Los republicanos acusan a Biden de negligencia en la caótica salida de Estados Unidos de Afganistán

Los republicanos de la Cámara de Representantes han lanzado un informe en el que responsabilizan al presidente Joe Biden por la caótica retirada de Afganistán en 2021, mientras minimizan la influencia del expresidente Donald Trump en los eventos que condujeron a esta crisis. Bajo la dirección de Michael McCaul, presidente del Comité de Asuntos Exteriores, el documento acusa a la Administración de Biden de priorizar la imagen pública sobre la seguridad en el proceso de salida, alegando que el gobierno tuvo la oportunidad de evitar la rápida caída de Kabul, pero eligió no tomar las acciones necesarias.

McCaul insistió en que Biden ignoró información clave que podría haber cambiado el curso de los acontecimientos, señalándolo directamente como responsable de la debacle. A pesar de sus afirmaciones de que el informe es «histórico» y no «político», la publicación se realizó justo antes de un debate crucial entre Trump y la vicepresidenta Kamala Harris, en el contexto de las próximas elecciones presidenciales.

En respuesta, la Casa Blanca desestimó el informe, calificándolo de sesgado y argumentando que Biden heredó una situación insostenible debido al acuerdo de retirada que Trump firmó con los talibanes en 2020. Según este acuerdo, las tropas estadounidenses debían retirarse sin contar con planes de contingencia adecuados, dejando al nuevo gobierno con pocas opciones.

Por su parte, los demócratas de la Cámara Baja también emitieron un memorando en el que señalan a Trump como el principal responsable por la falta de preparación que llevó al caótico proceso de evacuación. La retirada final de Afganistán el 30 de agosto de 2021 puso fin a una intervención militar de dos décadas, pero la rapidez con la que los talibanes retomaron el control del país tomó por sorpresa a la Administración Biden, provocando una evacuación desesperada y desorganizada.

En medio de este caos, un atentado suicida de ISIS-K causó la muerte de 180 personas, incluidos 13 soldados estadounidenses, un golpe devastador para Biden que sigue generando críticas, especialmente en un ambiente electoral donde algunas familias de las víctimas han expresado su apoyo a Trump.