África
¿Quién apoya a quién en el complejo entramado de alianzas en Sudán?
El país africano se encuentra al borde de una guerra civil, donde terceros países también juegan un papel determinante
Sudán se ha dividido en torno a dos generales. Abdefatá al Burhan, líder del Ejército sudanés, y Mohamed Hamdan Dagado, también conocido como Hemedti, al frente de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF). Ambos se erigieron como la esperanza de la democracia para Sudán, pero han demostrado estar dispuestos a llevar al país al borde de la guerra civil, con tal de reforzar su poder.
Burhan y Hemedti llevaron a cabo un golpe de Estado, en 2019, y consiguieron derrocar al eterno presidente de Sudán, Omar al-Bashir, un islamista que llevaba al frente del país casi 30 años. Los generales insuflaron a la población la esperanza de un Gobierno democrático, una realidad que nunca llegó a materializarse.
El pasado 15 de abril, Sudán se levantó entre bombardeos y enfrentamientos protagonizados por el Ejército oficial y las RSF. ¿El motivo? Los dos hombres fuertes del país no llegaron a un acuerdo para repartirse las cuotas de poder. ¿La solución? El enfrentamiento armado. Pero, otra pregunta que es bastante habitual es con qué apoyos cuentan las partes.
Los conflictos regionales, en un mundo globalizado como el actual, se convierten a menudo en guerras de proximidad entre otras potencias, que dirimen sus diferencias en un tercer país en conflicto, además de aprovechar para saquear las fuentes de riqueza de la nación en guerra. El caso de Sudán no es ninguna excepción.
El Ejército de Sudán
El general Abdefatá al Burhan, al cargo de las fuerzas regulares, cuenta con el apoyo inquebrantable de Egipto. El Cairo ha visto en Burhan un fiel apoyo en su larga disputa con Etiopía por la controvertida presa del Renacimiento. Una relación que se ha ido escenificando con las visitas del general del Ejército sudanés a la capital egipcia.
419 días de guerra en Ucrania
Egipto estuvo a un paso de armar a Rusia pero optó por Ucrania tras la mediación de EE.UU.
El periódico The Wall Steet Journal reveló, el pasado 19 de abril, que Egipto ya ha mandado apoyo militar al general Burhan para hacer frente a las RSF. Según ha informado el diario, El Cairo ha suministrado a las fuerzas oficiales con aviones de combate y pilotos.
Israel también se ha posicionado como un aliado de Burhan. Con el general al frente del país africano, el Estado judío firmó los tan celebrados Acuerdos de Abraham. Sudán e Israel acordaron la normalización de relaciones, un contexto que podría cambiar con Hemedti al frente de Sudán.
Las Fuerzas de Apoyo Rápido
Por su parte, Mohamed Hamdan Dagado, alías Hemedti, contaría con aliados como Libia, Rusia, Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos. The Wall Steet Journal detalló que Libia ya ha enviado al menos un avión para transportar suministros militares a las fuerzas paramilitares.
En el caso de Rusia, que ya bastante tiene con su guerra en Ucrania, ha delegado en el Grupo Wagner las acciones en Sudán. Hemedti, según ha revelado la televisión qatarí Aljazeera, mantiene un acuerdo con el grupo paramilitar ruso.
El general de las RSF permite al Grupo Wagner explotar las minas de oro del país –con las que financia su guerra en Ucrania– y a cambio ofrecen su apoyo a Dagalo para que se haga con el poder en Sudán.
Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí se han ido posicionando poco a poco del lado de Hemedti, que ha enviado soldados a luchar contra los rebeldes hutíes en Yemen, dentro de una coalición de países árabes, liderada por las monarquías del Golfo.
Aun así, de momento, parece que Riad y Abu Dabi prefieren mantener un papel neutral y han hecho, junto con Qatar, un llamamiento al diálogo entre ambas facciones.
El cruce de apoyos e intereses en Sudán hace temer una escalada peligrosa en la lucha, que podría ampliar el conflicto. Siria o Yemen son dos ejemplos perfectos de cómo una guerra, aparentemente interna, puede adquirir dimensiones internacionales y prolongarse indefinidamente en el tiempo.