El saludo romano del que acusan a Musk nunca existió: es un invento del cine
Historiadores desmienten la existencia del saludo romano tal como se cree y señalan su origen en el cine, la literatura y las series
Elon Musk ha generado controversia tras un gesto realizado durante la investidura de Donald Trump. En el acto, Musk colocó su mano derecha sobre el pecho y luego extendió el brazo hacia un lado con la palma hacia abajo, lo que muchos usuarios interpretaron como una recreación del «saludo romano». Medios internacionales, como la BBC, se hicieron eco del momento, avivando el debate en redes sociales.
Sin embargo, expertos en historia de Roma son categóricos al desmentir la autenticidad de este gesto en el contexto romano. Según explican, la idea del «saludo romano» tal y como se conoce hoy, no tiene ningún respaldo histórico, siendo un mito reforzado por el cine, la literatura y las series. Este concepto fue posteriormente explotado por figuras como Benito Mussolini y otros líderes autoritarios para legitimar sus regímenes.
El falso saludo romano
Ibán Martín, divulgador y presentador del pódcast Roma Aeterna, ha señalado en su cuenta de X que no existen pruebas que demuestren que los romanos se saludaban levantando el brazo derecho con la mano extendida. «Es un engaño. No sabemos cómo se saludaban realmente», explica. En la misma línea, el historiador Néstor F. Marqués, autor del libro Fake News de la Antigua Roma, sostiene que este saludo no era parte de la cultura romana.
Ambos especialistas coinciden en que la asociación del gesto con Roma responde a una construcción popular alimentada por la ficción. Aunque hay estatuas, como la de Augusto de Prima Porta o Marco Aurelio, que muestran figuras con el brazo extendido, ninguna de ellas representa el gesto que las películas y la propaganda han inmortalizado. De hecho, en muchos casos, estas representaciones se interpretan como poses militares o de liderazgo, y no como un saludo.
El origen del mito
El supuesto saludo romano nació en el mundo del cine. En 1914, Gabriele D’Annunzio lo utilizó por primera vez en la película Cabiria, un filme ambientado en la Segunda Guerra Púnica. Aunque no se basó en fuentes históricas, la película popularizó el gesto como un símbolo de la «grandeza» del Imperio romano. Años después, la cinta Escipión el africano consolidó la falsa asociación.
El líder fascista Benito Mussolini adoptó este gesto, dotándolo de un simbolismo político para justificar su régimen y evocar la grandeza de Roma. Adolf Hitler y sus seguidores también incorporaron el saludo, al igual que el franquismo en España. Con el tiempo, Hollywood, a través de producciones como Espartaco y Cleopatra, contribuyó a fijar esta idea errónea en el imaginario colectivo.
¿Cómo se saludaban realmente?
Lejos de los mitos, los romanos se saludaban de formas muy similares a las actuales: con apretones de manos, abrazos o besos. Los gestos de cortesía y respeto no eran muy diferentes a los que conocemos hoy. Así, el «saludo romano» no es más que una construcción moderna, más vinculada a la ficción y la propaganda que a la realidad histórica.