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Aquilino Cayuela
Aquilino Cayuela

La victoria de Vucic en Serbia y el suspense de los Balcanes

Teniendo en cuenta que Rusia va ganado ventaja en Ucrania, su influencia en los Balcanes abre otro escenario para desafiar a Occidente

Actualizada 04:30

El presidente serbio, Aleksandar Vucic

El presidente serbio, Aleksandar VucicAFP

El 25 de junio de 1991, Croacia y Eslovenia declararon su independencia de la Yugoslavia, que se formó de una federación de repúblicas por el Mariscal Josip Broz Tito, tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Esta federación yugoslava agrupaba seis repúblicas dominadas por diferentes grupos étnicos: Bosnia y Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Serbia.

Esta federación saltó por los aires en el verano de 1991. Los principales protagonistas del conflicto fueron Croacia (de mayoría católica), Bosnia (de mayoría musulmana) y Serbia (mayoría ortodoxa).

Los Balcanes han sido siempre un punto frágil en Europa. Tres crisis en aquel territorio, a comienzos del siglo XX terminaron desencadenando la Primera Guerra Mundial. Los enfrentamientos que se extendieron entre 1992 y 1995 fueron el conflicto más cruento desde el fin de la Guerra Fría, murieron unas 130.000 personas y aún hay importantes «heridas abiertas», la principal entre Serbia y Kosovo.

Los Balcanes han sido siempre un punto frágil en Europa

Este 17 de diciembre Serbia ha celebrado elecciones parlamentarias, autonómicas y locales. Las últimas elecciones se habían celebrado hace menos de dos años, en 2022. En esta ocasión, la oposición se había unido en coalición, juntando nueve partidos para hacer frente al gobierno presidido por Aleksandar Vucic.

Muchos ciudadanos se habían manifestado, durante meses, contra el Gobierno, a raíz de la matanza en un colegio en el centro de Belgrado perpetrada por un chico 13 años y otro tiroteo con ocho muertes y catorce heridos, en la aldea de Dubona, a 40 kilómetros al sur de Belgrado, por un joven de 21 años.

La oposición se equivocó al creer que podría rentabilizar políticamente el enfado de los ciudadanos por estas tragedias. Con todo se ha dado una clara victoria del Partido Progresista Serbio (Srpska Napredna Stranka, SNS) del presidente Aleksandar Vucic, quien, aunque ya no preside el partido formalmente, ha obtenido mayoría absoluta. La victoria de SNS no es ninguna sorpresa. El partido que ganó en 2022 con 120 escaños de 250 obtuvo en estos comicios 130.

Acudió a los comicios con el lema: «Aleksandar Vucic – Serbia no debe parar». Esta coalición de nueve partidos se creó en el años 2000, uniendo a 23 partidos opositores al régimen de Slobodan Milosevic. Ahora los resultados revalidan a Vucic quien ha afirmado que no se volverán a celebrar elecciones hasta 2027.

El Partido Socialista Serbio (SPS) se ha hundido, solo obtuvo sólo un 6 % de los votos. Un fracaso de Ivica Dacic, antiguo delfín de Milosevic, quien ha presentado su dimisión.

El SPS estaba presente en la vida política serbia desde los años 90 y sus votos se han dirigido al nuevo partido llamado: «¡Nosotros, Voz del Pueblo!», que encabeza un neumólogo llamado Branimir Nestorović, que se hizo famoso por sus teorías conspirativas sobre la pandemia del COVID-19 y por su posición pro-rusa. Este partido ha recibido un 5 % de los votos, por lo que contará con 13 escaños en el parlamento, aunque ha afirmado que no se unirá a ninguna coalición, ni de gobierno ni de oposición.

El SNS gobierna Serbia desde 2012. Su victoria no ha sido ninguna sorpresa porque estaba claro que Vucic no convocaría elecciones sin estar seguro de poder ganarlas. De ahí el adelanto electoral. Lo que llama la atención es que el SNS ha obtenido mejores resultados que en 2022 se puede decir que ha arrasado. Las claves de esta victoria son claras, aunque le pese a la Unión Europea y digan que su sistema electoral no garantiza una competitividad política justa.

Las elecciones se han adelantado precipitadamente y se han desarrollado bajo un fuerte control de los medios de comunicación por parte del gobierno y del uso de instrumentos gubernamentales para hacer la campaña. Se trata de algo muy semejante a las tácticas que Pedro Sánchez usó en los comicios de este verano en España y ante lo que la UE ha guardado silencio.

Vucic ha conseguido ocupar dos espacios políticos: el de los pro-europeo (el de la oposición) y el de los pro-ruso. Las elecciones han sido un referéndum para Vucic que, sin duda, lo ha ganado.

Para la Unión Europea y para Estados Unidos este resultado electoral no es una buena noticia. En ningún caso querían esto, porque Vucic es muy afín al Gobierno de Orbán, en Hungría, y es cercano a Moscú. Por supuesto, no les queda más remedio que aceptar los resultados y la voluntad de la ciudadanía serbia.

Serbia es decisiva para garantizar la paz en los Balcanes, teniendo en cuenta la fuerte tensión en la frontera de Kosovo

Bruselas y Washington ahora no pueden presionar al Gobierno de Aleksandar Vučić para que acceda a unas condiciones de mayor competitividad política. Vucic es actualmente el garante de la estabilidad del mayor país balcánico y temen que cualquier presión lo lleve hacia un mayor acercamiento con Rusia y China del que ya tiene.

Serbia es decisiva para garantizar la paz en los Balcanes, teniendo en cuenta la fuerte tensión en la frontera de Kosovo y que, el objetivo de Rusia supone aumentar las tensiones, en los Balcanes, para poder posicionarse, de la mano de Serbia, como único mediador regional y garante de la seguridad frente a la UE y la OTAN.

Teniendo en cuenta que Rusia va ganado ventaja en Ucrania, su influencia en los Balcanes abre otro escenario para desafiar a Occidente. El objetivo más amplio de Putin es inclinar la balanza de poder en Europa en beneficio de Moscú y los Balcanes forman parte de esa estrategia.

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