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Manifestación de médicos jóvenes en Londres

Manifestación de médicos jóvenes en LondresEFE

Huelga sin precedentes de la NHS: los británicos se preparan para pasar cinco días sin servicios médicos

Los médicos de la NHS se disponen a celebrar una huelga de cinco días, dejando solo los servicios de emergencia en funcionamiento

La tensión no deja de aumentar en el sector sanitario de Reino Unido. Esta semana, los médicos de la sanidad pública National Health Service (NHS) convocarán de nuevo huelgas, por quinta vez desde que empezó el año.

Desde las siete de la mañana del próximo viernes, 7 de agosto, hasta la misma hora del martes, 15 de agosto, los médicos de todo Reino Unido interrumpirán su trabajo para protestar contra sus condiciones laborales.

En los últimos nueve meses, estas huelgas constantes dejaron a la NHS sin un tercio de su personal médico durante más de 450 horas, lo que equivale a 19 días completos sin médicos.

El núcleo de esta disputa fue la decisión del gobierno Conservador de firmar acuerdos salariales del 6 % o menos, cifras que sustancialmente insuficientes por culpa de la inflación.

Los sindicatos que representan al personal sanitario, incluyendo a enfermeros y personal de ambulancias, criticaron profundamente esta decisión; sin embargo, el primer ministro Rishi Sunak se niega a dar el brazo a torcer.

Por eso, la Asociación Médica Británica (BMA) está barajando extender sus huelgas, a través una votación que está prevista para finales de agosto.

Los médicos exigen, sobre todo, mejores condiciones económicas.

Tras enfrentarse a recortes salariales durante más de 15 años, en los cuales han ido sufriendo reducciones de casi un 30 %, se manifiestan a favor de un aumento de sueldos del 35 %, porque, actualmente, su salario por básico es de apenas 14,09 libras por hora.

Con todo, y pesar de las huelgas constantes, los médicos han asegurado que los servicios de emergencia permanezcan en vigor, lo que indica su compromiso con el paciente.

Es inevitable que lluevan críticas, en gran parte desde el Gobierno. El ministro de Sanidad, Steve Barclay, describió las huelgas como «dañinas» en un artículo para el Daily Mail, ya que causan agobios y dificultades entre los pacientes, y ejercen presiones innecesarias sobre los demás profesionales del sector sanitarios.

Y el periódico The Times criticó que las exigencias de los médicos no fuesen realistas frente al marco político y económico actual, teniendo en cuenta la crisis financiera a la que se enfrenta Reino Unido.

También Sir Julian Hartley, director ejecutivo de NHS Providers, compartió a través de la BBC que temía la magnitud de estas huelgas sanitarias, por miedo a que la NHS hubiera llegado a un punto crítico.

Las huelgas sin cese y sus consecuencias –el aplazamiento de miles de citas médicas– impiden que Rishi Sunak cumpla una de sus promesas electorales clave: reducir las listas de espera de la sanidad pública.

La serie de huelgas tendrá también graves consecuencias económicas. La NHS se enfrenta a una pérdida de casi mil millones de libras, a causa de la falta de productividad, la organización de las huelgas, y los pagos extraordinarios a médicos especialistas.

Mientras que los servicios de emergencia y sus departamentos siguen funcionando a pesar de las huelgas, los pacientes en estado no-urgente se tienen que aguantar y resolver solos el problema: o bien son dirigidos al servicio 111 de la NHS, o a la farmacia más cercana.

Es más; según la página web oficial de la NHS, de momento no hay final previsto para estas huelgas.

Ya se han planeado varias a lo largo de agosto, que afectarán a miles de citas médicas, y provocarán otras tantas ausencias de personal. La última serie de huelgas, el pasado lunes, afectó a 102.000 citas de hospital.

La opinión de los británicos

La opinión pública respecto a estas acciones es ambivalente. Mientras que muchos empatizan con la lucha de los médicos por unos salarios justos, predominan las preocupaciones sobre el futuro mismo de la NHS.

Muchos creen que, en realidad, esto va más allá de una protesta por los sueldos: piensan que es una batalla por la esencia de la NHS, que consideran amenazada por una privatización total por parte del gobierno.

Y el Brexit y sus consecuencias no han hecho más que complicar la situación.

Las promesas de la campaña del «leave» (para salir de la Unión Europea) incluían un aumento del presupuesto para el NHS, pero han quedado en el aire.

Aunque sí hubo cierto incremento presupuestario, apenas llegó a satisfacer las crecientes necesidades de una población envejecida, y los efectos de la inflación.

Y los impactos económicos del Brexit, sumados a una disminución del flujo de profesionales sanitarios procedentes de la Unión Europea, han añadido presión a un sistema ya de por sí debilitado.

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