Georgia aprueba su polémica «ley rusa» de agentes extranjeros en medio de una rebelión ciudadana
El gobierno logró sacar adelante su ley a pesar del unánime rechazo en la sociedad georgiana que temen que se inicie ahora una deriva autoritaria y represiva similar a la ejecutada por Putin en Rusia
El Parlamento de Georgia aprobó hoy la polémica ley sobre la transparencia de la actividad de agentes extranjeros pese al rechazo de la oposición y de Occidente, que la comparan con la norma que el Kremlin utiliza para acallar a la oposición.
La ley, conocida también como «ley rusa», fue aprobada en tercera lectura con 83 votos a favor y 30 votos en contra, ya que el partido gobernante Sueño Georgiano cuenta con la mayoría en el Legislativo del país caucásico.
De cara a la votación cientos de personas se congregaron este martes frente al Parlamento, donde las discusiones no estuvieron exentas de trifulcas entre diputados oficialistas y legisladores opositores que demandaban retirar el proyecto de ley, como se pudo apreciar en la transmisión en directo de la sesión plenaria del Parlamento.
«¡Esclavos rusos!», reaccionaron los manifestantes a la salida de los diputados oficialistas que abandonaban la sede parlamentaria.
No obstante, Sueño Georgiano logró imponer su voluntad y respondió a quienes le acusan de apartarse de la ruta europeísta que continuaba «comprometido con la senda europea y la protección de la soberanía georgiana».
«Apoyaremos todas las regulaciones que permitan a Georgia ser aún más fuerte y garantizar nuestra seguridad y desarrollo democrático», afirmó el vicepresidente del Parlamento, el diputado oficialista Archil Talakvadze.
El primer ministro de Georgia, Irakli Kobajidze, dio hoy explicaciones sobre la ley al subsecretario de Estado para asuntos europeos y euroasiáticos, James O'Brien, con el que se reunió el martes en Tiflis.
La recién aprobada ley «Sobre la transparencia de la influencia extranjera» prevé la publicación anual de declaraciones de organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación cuyo presupuesto se compone de más del 20 % de contribuciones extranjeras.
Tras la votación, estallaron de nuevo los disturbios violentos en las calles cercanas al Parlamento de Tiflis.
Los antidisturbios cargaron contra los manifestantes, pese a lo cual la protesta no dejó de crecer a lo largo de la tarde con la llegada de nuevas personas.
La violencia en el exterior tuvo también su reflejo dentro de la cámara, cuando diputados del partido del gobierno y de la oposición se enzarzaron en una pelea a puñetazos instantes antes de la votación.