Cuba se vuelve a quedar a oscuras y sufre el tercer apagón nacional en dos meses
En la madrugada de este miércoles, Cuba se ha vuelto a quedar a oscuras. Una avería en la central termoeléctrica Antonio Guiteras, considerada clave para el sistema eléctrico nacional, provocó la desconexión total del servicio en toda la isla, según informó el Ministerio de Energía y Minas (Minem). Es el tercer apagón de alcance nacional que sufre el país en menos de dos meses, un episodio que evidencia el profundo deterioro de la infraestructura energética cubana.
A través de redes sociales, el Minem confirmó que la desconexión ocurrió a las 2:08 de la madrugada, cuando un fallo automático en la termoeléctrica dejó fuera de servicio el Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Según el comunicado, se están realizando esfuerzos para restablecer la electricidad, aunque no se ofrecieron detalles sobre el tiempo estimado para lograrlo. Experiencias previas, como las averías del 18 de octubre y el 6 de noviembre, sugieren que el restablecimiento podría tomar varios días.
El sistema eléctrico de Cuba lleva años mostrando signos de agotamiento. Las termoeléctricas, con décadas de explotación y una falta crónica de mantenimiento, son incapaces de responder a la demanda energética de un país que también sufre un déficit de combustible debido a la escasez de divisas para importarlo. Desde agosto, la situación se ha deteriorado aún más, con apagones cada vez más frecuentes y prolongados que afectan tanto a la vida cotidiana como a la economía.
El martes, apenas horas antes del nuevo apagón, el país registró el mayor índice de afectación por déficit de generación eléctrica en lo que va de año, alcanzando un 52 %. Esto significa que más de la mitad de la población experimentó interrupciones en el servicio eléctrico, un indicador alarmante de la incapacidad del sistema para cubrir la demanda.
La central Antonio Guiteras, situada en Matanzas, ha sido el epicentro de las recientes crisis. Es una de las principales plantas generadoras del país, pero su infraestructura, diseñada hace décadas, ya no es fiable. En octubre y noviembre, fallos similares en esta planta dejaron a toda la isla sin electricidad, y su reparación requirió días de trabajo y ajustes en otras instalaciones para estabilizar el suministro.
Los apagones no son solo un problema técnico, sino un golpe profundo a una economía que ya se encuentra en una situación crítica. Según cifras oficiales, la economía cubana se contrajo un 1,9 % en 2023, y se espera que 2024 sea igual de complicado. El ministro de Economía, Joaquín Alonso Vázquez, reconoció recientemente que la falta de energía es uno de los factores principales detrás del estancamiento económico.
«El desarrollo económico de un país depende en gran medida de la energía, y nosotros hemos tenido afectaciones eléctricas durante todo el año. Además, no hemos contado con un suministro estable de combustible, lo que ha afectado también a sectores clave», explicó Alonso Vázquez. Este panorama se traduce en una disminución de la producción agrícola e industrial, afectaciones en el transporte y en el turismo, y un debilitamiento general de la actividad económica.
En el plano social, los apagones han agravado el descontento de una población que ya enfrenta escasez de alimentos, medicinas y otros bienes básicos. Desde 2021, las protestas espontáneas se han convertido en un fenómeno inédito en Cuba, con ciudadanos que salen a las calles para expresar su frustración ante las precarias condiciones de vida. La falta de electricidad es uno de los principales detonantes de estas manifestaciones, que en ocasiones han sido reprimidas por las autoridades.
El Gobierno, por ahora, no ha ofrecido explicaciones detalladas sobre este nuevo apagón. Tampoco se han anunciado medidas concretas para enfrentar la crisis energética de forma sostenible. Más allá de las reparaciones temporales, la falta de inversión en el sector eléctrico sigue siendo un problema estructural que el país no ha podido resolver, en parte debido a las limitaciones económicas y al embargo estadounidense.
La incertidumbre sobre el tiempo que tomará restablecer el servicio eléctrico alimenta el descontento y aumenta la sensación de abandono entre los ciudadanos. Para muchos cubanos, los apagones no solo representan la interrupción de una necesidad básica, sino el colapso de un modelo económico que, pese a las promesas oficiales, no logra satisfacer las demandas mínimas de la población.
Mientras tanto, la migración masiva continúa siendo una válvula de escape para miles de cubanos que buscan mejores oportunidades en otros países. En este contexto, el apagón no es solo un problema técnico; es un símbolo de una crisis más profunda que pone en cuestión el futuro de la isla y de su gente.