Quién es Herbert Kickl y qué es FPÖ, el partido que ha ganado las elecciones en Austria
El propio líder de FPÖ cuenta que el ambiente izquierdista de la facultad le generó una fuerte aversión hacia toda la nueva izquierda que lo llevó a admirar al derechista Jörg Haider
Este domingo se han celebrado las elecciones generales en Austria. El Partido de la Libertad de Austria (FPÖ: Freiheitliche Partei Österreichs) ha resultado vencedor. Herbert Kickl es su líder y aspira a seguir los pasos del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, aunque queda más a la derecha y es más nacionalista que el dirigente húngaro.
Kickl logró este domingo, según los primeros sondeos a pie de urna, la primera victoria electoral nacional amplia para su formación, aspirando así a ser el próximo jefe de Gobierno de Austria.
Herbert Kickl, de 55 años, ha centrado su campaña en presentarse ya como el «canciller del pueblo» («Volkskanzler») y ha definido a las formaciones liberales y de la izquierda como «traidores al pueblo» («Volksverräter»), unos términos que en alemán presentan claras reminiscencias de los nacionalsocialistas de los años treinta.
Es el representante de la línea más dura del FPÖ. Siempre se ha mostrado reservado y se ha sentido cómodo alejado de los focos. Decía hace tiempo que «si un partido es un barco, él prefiere estar en la sala de máquinas que en la cena de gala del capitán».
Kickl creció en una pequeña localidad de Carintia y fue el primero de su familia en llegar a la Universidad de Viena donde estudió Filosofía. Tuvo formación militar en un comando de montaña. Él cuenta que el ambiente izquierdista de la facultad le generó una fuerte aversión hacia toda la nueva izquierda que lo llevó a admirar al líder derechista Jörg Haider. La oratoria de Haider, su crítica a los partidos tradicionales y su oposición a la inmigración lo convirtieron en el modelo político para Kickl, quien se unió al FPÖ en 1995.
El ambiente izquierdista de la facultad le generó una fuerte aversión hacia toda la nueva izquierda
Su talento para escribir y su rapidez para acuñar eslóganes lo hicieron ascender pronto en el partido y se convirtió en el artífice de los discursos del líder Jörg Haider. Cuando en 2005 se fracturó el partido y Haider se separó para fundar la Unión por el Futuro (BZÖ) y desmarcarse del Gobierno federal, Kickl se mantuvo leal al FPÖ y se unió al nuevo líder, Heinz-Christian Strache, a quien convirtió en una figura popular y la ayudó a tomar el poder en 2017. Kickl se volvió indispensable para el partido, desplegó atractivas consignas contra los inmigrantes y redefinió la formación política como el «partido de la patria social», algo que atrajo mucho a los trabajadores austríacos como votantes.
Tras los buenos resultados en 2017, el FPÖ cerró una coalición con el Partido Popular, de Sebastian Kurz, y Kickl aceptó por primera vez un cargo público, el de ministro del Interior. Tras el escándalo de corrupción de 2019 que hizo dimitir a Strache, el partido bajó ostensiblemente en las encuestas, pero Kickl supo de nuevo leer en la situación para mejorar su posición política.
La crisis de la covid-19, la vacunación obligatoria y las medidas que se adoptaron le convirtieron en el abanderado del pueblo contra las restricciones y organizó manifestaciones multitudinarias contra el Gobierno. Kickl se negó a utilizar mascarillas en el Parlamento, dijo que nunca se vacunaría. En 2021 ascendió como nuevo líder del FPÖ y radicalizó sus posiciones redoblando sus críticas contra la Unión Europea (UE).
Defiende la vida considerando que el aborto es una «arbitrariedad personal» y niega el cambio climático junto con otras imposiciones ideológicas de la UE. Así mismo, rebate el proyecto «agendista» (2030), combate la imposición wokista y desdeña con aguda ironía aquello que se denominó «la nueva normalidad». Iniciada la guerra en Ucrania calificó las sanciones occidentales contra Rusia como «una locura».
Incluso el Partido Popular Austriaco (ÖVP) no parece estar por la labor de poner cordones sanitarios si hubiese que pactar
La energía derechista se siente en todas partes en Austria y el aumento de la derecha nacionalista es más fuerte que en Alemania, con Alternativa para Alemania (AfD). En los territorios de habla alemana se está consiguiendo normalizar las posiciones de esta nueva derecha conservadora. Esos cortafuegos se están desmoronando y ya no tienen efecto.
La prensa izquierdista y liberal está que rabia, pero sus argumentos cada vez tienen menos eficacia, una gran clase media está harta de las políticas de la UE, del gran coste económico para las clases trabajadoras, de la fuerte presión fiscal para despilfarrar en medidas ideológicas.
La gente busca políticos que atiendan sus problemas reales que no son ni el género ni el cambio climático ni otras políticas ideológicas, sino el trabajo, llegar a fin de mes, el futuro de sus hijos, la seguridad y el cambio causado por la gran inmigración habida estos años y sus efectos en la vida de los ciudadanos. En Alemania y Austria, la derecha no solo está ganado la calle, sino el espacio cultural.