Así consiguió la Policía francesa dar con los sospechosos en el macrojuicio de Francia
Un método consistió en extraer imágenes halladas, con ayuda del reconocimiento facial, a través de un programa utilizado por la policía francesa
Los 51 acusados de violar a una mujer que era drogada por su marido con ese propósito, jamás hubiesen sido descubiertos sin la actitud del cónyuge, que registraba las imágenes de los agresores a los que él mismo había contactado e invitado por Internet, declaró este miércoles un policía francés.
Los juzgados, entre ellos el marido Dominique P., jubilado de 71 años, comparecen desde el lunes y hasta el 20 de diciembre en Avignon (sur), por violaciones agravadas, en su mayoría, entre 2011 y 2020, hechos por los cuales pueden ser condenados hasta 20 años de cárcel.
Los supuestos delitos ocurrieron principalmente en el pueblo de Mazan, a donde la pareja se había mudado tras jubilarse, tal y como informa AFP.
Las aproximadamente 200 violaciones contra la víctima, en la actualidad de 72 años, son adjudicadas a 72 individuos, de los cuales tras dos años de investigaciones la policía identificó en principio a 54, dos de los cuales fueron exonerados por falta de pruebas y otro murió.
La investigación restringida
«Elegí formar un equipo muy restringido de cuatro investigadores», relató en el estrado el comisario Jérémie Bosse Platière.
«Y escogí a personas suficientemente fuertes para afrontar las imágenes», agregó tras subrayar que fueron largas y tediosas las investigaciones.
Estas fueron facilitadas por los miles de fotos y videos tomados por el marido, registrados en un disco duro y luego meticulosamente descritos con nombre, edad y hasta el número de teléfono de los individuos y clasificados en un expediente llamado «abusos».
El marido agregaba además otro expediente específico para cada uno de los hombres que venía a violar a su esposa.
«Una lista fue elaborada para cada individuo, según el número del expediente», precisó el comisario. El objetivo era entonces identificar a «Chris el bombero», «Quentin», «Gaston» o «David».
Los policías utilizaron numerosos registros dejados de los intercambios telefónicos y las conversaciones entre el marido y los agresores de su esposa.
Estas conversaciones comenzaban en línea y luego se trasladaron a un salón privado de ese sitio, cerrado desde junio por la justicia por ser un «lugar de depredadores». Luego las conversaciones seguían en Skype y por teléfono.
Una primera lista de 11 contactos a través de Skype se identificó enviando peticiones a Microsoft para identificar las direcciones IP.
El mismo procedimiento se usó para los teléfonos: «Partimos de los números (en las facturas telefónicas de Dominique P.) y verificamos en cada fecha si había relación entre la llamada hecha y lo que se veía» en las imágenes, dijo Bosse Platière.
Para llegar a las identidades de esos hombres, los investigadores acudieron a los operadores telefónicos.
Otro método consistió en extraer imágenes halladas, con ayuda del reconocimiento facial, a través de un programa utilizado por la policía francesa.
«Tras la extracción de la foto, se obtiene una tasa de parecido. Y eso nos facilitó identificar a una tercera parte de los autores», señaló el comisario.
Ante la cantidad de personas involucradas, los policías tuvieron que hacer las detenciones en cinco oleadas, entre finales de 2020 y septiembre de 2021.
Varios acusados sostienen que solo se limitaron a ser parte de los fantasmas sexuales de una pareja libertina.
Pero la víctima de las violaciones nunca se ve «consciente» y «no manifiesta ningún gesto» en las miles de imágenes registradas, subrayó Bosse Platière.
La mayoría de los acusados solo concurrió una vez al domicilio. Diez fueron en varias ocasiones, hasta seis noches en algunos casos.
El hombre no les pedía dinero a cambio y, según él, «todos sabían» que su esposa estaba drogada y no había consentido
El perfil de los acusados
Los acusados son hombres de diferentes horizontes: bombero, artesano, enfermero, funcionario de prisiones, periodista, electricista...; solteros, casados, divorciados.
«No existe un perfil típico de violador. El violador es un tipo cualquiera», declaró a AFP antes del juicio Véronique Le Goaziou, investigadora del Laboratoire Méditerranéen de Sociologie, especializada en violencia sexual.
La mayoría fue solo una vez al domicilio del principal acusado en la localidad de Mazan, en el sur de Francia. Diez fueron en varias ocasiones, hasta seis noches en algunos casos. El hombre no les pedía dinero a cambio.
Los acusados no padecen patologías psicológicas importantes, aunque tienen un sentimiento de «omnipotencia» sobre el cuerpo femenino, según los expertos. Muchos alegan que creían participar en las fantasías de una pareja libertina.
Pero según el marido, «todos sabían» que su esposa estaba drogada sin su consentimiento. Para la instrucción, «cada individuo disponía de su libre arbitrio» y hubiera podido «partir» al percatarse de la situación.
Los hechos «se inscriben en una anormalidad mental» del marido, que quería «arrastrar a los 50 acusados a su locura», declaró el abogado de dos de estos últimos, Roland Marmillot.