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Imagen del hundimiento del crucero ruso misilístico Moskva

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105 días de guerra en Ucrania

El Kremlin amenaza a las familias de los marineros muertos en el hundimiento del Moskva

El enfado de los familiares de los marineros y soldados rusos muertos en el crucero Moskva aumenta ante la imposición del silencio por parte del Kremlin

Tiempo de silencio para las sufridas familias de los marineros y soldados rusos muertos en la guerra de Ucrania.

En particular, para las familias de la tripulación del crucero Moskva, hundido en aguas del Mar Negro el pasado mes de abril después de sufrir el impacto de dos misiles Neptune lanzados desde la costa de Odesa por el ejército ucraniano.

Muchas familias ni siquiera tienen noticias de sus familiares, no han recibido notificación oficial de su muerte y no saben si sus seres queridos reposan en el lecho marino, si su cuerpo se custodia en alguna morgue o si están ingresados en algún hospital militar.

Otros sí han recibido el cuerpo del familiar fallecido, pero no pueden alzar la voz para protestar por las insidiosas circunstancias en que se produjo la muerte.

Según informan los servicios de inteligencia ucranianos, el Kremlin obliga a las familias a guardar silencio, a llevar con discreción la muerte de sus familiares y no hablar con nadie sobre el asunto, mucho menos hacer declaraciones a los medios de comunicación.

En su informe, difundido en Telegram y en redes sociales, los servicios de inteligencia ucranianos señalan que «la tensión entre los familiares de los rusos muertos en el crucero Moskva está aumentando».

El Kremlin ha impuesto el silencio a las familias con la amenaza de que, si se van de la lengua, podrían perder la compensación económica por el fallecimiento de sus seres queridos o, incluso, hacer frente a un juicio penal.

Ante el temor de que, a pesar de las amenazas, las desesperadas familias hablen igualmente, Moscú ha movilizado a un grupo de psicólogos, médicos y abogados para tratar de mejorar «la difícil situación psicológica de las familias de la tripulación del antiguo buque insignia de la Flota del Mar Negro».

El objetivo principal, señala el informe, «es evitar la filtración de información sobre los ocupantes muertos y desaparecidos».

Este equipo de profesionales «fletado» por el Kremlin «intenta persuadir a los familiares que no hablen con nadie sobre sus hijos y esposos que sirvieron en el crucero».

Estas medidas coercitivas no solo no han logrado su objetivo disuasorio, sino que han aumentado el malestar de las familias.

Ese malestar se puso de relieve durante una reunión organizada en Sebastopol entre el comandante de la Flota del Mar Negro y los familiares de los marineros muertos.

El edificio donde se iba a celebrar la reunión, una residencia de oficiales de la Armada rusa, contó con un dispositivo policial especial para recibir a las familias.

El propio comandante se presentó al encuentro rodeado de miembros de las fuerzas especiales. Más que con familiares de militares caídos en combate, el comandante parecía que iba a reunirse con tropas enemigas en territorio hostil.

Indignadas, la mayoría de las familias optó por darse la vuelta y dar plantón, a modo de protesta, al mando de la Flota.

La propaganda y las mentiras de Moscú sobre el Moskva han sido constantes desde que se produjo su hundimiento.

Rusia no ha reconocido que el crucero lanzamisiles se hundió por el impacto de misiles enemigos y siempre defendió que el buque de guerra naufragó por un incendio espontáneo desatado en sus bodegas.

La Flota del Mar Negro sólo reconoció, por el momento, la muerte de 27 miembros de la tripulación.

Sin embargo, el ejército ucraniano afirma que el crucero contaba con una tripulación embarcada de 510 marineros y soldados en el momento del hundimiento, de los cuales sólo se salvaron 58, casi todos heridos con quemaduras y amputaciones.

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