cuenta las explicaciones de Lazare, creyó que el nuevo jefe de la inteligencia, Georges Picquart, le había dado información confidencial.
Lo cierto es que Picquart descubrió al verdadero espía. Tuvo la suerte de tener en su poder lo que se conoce como «pequeño azul». Un telegrama de von Schartzppen a Esterhazy que nunca llegó a enviarse, además de cartas de este último que coincidían con la letra de «le bordereau». Picquart llegó a la conclusión que Dreyfus era inocente y así se lo hizo saber al Estado Mayor francés. Estos no le hicieron caso, pues ya había un culpable y no deseaban reabrir el caso. Al contrario, desacreditaron a Picquart.
En 1897 Mathieu Dreyfus, el escritor Joseph Reinach y Auguste Scheurer-Kestner, presidente del Senado, le pidieron ayuda a Emile Zolá. También se unieron a la causa a favor de Dreyfus, entre otros, Anatole France, Paul Bourget, León Blum, Jean Jaurés, George y Albert Clemenceau, y Bernard Lazare. Esterhazy, al verse atrapado, admitió haberse carteado con el embajador alemán. El Estado Mayor francés le exigió que fuera juzgado. El 10 de enero de 1898, a puerta cerrada, lo juzgó un consejo de guerra. Fue absuelto al no admitirse ninguna prueba. Esterhazy se exilió a Inglaterra y allí murió el 23 de mayo de 1923. El que acabó en la cárcel fue Picquart, por revelar secretos.
Emile Zolá le escribió una carta abierta al presidente Fauré, denunciando a todos los conspiradores en contra de Dreyfus. En el famoso Yo acuso, publicado el 13 de enero de 1898 en el diario L’Aurore. A Zolá lo juzgaron por difamación y fue condenado a un año de prisión y a una multa de 3.000 francos. Se volvió a reabrir el caso Dreyfus. El 9 de junio de 1898 abandonó la isla del Diablo y llegó a Port Haliguen el 30 de junio. Encerrado en la cárcel de Rennes, el 7 de julio se inició el nuevo consejo de guerra. El 9 de septiembre de 1899 lo volvieron a condenar sin pruebas concluyentes.
Dreyfus pidió una revisión del juicio. Ante la negativa de un nuevo juicio, se le ofreció un indulto firmado por el presidente Emile Loubet. Lo aceptó y este fue firmado el 19 de septiembre, quedando en libertad el 21 de septiembre de 1899. La rehabilitación de Dreyfus se inició en 1900. Fue reintegrado al ejército, como jefe de escuadrón, con el grado de comandante, el 13 de julio de 1906. Acabó su carrera militar como coronel. Dreyfus murió el 12 de julio de 1935.