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Representación de Mencía de los Nidos

Representación de Mencía de los NidosReal Academia de la Historia

Picotazos de historia

Mencía de los Nidos, ejemplo de heroína de la conquista

Esta dama noble representa un claro ejemplo de la figura de la mujer española durante el descubrimiento y la conquista de América

«Doña Mencía de los Nidos, una dama noble, discreta, valerosa, osada, es aquella que alcanza tanta fama en tiempos que a los hombres es negada». Estas alabanzas fueron escritas por el poeta y soldado Alonso de Ercilla y Zúñiga en su célebre obra La Araucana.

En el Canto VII, entre los versos 153 y 240, el autor dedica palabras de admiración al temple y la reputación de esta señora, quien representa un claro ejemplo de la figura de la mujer española durante el descubrimiento y la conquista de América. Permítanme ahora hablarles de ella.

Mencía de los Nidos (circa 1514-1603) nació en Cáceres, en una fecha disputada, que oscila entre 1513 y 1516. Hija de Francisco de los Nidos y Beatriz Álvarez Copete, pertenecientes a la hidalguía extremeña y cristianos viejos, poco se sabe sobre su infancia y juventud. La primera referencia documentada la sitúa en su viaje a las Indias, una travesía larga y azarosa, sin garantías, emprendida con la esperanza de una nueva vida en tierras desconocidas. Una aventura que, en muchas ocasiones, terminaba en fracaso.

En 1544 figura en la lista de pasajeros de Indias, acompañando a sus hermanos Gonzalo de los Nidos y Juana Copete de Sotomayor. Sus tres hermanos mayores la habían precedido, aunque solo Gonzalo seguía con vida. Fernando, el mayor, murió poco después de su llegada, combatiendo contra los indígenas. Gonzalo alcanzó el rango de capitán con Francisco Pizarro y, posteriormente, acompañó a Diego de Almagro en su expedición a Chile. Su destino quedó ligado al de Almagro «el Mozo» –hijo del conquistador Diego de Almagro y una india taína–, a quien apoyó en su lucha contra los pizarristas. Derrotado en la batalla de Chupas (1542), perdió la vida junto a su líder.

Gonzalo de los Nidos combatió junto a sus hermanos en la conquista del Perú, pero no se alineó con la facción almagrista, lo que lo llevó a enfrentarse en Chupas contra su propio hermano. En 1544, aparece en el listado de pasajeros con destino a las Indias por un motivo de peso: un año antes, había dado muerte a un hombre llamado García de Medina, quien intentaba violar a una mujer indígena. Tras el combate, Gonzalo lo mató.

La Audiencia de Lima declaró el homicidio como justificado, pero al tratarse de un «delito de sangre», debía regresar a la península para obtener el perdón de la familia de la víctima. De lo contrario, la justicia lo habría entregado a los deudos para que dispusieran de su destino. Gonzalo logró el perdón y regresó a Perú con documentos que acreditaban la restitución de su fortuna y bienes, embargados a raíz del proceso judicial.

Eran tiempos turbulentos en aquellas tierras lejanas. El nuevo gobernador, Pedro de la Gasca, tenía órdenes de limitar los privilegios de los conquistadores, quienes consideraban que, tras haber ganado esas tierras para la Corona, tenían derecho a actuar como tales. Estos se agruparon en torno a Gonzalo Pizarro y se sublevaron, pero fueron derrotados el 9 de abril de 1548 en la batalla de Jaquijahuana, cerca de Cuzco. Según el historiador López de Gómara, los cabecillas fueron ejecutados: Gonzalo Pizarro, su lugarteniente Francisco de Carvajal –apodado «el demonio de los Andes»– y Gonzalo de los Nidos, a quien «le sacaron la lengua por el colodrillo (cogote) por las grandes blasfemias que dijo contra su majestad imperial».

Tras la desgracia familiar, Mencía encontró un nuevo rumbo al acompañar a Pedro de Valdivia en la conquista de Chile, donde había fracasado antes Diego de Almagro el Viejo. En esta tierra recibió un solar el 5 de octubre de 1550, cuando se fundó la ciudad de La Concepción de María Purísima del Nuevo Extremo. Allí contrajo matrimonio con el capitán Cristóbal Ruiz de Rivera, regidor y alcalde de la ciudad de Valdivia, quien falleció en 1565. Más tarde, se casó con el capitán Hernando Bravo de Villalba, que murió en 1599 combatiendo contra los indígenas.

En 1554, un año después de la captura, tortura y muerte del gobernador Pedro de Valdivia a manos de los araucanos, Francisco de Villagra asumió el cargo y, en un intento de sofocar la rebelión indígena y proteger las granjas de las afueras de La Concepción, fue sorprendido por el caudillo Lautaro y derrotado en la batalla de Marihueñu, el 23 de febrero. Sin tropas suficientes para defender la ciudad, Villagra ordenó su evacuación.

Batalla entre españoles y mapuches

Batalla entre españoles y mapuches

En medio del caos y el miedo generalizado, una voz se alzó por encima de todas: la de doña Mencía. Reprochó a los hombres su cobardía y exaltó la valentía de los que habían caído antes que ellos, a quienes llamó «gente de valor sin tacha», en contraste con quienes solo pensaban en huir.

Finalmente, Villagra convenció al cabildo de que su decisión era la más prudente. A doña Mencía la sacaron de la ciudad en volandas, pero con gran respeto. Su actitud firme y valerosa quedó registrada como ejemplo de entereza y fue inmortalizada por Alonso de Ercilla en La Araucana.

Doña Mencía se estableció en Santiago de Extremadura (hoy Santiago de Chile), donde falleció en 1603 a una edad avanzada. En su testamento, dejó constancia de su deseo de ser enterrada en el convento de la Orden de la Merced de esa ciudad. Aunque sus restos se han perdido, su memoria sigue viva. En Chile es considerada una heroína, y su nombre brilla por siempre en La Araucana.

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