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Imagen de archivo de una caja de pastillas de yihoduro

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Ataque nuclear

Pastillas de yodo: ¿protegen realmente de un ataque nuclear?

Rumanía y Polonia son algunos de los países que ya han comenzado a repartir entre la población pastillas de yodo ante un posible desastre nuclear en Ucrania

La amenaza nuclear se cierne sobre Europa. Hace unos días se conocía la noticia de que el submarino nuclear ruso Belgorod se estaba moviendo por aguas de ártico, y los servicios de inteligencia occidentales advirtieron de que podría preparar un ensayo del arma Poseidón bajo el mar de Kara, un híbrido entre dron submarino y torpedo con capacidad de portar una ojiva nuclear de dos megatones. Ayer salieron a la luz unas imágenes de la llegada a la frontera con ucrania del llamado «tren militar nuclear», en el que se podría estar transportando munición nuclear rusa.

El miedo a un ataque nuclear a Ucrania o un accidente crece, pero no es nuevo. Ya en agosto de este año el ministro de Sanidad de Rumanía, Alexandru Rafila pidió a la población menor de 40 años que se aprovisionara «lo más rápido posible» de pastillas de yodo ante un posible desastre nuclear en la central de Zaporiya.

Del mismo modo, en el mes de septiembre, el Ministerio del Interior de Polonia hizo entrega de pastillas de yodo a todos los bomberos profesionales del país como medida de prevención ante el peligro que supone un accidente nuclear

Pero, ¿para qué sirven exactamente estas pastillas? ¿Protegen realmente de un ataque nuclear?

Pastillas de yodo

Según se explica en la Guía Técnica de Protección Civil sobre el uso de yoduro de potasio en caso de emergencia, cuando se produce un accidente nuclear, el yodo radioactivo es una de las principales materias liberadas en el medio ambiente. Este emite rayos gamma y beta que pueden producir irradiación por contaminación interna de la glándula tiroides, en caso de inhalación de aire contaminado o de ingestión de alimentos o agua contaminados.

Las pastillas de yodo sirven para prevenir la absorción, a través de la tiroides, de yodo radioactivo, básicamente no dejando espacio para ello. Ayudan a eliminar esta sustancia y reducen el riesgo de contraer cáncer de tiroides.

En caso de exposición radioactiva por accidente de una central nuclear o nuble de partículas, se haría entrega a la población de pastillas de yodo de entre 65 mg y 130 mg, dosis muy superiores a las que podemos encontrar en farmacias, las cuales se administran como complemento nutricional o para evitar malformaciones o hipotiroidismo y son de 0,1 o 0,3 mg. Estas pastillas de dosis máximas pueden ser útiles dentro de las primeras 6 horas después de la inhalación o ingesta de yodo radioactivo.

Poco que hacer ante un ataque nuclear

Con todo, si lanzaran sobre nosotros una bomba nuclear como la Bomba del Zar, una bomba de fusión de 8 metros de largo y 27 toneladas que hizo explosión con una potencia de 50 megatones el 30 de octubre de 1961, poco tendríamos que hacer.

Si una bomba de este calibre cayera sobre Madrid, arrasaría prácticamente toda la comunidad y llegaría incluso a ciertas zonas de las provincias de Toledo y Guadalajara.

En el caso de que estallara en la superficie terrestre se estima que la bola de fuego generada, 10.000 veces más caliente que la superficie del Sol, arrasaría un total de 113,31 kilómetros cuadrados y el calor se extendería por 8.289,25 kilómetros cuadrados.

La radiación, afectaría a un radio total de 80,23 kilómetros cuadrados. Aquellas personas que se encontraran dentro de ese área absorberían unos 500 rem de radiación, por lo que sufriría una grave intoxicación que provocaría la muerte a las pocas horas o semanas.

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