Craig Whitlock, autor de 'Los Papeles de Afganistán, historia secreta de la Guerra': «Los americanos nunca entendieron Afganistán»
En su libro, Whitlock revela los fracasos de la intervención de Estados Unidos en Afganistán a través de documentos y entrevistas del propio Gobierno americano
Este febrero se cumplieron seis meses desde la caída de Kabul. A finales de agosto de 2021, las tropas americanas se retiraron de Afganistán tras 20 años en guerra, y el Talibán se hizo con el poder, durante una caótica evacuación que señaló el fracaso militar de Estados Unidos. El Debate entrevistó a Craig Whitlock, autor de Los Papeles de Afganistán: Historia Secreta de la Guerra, libro de investigación que busca esclarecer la verdad sobre la gestión del Gobierno de Estados Unidos en Afganistán.
Whitlock, tres veces finalista del Premio Pulitzer, es periodista en el Washington Post . Para esta investigación, recopiló cientos de documentos desclasificados del propio Gobierno y del Pentágono, que incluyeron entrevistas y memorándums de oficiales y empleados. Reveló los fracasos del ejército estadounidense en Afganistán, y la brutal diferencia entre las declaraciones al público - optimistas, aseguraban que la guerra estaba ganada-, y los diálogos y conversaciones que sucedían en privado.
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–¿Qué le empujó a escribir el libro?
–La verdad que es mi intención inicial no era escribir un libro. Cuando empecé, en 2016, trabajaba en la sección de investigación del Washington Post, y había cubierto varias veces asuntos del Pentágono y del Ejército. De hecho, desde 2001, cubrí intermitentemente la Guerra en Afganistán. Pero Afganistán no solía llenar titulares, llevábamos demasiado tiempo en esa guerra. Al menos, hasta 2016, cuando llegaron las elecciones. Estados Unidos se debatía entre Clinton y Trump. Y como Obama prometió que sacaría a las tropas de Afganistán al final de su legislatura, muchos asumieron que ese año marcaría el final de la guerra.
Estaba claro que Obama tendría que romper su promesa. Aquel verano de 2016, recibí un soplo; Michael Flynn, célebre teniente general americano, había concedido una larga entrevista sobre la Guerra en Afganistán, con una agencia gubernamental poco conocida, la SIGAR (Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán). Mi fuente me contó que el teniente criticó mucho la gestión del ejército, y yo pensé que aquello podría ser noticia. Flynn estuvo a cargo de la inteligencia de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán durante algún tiempo, durante el punto más álgido del conflicto. Así que, como me parecía interesante que un general tan importante tuviese sus dudas sobre Afganistán, pedí a la SIGAR una copia de la entrevista.
¿Por qué seguimos diciendo que estamos ganando la guerra, cuando sabemos que no es verdad?
Al principio me dijeron que sí, porque, aunque no fuese accesible al público, tampoco era información clasificada. Pero, tras unos meses, el Gobierno bloqueó mi solicitud. No querían dármela. El Post tuvo que recurrir a un tribunal federal, y pedir al juez que obligase al Gobierno a soltar el documento. Tardamos un tiempo, pero finalmente, la conseguimos.
Leí las diez páginas de la entrevista y, efectivamente, Flynn criticaba profundamente el conflicto. Decía, «¿por qué seguimos diciendo que estamos ganando la guerra, cuando sabemos que no es verdad?». Citaba ejemplo tras ejemplo, de como era evidente que Estados Unidos estaba fracasando en Afganistán. Pero en público, las personas importantes aseguraban que la guerra estaba ganada. A mí, como periodista, me pareció muy interesante.
Entre medias, mi fuente me contó que la agencia estatal SIGAR ya había entrevistado a más de 400 personas involucradas en la guerra. Yo quise saber lo que dijeron todas ellas, ¿no? Quise comparar lo que tenían que decir en privado con lo que se estaba declarando en público. El Post tuvo que volver a los tribunales para hacerse con todas esas entrevistas.
–¿Cuánto tiempo tomó toda esta investigación?
- Empecé el proceso en 2016, pero tardamos tres años en conseguir todos los documentos a través del juzgado. Para entonces, ya estábamos en 2019, y el proyecto «Lessons Learned» (Lecciones Aprendidas) había publicado varios informes sobre la Guerra, y muchas de las entrevistas. Eran informes aburridos; no sacaron las declaraciones más polémicas ni las observaciones más importantes. Pasados esos tres años, cuando por fin nos hicimos con todos los documentos de la SIGAR, el Washington Post publicó una larga serie de artículos sobre el tema, en diciembre. La reacción del público fue fortísima; estaban enfadados con el Gobierno por esconder la verdad de la guerra, y querían saber más. Exigían saber que salió mal en Afganistán, y qué no les estaban contando.
Eso es lo que me llevó a escribir el libro. Me tomó año y medio más, y en ese margen de tiempo, pude hacerme con muchísimos documentos, y más entrevistas que nunca se publicaron. Y el libro salió, en inglés, el 31 de Agosto de 2021. Un día después de que las tropas estadounidenses abandonaran Afganistán.
