Guerra Rusia-Ucrania
Así sería una guerra nuclear entre Rusia y la OTAN según la Universidad de Princeton
La invasión rusa de Ucrania ha resucitado los temores a una guerra nuclear a gran escala entre Rusia y la OTAN. El presidente ruso, Vladimir Putin, ha alimentado esos temores al poner en alerta a las «fuerzas de disuasión» rusas, que incluyen el armamento nuclear. El presidente ruso justificó esta medida en las «declaraciones agresivas de la OTAN contra Rusia».
En caso de que se produjera una guerra nuclear entre Rusia y la OTAN, ¿cómo se produciría y qué consecuencias tendría?
Un informe del año 2019 elaborado por el departamento de Ciencia y Seguridad Global de la Universidad de Princeton, titulado Plan A, ofrece una simulación que muestra cómo Rusia y la OTAN se destruyen mutuamente en una guerra nuclear en la que Europa queda arrasada como daño colateral del enfrentamiento entre ambas potencias.
Se trata de una simulación de cómo sería un conflicto entre Rusia y la OTAN si una guerra convencional se convirtiera una guerra nuclear total. Según aclaran los responsables de la Universidad de Princeton, «la simulación está basada en posiciones de fuerzas militares reales».
La simulación comienza con una guerra convencional en la que, con la intención de frenar a las fuerzas de la OTAN, Rusia lanza un ataque nuclear desde las cercanías de la ciudad rusa de Kaliningrado, un enclave en el báltico entre Lituania y Polonia. Como represalia, la OTAN responde con otro ataque nuclear.
Guerra nuclear táctica
Tras ese primer intercambio de ataques nucleares, la guerra se intensifica y se convierte en una «guerra nuclear táctica» en territorio europeo. Rusia lanza 300 ojivas nucleares desde aviones y por medio de misiles de corto alcance para destruir las bases de la OTAN, mientras avanzan las tropas terrestres.
A su vez, la OTAN responde con cerca de 180 cabezas nucleares lanzadas desde aviones. El resultado: 2,6 millones de afectados en las primeras tres horas tras el ataque.
Este ataque nuclear a gran escala causa la destrucción total de Europa. A continuación, la Alianza Atlántica activa un nuevo ataque nuclear estratégico contra Rusia, esta vez con 600 ojivas nucleares lanzadas con misiles terrestres y desde submarinos estadounidenses. El objetivo es neutralizar la capacidad nuclear rusa.
Rusia, antes de perder su armamento nuclear, procede a activar la respuesta con múltiples lanzamientos efectuados desde silos, vehículos terrestres y submarinos. Resultado: 3,4 millones de damnificados en los primeros 45 minutos después del ataque.
La guerra nuclear continúa. La siguiente fase del hipotético enfrentamiento nuclear entre Rusia y la OTAN buscaría frustrar cualquier posible recuperación del rival. Con ese objetivo, cada parte apuntaría de 5 a 10 cabezas nucleares contra 30 ciudades del bloque contrario. Consecuencia del ataque: 85,3 millones de afectados en los primeros 45 minutos.
Al finalizar la guerra, las explosiones nucleares habrán dejado 91,5 millones de afectados: 34,1 millones de muertos y 57,4 millones de heridos. Sin embargo, en el informe se insiste en que «los muertos por la lluvia radiactiva y otros efectos a largo plazo aumentarían de forma significativa la estimación de víctimas».