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Manifestantes del sindicato ferroviario RMT, reunidos en la estación de Lime Street, en Liverpool.

Manifestantes del sindicato ferroviario RMT, reunidos en la estación de Lime Street, en Liverpool.Twitter / @MickWhitleyMP

Reino Unido se paraliza por las mayor huelga ferroviaria de los últimos 30 años

El personal de la red de trenes británica pretende defender el empleo y los salarios ante una inflación galopante.

La estación de Euston, en Londres, suele ser de las más concurridas, pero actualmente se encuentra casi desierta. Solo se ven piquetes, colocados por los miembros del sindicato RMT. Más de 50.000 miembros del personal ferroviario de Reino Unido están en huelga, la mayor de los últimos 30 años.

«Gran Bretaña ha vuelto a los viejos tiempos», denunció el secretario de transporte, Grant Schanpps. El país entero está en pausa desde hace tres días, por esta huelga que pretende defender el empleo y los salarios ante una inflación galopante.

Tan solo una quinta parte de todos los trenes británicos está en funcionamiento. La mitad de las líneas han cerrado, y la red ferroviaria en su totalidad cerrará a las 6:30 de la tarde, lo que provocará un caos para los viajeros. Sin embargo, y de acuerdo con un reportaje de la agencia AFP, la mayoría de los transeúntes londinenses simpatiza con las quejas de los trabajadores ferroviarios.

«Tengo que viajar por todo el país por mi trabajo. Así que hoy debo ir a Leeds. No hay tantos trenes como de costumbre, pero me las arreglé para llegar», dijo a la agencia Jim Stevens, un fotógrafo comercial de 40 años.

Sorprendido por la tranquilidad de la estación, consideró que la gente había seguido el consejo de TfL, el operador de transporte público de Londres, y se había quedado teletrabajando desde casa, «o bien se había subido a la bicicleta», al coche o al autobús, aunque estos últimos iban tan abarrotados que muchos no admitían pasajeros en algunas paradas.

Tamasine Hebaut, también de 40 años y secretaria médica, salió de casa una hora antes de lo habitual. Llegó a la estación de King's Cross y desde allí se preguntaba cómo llegar al barrio londinense de Battersea, en la orilla sur del Támesis.

«Tal vez vaya a pie. Tengo que ir a trabajar, porque soy sanitaria», explicaba.

Tras el fracaso de las negociaciones de última hora, trabajadores y patronal se mantenían firmes en sus posiciones el martes.

Pero Shapps denunció la huelga como «innecesaria». «Vamos a tener que hacer estas reformas pase lo que pase», dijo.

El sindicato RMT advirtió a principios de junio que más de 50.000 trabajadores ferroviarios harían huelga «en el mayor conflicto sectorial desde 1989», momento de las grandes privatizaciones de los ferrocarriles británicos, exigiendo aumentos salariales acordes con la creciente inflación.

«Desorden creado por el gobierno»

Además de los salarios, RMT denuncia el deterioro de las condiciones de trabajo y los «miles de despidos» previstos por la miríada de empresas privadas que ahora componen el sector ferroviario británico.

Shapps, que no participa oficialmente en la negociación ya que el Gobierno no gestiona los ferrocarriles, aseguró sin embargo que hay una oferta salarial «sobre la mesa» -insuficiente para RMT- y que «la supresiones de empleo son en gran medida voluntarias».

El ministro afirmó también que en el futuro estudiará como «proteger» a los usuarios del transporte público, imponiendo un «servicio mínimo» o la sustitución de los huelguistas por trabajadores temporales.

El secretario general de RMT, Mike Lynch, replicó que «este desorden ha sido creado por Grant Shapps y la política del gobierno».

Para los británicos, esto se sumará al caos de las últimas semanas en los aeropuertos, marcado por las largas colas y los cientos de cancelaciones de vuelos, dado que el sector aéreo no logra contratar suficiente personal ante el aumento de la demanda tras el levantamiento de las restricciones sanitarias.

La huelga también amenaza con perturbar grandes eventos deportivos y culturales, como el festival de música de Glastonbury, en el suroeste de Inglaterra, un concierto de los Rolling Stones en Londres el sábado y los exámenes finales de algunos estudiantes de secundaria.

El gobierno afirma que los sindicatos se están disparando en el pie en un momento en que la industria ferroviaria, que recibió 16.000 millones de libras (casi 20.000 millones de dólares) en ayudas durante la pandemia, puede sufrir una disminución a largo plazo del número de pasajeros a medida que se afianza el teletrabajo.

Pero en un contexto de inflación histórica, del 11% previsto en octubre, la huelga amenaza con extenderse a otros sectores, como la educación, la sanidad y los correos. Los abogados penalistas ya votaron a favor de una huelga a partir de la próxima semana.

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