Rusia bota dos nuevos submarinos nucleares: «Son los mejores del mundo»
El presidente ruso trata de mostrar que Rusia es inmune a las sanciones internacionales y que su industria militar es más fuerte que nunca
En los primeros compases de la guerra en Ucrania, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y sus aliados europeos, anunciaron un paquete de sanciones internacionales que golpearía a Rusia como nunca lo había hecho y destruiría su industria militar.
Al mismo tiempo, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunció un fortalecimiento del flanco oriental de la Aliana sin precedentes, que acercaría aún más la frontera de la OTAN a Rusia y la dejaría completamente aislada.
Casi dos años después de la invasión de Ucrania, Rusia mantiene el pulso, resiste a pesar de la ingente pérdida de vidas humanas en sus filas –más de 300.000 soldados rusos muertos en combate– y de material bélico y aspira a ganar la guerra por agotamiento del rival y sus aliados.
En ese contexto, resulta muy ilustrativa la ceremonia presidida por el presidente ruso, Vladimir Putin, de botadura de dos nuevos submarinos de propulsión nuclear para la Flota del Pacífico.
Se trata del submarino de clase Yasen-M, Krasnoyarsk, y el submarino de clase Borei-A, Emperador Alejandro III.
La botadura tuvo lugar en los astilleros Sevmash de la localidad de Severodvinsk, en la región de Arkhangelsk, el 11 de diciembre.
En la ceremonia de entrega de banderas, el presidente ruso afirmó que los submarinos son los mejores del mundo «en su categoría», afirmó que «el poderío naval de Rusia seguirá aumentando» y prometió una expansión naval «en el Ártico, en Extremo Oriente, en el mar Negro, en el mar Báltico y en el mar Caspio».
Asimismo, anunció que la industria naval rusa está fabricando en estos momentos otros ocho submarinos nucleares en varios astilleros rusos.
Según señala el Institute for the Study of War (ISW) Rusia se prepara con esta expansión de sus fuerzas armadas para una futura guerra convencional con la OTAN.
La botadura de estas nuevas y costosas embarcaciones tienen como objetivo mostrar al mundo que las sanciones no han afectado a la defensa rusa y, por otro lado, amenazar a la OTAN y a sus aliados.
Sin embargo, las autoridades comunistas chinas llevan año incrementando su poderío naval, mientras que Rusia ha quedado rezagada.
Con todo, el ISW apunta que la estrategia de expansión naval rusa podría ser mucho ruido y pocas nueces. Según el think tank estadounidense, no está claro que la industria naval rusa sea capaz de producir embarcaciones para la flota de guerra rusa con la velocidad y la calidad anunciada por el Kremlin.