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Jeffrey Donaldson, líder Partido Unionista Irlanda del Norte

Simpatizantes unionistas junto a Jeffrey Donaldson (tercero de izquierda a derecha) líder del Partido Unionista Irlanda del NortePaul Faith / AFP

El Partido Unionista de Irlanda del Norte reconoce su derrota ante el nacionalista Sinn Féin

El nacionalismo logró un histórico triunfo, haciendo hincapié en temas sociales y económicos, y dejando en segundo plano su intención de reunificar la isla

El líder del Partido Unionista norirlandés reconoció este sábado que los republicanos del Sinn Fein obtendrían con toda probabilidad la mayoría en la asamblea regional de la provincia británica de Irlanda del Norte, al cabo de unas históricas elecciones.

«Ciertamente pareciera que el Sinn Fein esta emergiendo como el primer partido» norirlandés, dijo el líder del Democratic Unionist Party (DUP), Jeffrey Donaldson según recoge la agencia Afp.

En tanto, la líder del partido republicano Sinn Fein, Michelle O'Neill, aseguró que Irlanda del Norte inaugurará una «nueva era» con la probable victoria de su formación frente a los unionistas en las elecciones del parlamento de esa provincia británica.

«Este es un momento decisivo para nuestra política y nuestro pueblo», dijo O'Neill desde el centro de escrutinio. «Aportaré un liderazgo de inclusión, que celebre la diversidad y garantice los derechos y la igualdad para quienes fueron excluidos, discriminados o ignorados en el pasado», añadió.

O'Neill -hija de un excombatiente del IRA- presentará tras estos comicios su candidatura al puesto de ministra principal del Ejecutivo de poder compartido con los unionistas, un cargo nunca antes ocupado por un político nacionalista con gran importancia simbólica.

Una fórmula para gobernar toda Irlanda

Desde hace unos años, Sinn Fein hace más hincapié en temas relacionados con la sanidad, la educación, la vivienda o la economía en general -el punto débil de su ex líder Gerry Adams-, al tiempo que deja en un segundo plano, con intención calculada, la llamada «cuestión constitucional», es decir, la reunificación de la isla.

Así ha logrado O'Neill mantener el apoyo de sus bases en el norte y ampliar su atractivo a los que están hartos de las habituales crisis de gobierno y más preocupados por el coste de la vida o el impacto del Brexit, rechazado por la mayoría de los norirlandeses en la consulta de 2016.

Los republicanos saben que no habrá un plebiscito constitucional a corto plazo. Su convocatoria depende del Gobierno británico, que entiende que aún no se dan las circunstancias demográficas o políticas para ello, lo cual está respaldado por las encuestas.

También debería celebrarse en la República de Irlanda, según establece el acuerdo de paz de Viernes Santo (1998), y aunque la mayoría de los irlandeses votaría a favor de la reunificación con el corazón, el bolsillo les dice que sería un proceso tormentoso y muy costoso.

El Sinn Féin, no obstante, ve su victoria en Irlanda del Norte como un primer paso y dice que presionará para que Londres y Dublín comiencen a «planificar de manera estructurada» un referéndum, según explicó a Efe su ministro de Finanzas en el anterior Gobierno, Conor Murphy.

Les espera un largo trabajo, quizá imposible, de relaciones públicas para persuadir a, al menos, el 51 % del electorado y para «preparar el camino de manera opuesta» a como lo hizo Londres con la consulta del Brexit «en Gran Bretaña», cuando la «ciudadanía votó sin saber qué votaba», recordó Murphy.

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