–Así que, realmente, fue un reportaje que evolucionó…
–Exacto. Yo no estaba haciendo más que mi trabajo como periodista, y recibí un soplo que me dijo: «investiga esto». Y empecé a tirar del hilo, fui tirando más y más para ver hasta donde llegaba, y cada vez se hacía más grande. No podía dejar de seguir el hilo, que terminó por convertirse en este libro.
–En Estados Unidos, el libro se publicó justo después de la retirada de Afganistán. ¿Qué implicó para usted esta sincronización?
–El timing fue pura coincidencia, pero llegó en un momento crucial para que el público supiera que es lo que salió mal. Tuvimos cierta suerte, pero también sabíamos que la guerra estaba a punto de acabarse. Este sería el primer libro publicado en Estados Unidos que examinara la guerra en detalle de principio a fin, en el marco de esa pregunta tan básica: ¿Qué salió mal? ¿Contó el Gobierno toda la verdad? Un concepto muy simple de entender.
¿Cómo es posible que el ejercito más poderoso del mundo perdiera la guerra contra el Talibán?
Mucha gente se interesó mucho [por el libro] cuando vieron que Estados Unidos se marchaba precipitadamente, y el Talibán se hacía con la victoria. ¿Cómo es posible que el ejercito más poderoso del mundo perdiera la guerra contra el Talibán? Este libro es un intento de explicar qué salió mal. Y lo que es más importante: lo hace utilizando los propios documentos, secretos, del Gobierno, las declaraciones que escondieron, para contar la verdad.
–Entonces, ¿sabía que Kabul caería en agosto?
–No voy a fingir ser un listo que sabía exactamente cuándo pasaría. Pero teníamos claro que el Gobierno afgano no podría mantenerse al poder durante mucho más tiempo. Muy claro. En los últimos 10 años, el Talibán se fue haciendo fuerte gradualmente, mientras que el Gobierno afgano y su ejercito se iban debilitando. El pueblo afgano cada vez estaba más enfadado con su Gobierno, por lo corrupto que era. Y ninguno de esos factores cambiaba, a pesar del trabajo de los Americanos y sus aliados de la OTAN. Había un patrón, que dejaba claro que el Talibán retomaría el control, y el Gobierno se desintegraría.
Al Gobierno de Estados Unidos siempre le faltó una comprensión fundamental de la cultura afgana, de sus idiomas y su sociedad
Pero incluso a mi me sorprendió lo rápido que sucedió todo el verano pasado. Creo que el Gobierno de Estados Unidos pensó que tendría más tiempo, algunas semanas para retirarse del país, y que el Gobierno de Afganistán lograría mantener al Talibán bajo control un par de meses más. No anticiparon que sucedería tan deprisa.
Con eso dicho, creo que uno de los temas principales de mi libro es que los americanos nunca entendieron Afganistán. Incluso a pesar de luchar allí durante 20 años, de mandar a tantas personas y gastar tanto dinero. Opino que al Gobierno de Estados Unidos siempre le faltó una comprensión fundamental de la cultura afgana, de sus idiomas y su sociedad, así que tal vez no debería sorprendernos no haber visto venir nada de esto.
–En el libro, señala la ignorancia como uno de los factores principales del fracaso.
–Bueno, es un factor inmenso, ¿verdad? En 2001, cuando empezó la Guerra, los americanos no sabían nada de Afganistán. No teníamos ninguna conexión allí. Ni siquiera había una embajada americana en Kabul. No era un país del que se esperara que los estadounidenses supieran mucho. Pero de repente, y por culpa de los ataques terroristas del 11 de septiembre, los americanos empezaron a prestar atención a Afganistán, a al-Qaeda, y a Osama bin-Laden. Por eso, al principio, muy pocos estadounidenses hablaban la lengua, o sabían siquiera algo del país. Pero lo que es imperdonable, es que después de 20 años, siguiéramos sin entender Afganistán. Y a mí me cuesta mucho entender como pudimos dejar que eso sucediese.
Como explica el libro, enviábamos a nuestras tropas a Afganistán en periodos de nueve a doce meses. Luego volvían, y mandábamos una nueva remesa de soldados, que aprendían exactamente las mismas lecciones, para después volver a casa. Así que entiendo que no tuvieran mucho tiempo para estudiar la lengua. Pero ni nuestros diplomáticos ni nuestros embajadores aprendieron el idioma tampoco. Y, como sabes, seguíamos pensando que la guerra acabaría pronto, que no estaríamos allí mucho tiempo más, pero seguía alargándose.
Por eso, no teníamos el compromiso a largo plazo de entender Afganistán. Y a lo largo de los años, repetimos los mismos errores, una y otra vez. Desde aquí, consideramos la historia completa y pensamos, ¿Cómo pudo pasar? Pero pasó.