Reino Unido
Lady Susan Hussey: ¿se afinca el 'wokismo' en Buckingham?
El abrupto cese de lady Susan Hussey indica que la Casa Real opta por no disgustar a los nuevos vientos inquisitoriales
A nuevo reinado, nuevo ambiente. Y una primera víctima: lady Susan Hussey, la decana de las damas de honor de la anterior reina, Isabel II, a quien sirvió fiel e ininterrumpidamente desde 1960, cuando se incorporó a la Royal Household para ayudar a tratar la abundante correspondencia recibida con motivo del nacimiento del príncipe Andrés.
Un largo recorrido merecidamente recompensado en 2013 con la Gran Cruz de la Orden Real de Victoria, GCVO en sus habituales siglas, honor concedido a quienes destacan por su servicio a la Corona.
Y, sobre todo, ejerciendo de «madre de sustitución» del entonces Príncipe Carlos. Así describe Sarah Bradford a Hussey en su biografía de la anterior Reina. En ella solventó el actual Rey sus carencias emocionales por las prolongadas ausencias. Es más, la historiadora añade que la dama de honor también hizo las veces de «puente entre generaciones», pues su edad –hoy tiene 83 años– es intermedia entre la de Isabel II y la de Carlos III.
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El nuevo soberano correspondió a las reiteradas atenciones de Hussey hacia él eligiéndola como una de las madrinas de bautizo del Príncipe Guillermo, junto al antiguo Rey Constantino de los Helenos, entre otros.
Toda esta irreprochable combinación de hoja de servicios y de vínculos de sincero afecto se ha desmoronado por la indiscreción de una activista de color, Ngozi Fulani –nacida y criada en Gran Bretaña– a quien Hussey preguntó en el transcurso de una recepción en el palacio de Buckingham y con una insistencia algo desafortunada, acerca de sus orígenes familiares.
Los orígenes
Porque, aunque nacida británica –y lo es con los mismos derechos que si sus padres hubieran sido de Sheffield de toda la vida–, resulta evidente que sus orígenes no lo son. Esa era la única curiosidad de Hussey. Bien es cierto que podría haber dejado de preguntar, o bien formular su pregunta de otra forma.
Pero la aludida se lo tomó como una ofensa y le faltó tiempo para tuitear que un miembro de la Real Casa le había inquirido sobre su procedencia. Indiscretamente reprodujo el diálogo y dio las iniciales SH, a sabiendas de que los vientos mediáticos, de tipo wokista, soplan a su favor.
La Casa del Rey Carlos
La Casa del Rey Carlos, con el inestimable apoyo del nuevo Príncipe de Gales, siguió la corriente y tildó las palabras de Hussey de inaceptables. Pero, se preguntaba Petronella Wyatt, por otra parte examante de Boris Johnson, en un artículo en The Spectator,: «¿Qué es más 'inaceptable'? ¿Condenar y despedir públicamente a una persona de 83 años por mostrar curiosidad acerca de los orígenes de alguien? ¿O por despedir a una leal y canosa sirviente con tan cruel premura, sin ni siquiera el beneficio de un día de gracia? Me inclino por lo segundo».
La Corte de Carlos III
Parece que en la Corte de Carlos III hay prisas y afán por no decepcionar a los inquisidores posmodernos. Ya apuntó maneras el Príncipe de Gales en 2016, siendo aún Duque de Cambridge, al posar para la portada de Attitude, una publicación de temática homosexual, declarando en páginas interiores que «nadie debería sentirse intimidado por su orientación sexual o cualquier otra razón».
Una deferencia que el heredero de la Corona de San Eduardo no ha tenido con otros intimidados, como aquellos cristianos británicos –son un buen puñado– que se ha enfrentado a multas y hasta condenas judiciales por ejercer su libertad de expresión defendiendo el modelo tradicional de familia; o a cualquier otra persona discriminada por motivos distintos a los raciales o sexuales.
El futuro de la Corona
Es normal y legítimo que la Corona asuma y acepte las fulgurantes evoluciones de una sociedad británica cada vez menos cristiana, tal y como lo corrobora un informe publicado en fechas muy recientes, y también étnicamente más diversa. La Corona se juega su futuro en su capacidad de adaptación.
Pero ese inevitable realismo no es óbice para una reivindicación desacomplejada de las raíces cristianas del país: es lo que hacía Isabel II en sus mensajes navideños y en las demás manifestaciones públicas de su fe cristiana.
Los inquisidores posmodernos también pusieron pegas cuando la Reina innovó en 2017 al nombrar por primera vez ayudante de Campo a un oficial de color, el teniente coronel de Caballería Nana Kofi Twumasi-Ankrah
Mas los inquisidores posmodernos también pusieron pegas cuando la Reina innovó en 2017 al nombrar por primera vez ayudante de Campo a un oficial de color, el teniente coronel de Caballería Nana Kofi Twumasi-Ankrah. El reproche, esta vez, fue por la tardanza en hacerlo.
Otra de las características de Isabel II era su actitud impertérrita ante los chaparrones mediáticos; y su capacidad para proteger a los suyos ante los ataques injustos. Es lo que hizo a finales de 1995 con Hussey cuando su fiel servidora, en su condición de esposa del entonces presidente del Consejo de Administración de la BBC, fue salpicada por la polémica entrevista de Diana de Gales a la cadena pública.
Marmaduke Hussey, fallecido en 2006, no fue informado previamente de su difusión. ¿Lo podía saber su consorte? La Reina le mantuvo toda su confianza.
En las últimas horas, Hussey ha expresado el deseo de reunirse con Fulani para aclarar el malentendido y, si es necesario, renovar sus disculpas. Sigue sin recibir respuestas. En general, a los activistas progres les falta tiempo para exhibir su indignación. Para escuchar al otro, sus explicaciones, parece que los plazos se alargan.