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Shikma Bressler, una de las principales líderes de las protestas en Israel

Shikma Bressler, una de las principales líderes de las protestas en IsraelEFE

Abolición gradual de los derechos de la mujer: la otra cara de la reforma judicial en Israel

La coalición ha emprendido acciones en el Parlamento para fortalecer los tribunales rabínicos que no conciben la igualdad de género

Aunque esgrimen flores y banderas israelíes teñidas de rosa, su mensaje es vehemente y sin edulcorante: decenas de miles de mujeres toman las calles de Israel para denunciar la lenta, pero efectiva abolición de sus derechos con la reforma judicial que impulsa, en sus palabras, el Gobierno «fascista y misógino» de Benjamin Netanyahu.

«Estamos aquí para mostrar a los legisladores y a quienes se hacen llamar líderes que llegamos para quedarnos, para pelear por nuestro futuro, nuestros derechos», afirma a EFE una aguerrida Lia Lev, quien a sus 18 años caminó en una caravana de protesta desde Tel Aviv hasta el Parlamento en Jerusalén para participar esta semana de las multitudinarias manifestaciones contra la reforma que impulsa el gobierno, el más derechista de la historia de Israel.

Marva Tovia, maestra de 42 años, también llegó con su hija de cinco a la protesta del lunes. Ese día, una de las leyes clave de la reforma judicial, que restará poder e independencia al Tribunal Supremo, fue aprobada en la Knéset (Parlamento), donde la coalición gubernamental –formada por partidos de judíos ultraortodoxos y ultranacionalistas– tiene mayoría.

Entre tanques que disparan chorros de agua y la Policía montada, Tovia y su pequeña sortearon la represión contra la manifestación. Para esta feminista es importante que su hija «vea que si quieres hacer algo en este mundo, tienes que encargarte de ello, promover el cambio».

Envuelta en una gigante bandera arcoíris, Anat Gutman denuncia que «este gobierno odia a las mujeres». «Son homófobos y misóginos».

Con la aprobación de su reforma, «los derechos de las mujeres serán lenta y gradualmente abolidos», hasta convertir Israel en «una especie de Irán», describe esta escritora de 43 años.

Una «teocracia»

Al no tener una Constitución, Israel «siempre ha sido una teocracia parcial», y la reforma judicial «erosiona todos los mecanismos de contrapeso que teníamos, lo que fácilmente puede perjudicar a las mujeres», explica Susan Weiss, fundadora del Centro para la Justicia de la Mujer, que brinda asistencia legal a mujeres en Israel.

La experta anticipa que la discriminación contra las mujeres «será aún peor» tras la reforma, pues al no poder apelar ante el Supremo ciertas leyes o decisiones, reinará la «impunidad», especialmente en temas de segregación de género y derechos de las mujeres a acceder a ciertos trabajos, a la propiedad o a ejercer prácticas religiosas con los mismos privilegios que los varones.

En la coalición gubernamental, solo nueve de 64 escaños son ocupados por mujeres, mientras que entre las 32 carteras del gabinete, solo hay seis ministras.

Además, la coalición ha emprendido acciones en el Parlamento para fortalecer los tribunales rabínicos que –regidos por las normas del judaísmo tradicional– no conciben la igualdad de género, así como desmantelar las instituciones que protegen a las mujeres, y debilitar los mecanismos contra la violencia de género.

Feministas liderando

Desde el anuncio de la reforma judicial en enero, se levantó un histórico movimiento de protesta en todo el país que aglutina diversos sectores: académicos, financieros, artistas, militares, colectivo LGTBI.

Shikma Bressler, prominente física del Instituto de Ciencias Weizmann y madre de cinco, se ha convertido en una de las líderes de las protestas. Ella fue quien convocó la caravana desde Tel Aviv, ella fue quien, con el puño en alto y esgrimiendo una flor, llamó a las multitudes a no desesperar y seguir luchando, tras la aprobación legislativa del lunes.

«Estos cambios forzados en el país están dirigidos por grupos de judíos racistas, ortodoxos fundamentalistas, en contra de los derechos de las mujeres», explicó a EFE.

«Hay lugares en Israel donde las mujeres son forzadas a ocupar únicamente la parte trasera de los buses, a vestirse de cierta manera, los derechos sobre el divorcio se están estrechando para las mujeres», denuncia, mientras muchas personas, sobre todo niñas y mujeres pero también militares varones, hacen fila para tomarse una foto con ella.

Antes de meterse los dedos a la boca para silbar y dirigir una marcha, subraya: «Espero que las niñas desde sus casas puedan ver y apreciar que estamos peleando por su futuro».

Entre banderas israelíes rosas o gases teñidos de fucsia, varios grupos feministas se han convertido en protagonistas de las marchas antigobierno.

Bonot Alternativa ya es icónico: sus más de 100.000 integrantes denuncian desigualdad, violencia sexual o la brecha salarial portando gorros blancos y capas rojo escarlata, el atuendo de la protagonista de la novela y serie televisiva «El cuento de la criada» (The Handmaid's Tale).

Izando su bandera, Gutman promete victoria: «Vamos a ganar. Ellos no ganarán».

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