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Manifestaciones piden el cese a la persecución de los musulmanes uigures, foto de archivo

Foto de archivo de una manifestación en la que se pide el cese a la persecución de los musulmanes uiguresAFP

¿Genocidio en China? Un crimen difícil de probar por la ONU

Este crimen no se basa únicamente en los actos, sino que también es crucial la intención de eliminar un colectivo

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos detalló en un informe indicios de la comisión de crímenes contra la humanidad en la región china de Xinjiang, pero evitó calificarlo de genocidio, un crimen internacional especialmente difícil de probar.

Este crimen no se basa únicamente en los actos, sino que también es crucial la intención de eliminar un colectivo.

Esto es verdaderamente difícil de demostrar cuando el acceso a Xinjiang es limitadoNikita WhiteAmnistía Internacional Australia

Nikita White, de Amnistía Internacional en Australia, señala esta dificultad en una entrevista a la Afp que las conclusiones del informe publicado por el Alto Comisionado «son muy sólidas y muy serias», pero «para alcanzar la acusación de genocidio, la ONU debe probar la intención».

Crimen contra la humanidad

Publicado minutos antes de que finalizara el mandato de la chilena Michelle Bachelet, el informe de 48 páginas documenta toda una serie de graves violaciones de los derechos humanos de los uigures y otras minorías musulmanas de esta región en el oeste de China.

El documento considera «creíbles» las acusaciones de tortura y apunta que «la amplitud de la detención arbitraria y discriminadora de miembros uigures y de otros grupos de mayoría musulmana (...) pueden constituir crímenes internacionales, en particular crímenes contra la humanidad».

Pero el informe no menciona en ningún momento la palabra genocidio, algo que las autoridades chinas no han dudado en resaltar. En cambio, Estados Unidos y asambleas legislativas de varios países occidentales acusan a Pekín de genocidio.

«Este informe refuerza y reafirma nuestra grave preocupación por el genocidio y los crímenes de lesa humanidad» en Xinjiang, dijo el jueves el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken.

«No llevamos a cabo ningún juicio nosotros mismos sobre esta cuestión específica», dijo a Afp la portavoz del Alto Comisionado, Ravina Shamdasani. «Las informaciones disponibles evaluadas según nuestras propias normas no nos permiten hacerlo por ahora», añadió.

La intención cuenta

La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, adoptada tras la Segunda Guerra Mundial, tipificó por primera vez este crimen.

Se trata del primer tratado relativo a los derechos humanos adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948. Define el genocidio como los actos «cometidos con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso».

Esto incluye el asesinato de miembros del grupo, pero también imponer medidas para evitar los nacimientos, el traslado forzoso de niños a otros grupos, la «lesión grave a la integridad física o mental» o el «sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial».

Pero esta definición implica también la intención, que «es el elemento más difícil a determinar», según una ficha de información de la ONU sobre la convención.

La destrucción cultural no basta. «Es la intención especial, o dolus specialis, lo que hace que el delito de genocidio sea único», señala el documento.

Cambio de la población

Aunque no hace referencia al genocidio, el informe emplea estadísticas oficiales chinas para documentar el cambio en la población de Xinjiang.

En inferioridad numérica de más de diez contra uno en 1953, la etnia china está ahora casi en paridad con los uigures, en gran parte por la migración desde el este de China hacia el oeste, normalmente incentivada por el Gobierno.

El informe también indica la «inhabitual y brutal» reducción a la mitad de la tasa de natalidad en la región, especialmente entre los uigures.

También destaca el «incremento inhabitualmente fuerte» de la tasa de esterilización en la región, que es más de siete veces superior a la media en China.

«Hay indicaciones creíbles de violaciones de los derechos reproductivos a través de la aplicación coercitiva de políticas de planificación familiar desde 2017», afirma el texto de la ONU.

Riesgo de genocidio

La Oficina de Naciones Unidas para la Prevención del Genocidio, con sede en Nueva York, evalúa si existe un riesgo de genocidio y busca los métodos para tratar de prevenirlo.

La ONG Proyecto de Derechos Humanos Uigur pide que la oficina proceda a una evaluación inmediata de los riesgos.

«Aunque no habla de genocidio, creo que los grupos uigures o investigadores llamarían a esto un genocidio», declaró a la Afp respecto al informe Peter Irwin, de esta oenegé.

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