China
Shannon You, la química de origen chino que robó la fórmula de las latas de Coca-Cola para hacerse rica
La trabajadora fue llevada a juicio por robo de secretos comerciales e intento de construcción de una empresa rival
El verano de 2017 fue un año difícil para muchos de los trabajadores de Cola-Cola. La multinacional hacía un recorte de personal y dejaba fuera la friolera de 200.000 empleados, despido masivo que alimentó el hambre de venganza de muchos de ellos, que decidieron tomarse la justicia por su mano.
Pero inflingir daño a una empresa con tanto peso es complicado, pues muy pocos son los que tienen acceso a la información mejor protegida.
Entre las personas de las que se iba a prescindir se encontraba una química de origen chino de 56 años, Shannon You. El puesto de trabajo de You, según dio a conocer la agencia Boomberg , consistía en hacer de enlace entre Cola-Cola y las siete empresas químicas que habían desarrollado la fórmula secreta del interior del refresco. Por lo tanto, era una de las pocas personas que tenían posibilidades de llegar hasta los datos guardados con mayor recelo.
La científica llevaba cinco años trabajando para la multinacional, y era una de las pocas que tenía la posibilidad de acercarse al ordenador donde almacenaban todos los datos las empresas que habían desarrollado la composición de las latas. Allí se encontraban los secretos comerciales mejor guardados, y You logró hacerse con ellos.
El robo de la fórmula
Obtener la fórmula, sin embargo, no fue fácil. Durante meses, You estuvo recabando datos. Como recoge el periódico ABC, Tom Mallen de Sherwin Williams Co. Desde Azko Nobel NV (una de las corporaciones que tenían contacto diario con la científica) afirmó que después de cinco años la trabajadora «sabía más de la composición química de los polímeros» que ellos mismos.
Ante las insistentes preguntas de la científica, y sin sospechar nada, se creó un canal para facilitarle la información
Algunos miembros del personal subrayan que la actitud de la mujer era especialmente agresiva cuando se trataba de preguntar por información acerca de los componentes. Quería saber las cantidades exactas de cada ingrediente necesario para los revestimientos de plástico de dos micras que evitaban que la bebida carbonatada corroyese el metal.
Nada les hizo sospechar. De hecho, ante la inquietud que mostraba la química por conocer todos los detalles, se creó un canal especial para que la científica recibiera información sobre las cuestiones por las que solía preguntar. Las siete empresas que habían trabajado conjuntamente para desarrollar la fórmula, estaban valoradas en 120 millones de dólares.
Durante mucho tiempo You estuvo empeñada en traspasar los datos a su correo electrónico personal, y llegó hasta a conectar un disco duro al ordenador, pero todo era en vano. El sistema de seguridad era lo bastante férreo como para impedir que estos intentos alcanzasen el éxito. Pero un día, lejos de las miradas del resto de compañeros, You logró hacer fotos al monitor y cargar las imágenes en su espacio personal de la nube. Así consiguió finalmente su objetivo.
Ayudas del Gobierno chino
Cuando You tuvo en su poder la fórmula, tomó un avión y sin previo aviso a sus superiores se reunió con varios empresarios para recibir asesoramiento.
La mujer perseguía el objetivo de abrir su propia fábrica de recubrimientos y hacer sombra a Cola-Cola. La idea era que la competencia fuera financiada en parte por el Gobierno chino, para lo que You se dejó ayudar por sus familiares y un socio. Éstos la guiaron para lograr convencer al Gobierno, del que consiguió obtener varios miles de yuanes diciéndoles que ella misma era la responsable de haber desarrollado la composición química del interior de las latas que buscaba replicar.
Aunque estuvo cerca, sus planes se truncaron. La intentona se vio frustrada cuando fue sorprendida y denunciada a las autoridades. You tuvo que enfrentar un juicio que comenzó en 2020 en el que se la acusa de fraude electrónico, conspiración para robar, posesión de secretos comerciales y espionaje con fines económicos.