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La presidente del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni

La presidente del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia MeloniEFE

Las autonomías italianas tendrán menos competencias que las españolas y una enrevesada financiación

La ley de autonomía diferenciada inicia su andadura en Italia con muchas dudas sobre la viabilidad de la descentralización

Italia ha dado comienzo a un recorrido de reforma del Estado que culminará convirtiendo al país en un sistema federal asimétrico, sin llevar ese nombre, similar al Estado de las autonomías que rige en España.

El Senado, gracias a la mayoría de los partidos de derecha –Frateli d’Italia, La Lega y Forza Italia–, aprobó el proyecto de ley de autonomía diferenciada para las regiones, o «ley Calderoli», por el ministro de Asuntos Regionales, Roberto Calderoli.

La ley, que desarrolla lo predispuesto en el artículo 116 de la Constitución –que prevé la posibilidad de ceder competencias a las regiones–, busca implantar un federalismo asimétrico en Italia.

Es decir, se dará a todas las regiones la posibilidad de acceder a la autonomía y de recibir las mismas competencias, pero no será obligatorio. Habrá regiones que no quieran la autonomía o que accedan a ella con unas competencias muy limitadas.

Además, no todas las regiones podrán disponer de los mismos recursos económicos. Es decir, la ley establece que las regiones podrán disponer de parte de la recaudación fiscal para financiar sus recursos.

Ello significa que una región rica como la Lombardía o el Piamonte, con una fuerte recaudación fiscal, dispondrán de muchos más recursos que regiones pobres como Sicilia, Campania, Puglia o Calabria.

Para solucionarlo, la ley establece la adopción de mecanismos redistributivos y de solidaridad, pero que no se han detallado.

El objetivo de la ley es reducir el déficit de las regiones, reducir la brecha norte-sur y dar a las regiones nuevos recursos para desarrollarse.

Sin embargo, los críticos de izquierdas denuncian que se conseguirá lo contrario: aumentar las diferencias de renta per cápita de unas regiones a otras, promover la insolidaridad interregional y crear tensiones territoriales ahora inexistentes.

Con todo, la descentralización del Estado italiano y la autonomía de las regiones italianas será muchísimo menor que en España.

Las materias para descentralizar serán únicamente 23 y el Estado siempre mantendrá el control y determinadas competencias en todas las materias.

Se descentralizará la sanidad y la educación, las actividades deportivas y medioambientales, la energía, el transporte, la cultura y el comercio exterior.

Asimismo, se deberán establecer una serie de prestaciones mínimas que se deberán ofrecer en todo el territorio nacional, pero, una vez más, la ley se muestra muy vaga en cuanto a qué prestaciones serán, cómo se administrarán y cómo se financiarán.

La ley pasa ahora a la Cámara de Diputados, donde se volverá a debatir y se aprobarán enmiendas, donde los partidos de izquierda encabezados por el Partido Democrático y el movimiento 5 Stelle están dispuestos a dar la batalla.

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