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Boris Johnson, primer ministro británico, y Vladimir Putin, presidente ruso

Boris Johnson, primer ministro británico, y Vladimir Putin, presidente rusoAFP

El partido de Johnson debe devolver 1.9 millones de libras en donaciones rusas, exigen los Laboristas

Mientras los Laboristas denuncian las supuestas «donaciones sospechas» al Partido Conservador, un magnate ruso explica, desde el exilio, que encañonar a los oligarcas rusos en suelo británico es inútil

La semana pasada, Reino Unido emergió como una desafortunada pieza del puzle de la OTAN contra Putin. La administración de Joe Biden había diseñado un plan de sanciones económicas dirigidas al bolsillo de Rusia, pero se topó con un obstáculo importante: grandes cantidades de dinero ruso se encuentran repartidas entre bienes y propiedades en Reino Unido, y muchos de los oligarcas que residen en Londres han ayudado al Partido Conservador con donaciones.

La oposición Laborista no tardó en criticar la inacción de los Conservadores, y pedir que devolvieran las donaciones como parte de su respuesta en la crisis de Ucrania.

En este caso, han sido David Lammy y Rachel Reeves, secretario de Estado y ministra de Hacienda «en la sombra» respectivamente (el Gobierno de Reino Unido permite a la oposición compartir parte del poder desde «la sombra», y cada cargo Conservador tiene su homólogo Laborista), quienes han firmado una carta conjunta de crítica a Johnson. En ella denuncian que «donantes que ganaron su dinero en Rusia, o tienen posibles vínculos con el régimen de Putin, han regalado 1.93 millones de libras al Partido Conservador desde que Boris Johnson obtuvo el poder en 2019. ¿Estarán los Conservadores dispuestos a devolverlo?».

Así, señalan que, en vista de las circunstancias actuales, Reino Unido podría hacer mucho más para desacreditar «el dinero ruso sospechoso». Ya es un problema en Londres: un reportaje del periódico británico The Times reveló que 100.000 propiedades en suelo británico pertenecen a entidades offshore. Por otra parte, la asociación Transparency International vinculó a más de un billón de libras en bienes con estas fortunas rusas «sospechosas».

Su admisión de estas finanzas ilícitas empieza a dañar nuestros esfuerzos diplomáticosDavid Lammy y Rachel Reeves

«Durante años, el Partido Laborista saltó las alarmas sobre la influencia del dinero sucio ruso en Londres, y la falta de acción del Gobierno Conservador», firmaron Lammy y Reeves. «Su admisión de estas finanzas ilícitas empieza a dañar nuestros esfuerzos diplomáticos», añaden, y apuntan a la advertencia de Estados Unidos de que la presencia de dinero ruso en Reino Unido pone en peligro su respuesta a la crisis de Ucrania.

Ante la acusación de que, desde 2019, los tories reciben dinero «sucio» de rusos en suelo británico, un portavoz se apresuró a defender la perspectiva Conservadora: «El Partido Conservador solo acepta donaciones de fuentes permisibles, de individuos que figuran en el registro electoral, o compañías registradas en Reino Unido. Estas donaciones se declaran transparentemente a la Comisión Electoral, que luego las publica en abierto».

¿Sanciones, o apoyo militar?

Boris Johnson pudo ignorar su propia crisis personal durante un par de días, para desarrollar la respuesta británica al asunto de los oligarcas rusos en suelo inglés. En primer lugar, llegarán, de la mano de su secretaria de Exteriores Liz Truss, sanciones económicas contra los rusos adinerados que residan en Reino Unido y colaboren con Putin. Bajo una nueva legislación, el Gobierno británico podrá sancionar a cualquier persona o entidad «de importancia económica o estratégica para el Kremlin». Podrían sufrir castigos, como la congelación de su patrimonio, o restricciones de viaje.

En segundo lugar, Boris Johnson propuso una «ley de crímenes económicos». Sugirió una reforma del registro mercantil para prevenir el fraude y abuso económico, un censo de entidades offshore, otro para agentes extranjeros, y más poderes para la Comisión Electoral. «No podemos oponernos a la agresión de Rusia en el extranjero mientras ignoramos la corrupción rusa en nuestra propia casa», sentenció el primer ministro.

Pero la iniciativa podría terminar siendo inútil. En una entrevista con la cadena Sky News, el magnate ruso exiliado, Mikhail Khodorkovsky, explicó que la única forma de «enseñar músculo» a los rusos sería incrementar la presencia militar británica en los ejércitos de la OTAN. Contó que, en realidad, a Putin no le van a quitar el sueño las sanciones contra sus oligarcas.

Es más importante suministrar armas y entrenamiento a los ucranianos. Eso demuestra a Putin que la guerra no sería un paseoMikhail Khodorkovsky, oligarca ruso exiliado

Khodorkovsky destacó las facetas de la presencia rusa en Reino Unido: «El ‘grupito’ de Putin presiona ilegalmente el sistema político inglés. Hay firmas legales que trabajan para él, en ocasiones con influencia directa sobre las entidades gubernamentales británicas. Es importante luchar contra esto, es muy peligroso para Reino Unido».

Pero los demás oligarcas, aquellos que no influyen sobre el Gobierno Conservador, no significan nada para Putin. Es más; según Khodorkovsky, el presidente ruso disfrutaría viéndolos sufrir. «En lo que concierne a Putin, [los bienes de los millonarios rusos en Reino Unido] están en territorio enemigo, y lo ve como una traición a menos que esta gente tenga influencia sobre el sistema político británico».

Por eso, «es más importante suministrar armas y entrenamiento a los ucranianos», concluyó Khodorkovsky, que, cabe mencionar, es un oligarca ruso con residencia en Londres. «Eso demuestra a Putin que la guerra no sería un paseo».

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