Los «camiones pantalla» que circulan por Mariúpol cargados de propaganda rusa
Los vehículos muestran canales de noticias estatales rusos, y tertulias políticas entre partidarios de la invasión
Distopía en Mariúpol. Tras hacerse con la ciudad a finales de mayo, Moscú cambió el bombardeo constante de artillería por uno de propaganda. Hoy, circulan por la ciudad «camiones pantalla» que retransmiten sin cese imágenes de la televisión rusa.
En los puntos de ayuda humanitaria de Mariúpol, las autoridades rusas desplegaron estos vehículos que ahora llaman «complejos de información móviles». Se trata de furgonetas en cuyo flanco proyectan segmentos de noticias estatales, y tertulias políticas protagonizadas por partidarios de la invasión.
En Mariúpol no hay electricidad desde hace tres meses. Sus residentes se encuentran en un «vacío informativo» que Rusia pretende llenar con su propaganda. «La práctica de, ‘no hay nada de comer, aliméntalos con mentiras’, está ganando fuerza», denunció Petro Andryushenko, asesor del alcalde ucraniano de Mariúpol.
Estos «camiones pantalla» son la última innovación del Ministerio Ruso de Situaciones de Emergencia. Las autoridades rusas invasoras afirmaron que estas furgonetas se utilizarán para informar a los ciudadanos sobre emergencias y desastres naturales, pero, en realidad, se utilizan para la guerra de información en los territorios ocupados.
Tras las pantallas que retransmiten imágenes de la televisión habitual de Rusia, existe una ciudad que aún carece de electricidad y suministros alimenticios suficientes, y está completamente en ruinas. Una de las furgonetas aparcó junto a las ruinas del teatro destruido, donde cientos de civiles murieron en un ataque aéreo.
A principios de abril, el alcalde de Mariúpol informó de que el 90 % de la infraestructura de la ciudad fue destruida por los ataques aéreos de Rusia, y un 40 % será imposible de restaurar. Las estimaciones de las autoridades ucranianas sitúan la cifra de muertos en 30.000. Según los testimonios, hay cadáveres sin enterrar esparcidos por las calles.
Sin embargo, a través de los «complejos de información móvil», los residentes de Mariúpol escuchan hablar de «mejoras» ahora que la ciudad está bajo control ruso, y de los «crímenes del ejército ucraniano».
También se retransmiten grabaciones de prisioneros de guerra ucranianos, capturados por las fuerzas rusas, que declaran estar «contentos».
Esta iniciativa tan orwelliana forma parte del plan de Moscú para rusificar Mariúpol. Los invasores ya han instalado triunfantes monumentos soviéticos a lo largo de la ciudad, y en los colegios, los niños ucranianos son obligados a aprender ruso. Además, sus vacaciones de verano serán más cortas, a causa de la imposición de un «currículo ruso» que deben saberse antes de empezar las clases en septiembre.
Por su parte, el presidente Vladimir Putin firmó una ley que agiliza las solicitudes de nacionalidad rusas desde Mariúpol, y las regiones de Jersón y Zaporiziya, en una decisión que los críticos denominan «pasaportización», es decir: una forma más de anexionar los territorios al llenarlos de ciudadanos prácticamente rusos.