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El presidente ruso, Vladimir Putin

El presidente ruso, Vladimir PutinGTRES

Día 30 de la guerra en Ucrania

Rusia sugiere un repliegue parcial de sus tropas y anuncia que se centrarán en el Donbás

Serguéi Rudskói, jefe del Estado mayor adjunto de las Fuerzas Armadas, da por finalizada «la primera etapa» de la invasión a Ucrania

Rusia frena y da un paso atrás. Al menos es lo que se deduce del sorpresivo comunicado de Serguéi Rudskói, jefe del Estado mayor adjunto de las Fuerzas Armadas. Rudskói anunció que el ejército daba por finalizada la «primera etapa» de una invasión a la que se refiere, desde el primer día, con el eufemismo de «Operación especial» y centrará sus esfuerzos en la región separatista del Donbás.

Rudskói no dejó espacio para la duda, pero sí para las interpretaciones: «Los principales objetivos de la primera fase de la operación fueron alcanzados. La capacidad de combate de las fuerzas ucranianas fueron reducidas de manera significativa», aseguró. Dicho esto, añadió que Rusia va a «concentrar los principales esfuerzos» en la «liberación» del Donbás, al este de Ucrania. El término retirada o repliegue no lo usó.

En rigor, desde el 2014, esa región está prácticamente bajo control de los separatistas pro rusos y fue la que sirvió de coartada a Vladimir Putin para invadir Ucrania. La Duma reconoció la independencia de las 'repúblicas' de Lugansk y Donetsk en víspera del inicio de la invasión, la madrugada del 24 de febrero. Según el Kremlin, en esta región se estaba cometiendo un «genocidio» y había que «desnazificar» el territorio.

Al cumplirse un mes de los combates Rusia reconoció, además, tener 1.351 bajas entre sus filas y 3.825 heridos. El anterior balance oficial de Moscú, del 2 de marzo, admitía 498 caídos en combate, cifra multiplicada por varios dígitos por el Gobierno de Ucrania.

La decisión o el anunció de Rusia de centrarse en el Donbás se produce en un contexto político, militar, económico y financiero adverso para Moscú. El proyecto de Putin de entrar a saco y conseguir resultados rápidos en Ucrania con una resistencia fácil de vencer fracasó. Tampoco esperaba el Kremlin que la Unión Europea y la OTAN hicieran un frente común sólido y sin fisuras notables.

La cadena de sanciones a Vladimir Putin, su círculo más estrecho, la cúpula militar y al sistema de comercio y bancario hicieron mella en una economía en declive y un país prácticamente aislado del resto del mundo. La excepción, con matices, la puso en este tiempo China que desempeñó un papel ambiguo, aunque funcional a Moscú. Xi Jinping nunca condenó a Putin, pero esta misma semana rechazó de plano la expulsión de la reunión del G20 de Rusia, sugerida por Estados Unidos.

En un difícil juego de equilibrios la OTAN, se declaró al margen del conflicto bélico, pero lo cierto es que ha estado suministrando material militar defensivo y desplegó una cascada de medidas enfocadas a armar y proteger Ucrania. La unión pétrea de la Alianza Atlántica se escenificó ayer con la llegada de Joe Biden a Bruselas y su visita hoy a las tropas desplazadas en la base militar que han instalado en la ciudad Rzeszów, a unos 80 kilómetros de la frontera de Polonia.

El general Rudskói, pese al anuncio de algo parecido a un repliegue, rebajó las expectativas al matizar que «no se puede descartar» que el Ejército insista en algún momento en la toma de Kiev, Járkov o Mikolaiv y calificó de «grave error» la entrega de armas a Ucrania por parte de los países occidentales. «Esto -destacó- prolonga el conflicto, aumenta el número de víctimas y no va a tener ninguna influencia en el resultado de la operación».

Sus palabras se podrían interpretar como que este aparente repliegue podría no ser más que una estrategia para recuperarse y volver más adelante a tomar posiciones. Diferentes informes de servicios de inteligencia internacionales advertían que sus tropas se encontraban, en determinadas zonas, en situación calamitosa, sin posibilidad de avituallamiento, frenadas y con escasez de combustible. Este último extremo quedó reflejado en las conversaciones de teléfono interceptadas entre las unidades rusas donde algunos oficiales hasta sollozaban por su situación.

En paralelo a estas declaraciones de retirada parcial, Mijaíl Mizintsev, director del Centro Nacional de Gestión de la Defensa de Rusia anunció que el país acogió a 419.736 refugiados de Ucrania desde el 24 de febrero. Lo que se olvidó de mencionar el funcionario de Putin es que Moscú forzó ese destino en los corredores humanitarios que, sistemáticamente, violó pese a los acuerdos de alto el fuego logrado en las diferentes rondas de negociación que se han realizado. Dicho de otro modo, muchos de los que huían de las bombas solo tenían el camino despejado para llegar a Rusia.

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