Apagones de 14 horas, incertidumbre y desgobierno en Ecuador: «Me siento como en una película de terror»
«Te mando este mensajito ahorita en la mañana porque ya a las 6:00 se va la luz», es el wasap que envía una empleada del hogar, residente del sur de Quito antes de emprender su jornada laboral y sin saber si por la tarde, cuando regrese a casa, tendrá electricidad, internet o batería suficiente en su dispositivo. Otra madre de familia vecina de un suburbio de la costera Guayaquil, indica por su parte, «ahora tengo que levantar a los niños que se van a la escuela y me quedo sin luz».
Crisis en Hispanoamérica
La Policía de Ecuador vigilará las cárceles y los bancos ante nuevos apagones y toques de queda
En la misma línea poco antes del mediodía, un profesor de posgrado experto en Ciencia Política, quiteño, resume una de las frases más repetidas en los últimos días: «Estoy sin luz. Sólo tengo internet por datos y es inestable».
Espoleado en los últimos cuatro años por una inseguridad galopante que mantiene al país en permanente estado de emergencia en algunas zonas, situación a la que se sumaron monumentales incendios que han consumido más de 38.000 hectáreas, Ecuador, o mejor dicho, los ecuatorianos, batallan contra apagones de hasta 14 horas al día.
Una de las razones de esta crisis energética sin precedentes que ha obligado a racionar el suministro eléctrico es la reducción del caudal de importantes ríos, un estiaje no visto en 60 años, según el Gobierno, particularmente en las zonas donde se emplazan las principales hidroeléctricas del país andino.
Después de varias semanas de cortes eléctricos, suspensión de algunas clases y servicios incluidos, el Operador Nacional de Electricidad ecuatoriano CENACE anunciaba el domingo apagones de entre 10 y hasta 14 horas, debido a la crisis energética.
Su presidente, Daniel Noboa, viajó el martes a la vecina Colombia para sondear con su homólogo, Gustavo Petro, la posibilidad de comprar energía a fin de combatir los cortes del suministro mientras el país se encuentra sumido en la enésima emergencia, en esta ocasión a cuenta de la luz.
¿Escasez de lluvias o de inversión?
La escasez de lluvias en la región austral de Ecuador afecta de lleno al embalse de Mazar, el segundo más grande del país y que concentra una importante central hidroeléctrica que el viernes pasado se encontraba a un metro del colapso.
El déficit de la generación eléctrica varía entre los 1.000 y los 1.400 megavatios, según el presidente ecuatoriano, quien trata de aplacar las críticas expresando comprensión por el malestar ciudadano ocasionado y achacando la situación al clima.
Sin embargo, especialistas aseguran que el abandono de este sector estratégico, lastrado por la falta de inversión durante años, en buena medida por las escasas garantías jurídicas para inversionistas, aparte de una negligente política pública, han propiciado la tormenta perfecta.
«Si todo sale acorde a lo planeado, son predicciones, son probabilidades, deberíamos estar ya con el problema resuelto en diciembre», manifestó Noboa en una entrevista con el canal de televisión TC en la que reconoció, de paso, que la crisis energética le ha pasado factura a su popularidad.
Insistió en que con todas las acciones adoptadas y las puestas en marcha para hacer frente al problema, como traer turbinas vía aérea, con asistencia de Estados Unidos y Perú, «ya no debería haber apagones en diciembre».
Pero la incertidumbre entre los ecuatorianos es total, especialmente entre las clases más desfavorecidas que viven sin generadores e ingeniándoselas para salir adelante.
Muchos son los que cuestionan que el problema se vaya a arreglar en el corto plazo, aún con la aparición de lluvias o suministros de países vecinos, puesto que a partir de diciembre la región meridional vive su estación más seca.
Apagones difíciles de sobrellevar
Giovanna Sandoval, residente de Carcelén, norte de Quito, cuenta que esta semana los apagones son difíciles y afectan en todos los niveles. «No tenemos luz de 7:00 de la mañana a 2:00 de la tarde y de 5:00 a medianoche», dice.
Apenas puede enviar a sus hijos a la escuela antes de que empiecen los cortes. «Sin luz, no puedes trabajar, cocinar, lavar o usar el ascensor, y se acaban los datos del celular de tanto usarlos».
La familia compra sólo lo necesario para evitar que la comida se dañe, y las cenas se limitan a cereales o comida rápida de un local con generador.
La afectación económica también es clara: quien tiene una tienda de alimentos debe comprar un generador, que cuesta entre 100 y 500 dólares, o asumir pérdidas.
Sandoval menciona que muchos días apenas logra cocinar para sus hijos, quienes deben hacer sus tareas a la luz de linternas o velas. En su natal Esmeraldas, los cortes son más impredecibles, y en general se ha visto que los apagones son una «ruleta», pues nunca sabe cuándo iniciar o terminar actividades diarias.
Me sentí en una película de terrorResidente de Carcelén, norte de Quito
También afectan la seguridad. Sandoval recuerda cómo, una noche al regresar de dejar a su madre, quedó atrapada en un atasco de 40 minutos por la falta de semáforos. «Me sentí en una película de terror», comenta.
En su urbanización, una mujer con Alzheimer salió de su casa porque se dejan las puertas del garaje abiertas, y estuvo perdida dos horas en la oscuridad hasta que lograron encontrarla.
Sobre la frustración de la sociedad con el presidente Noboa, argumenta que muchos culpan al Gobierno, pero ella reconoce que la situación tiene raíces más profundas, como la sequía extrema que afecta al continente: «Es lamentable ver el Amazonas y sus ríos tan secos, esto también es un tema climático».
El politólogo Santiago Basabe, investigador de FLACSO Ecuador y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip), señala en un artículo aparecido en el digital Primicias que el verdadero problema no son los apagones sino el desgobierno y la falta de liderazgo.
En opinión de este analista político, la incertidumbre y la desorganización generan más impacto en la ciudadanía que la crisis energética en sí: «Un día se dice que no habrá cortes de luz y pocas horas después la afectación es colosal. Otro día se dice que la racionalización irá en decrecimiento y luego, casi inmediatamente, se repone en el sentido de que los cortes serán progresivos».
Basabe critica la socorrida estrategia de culpar a gobiernos anteriores y la falta de un plan claro y coherente por parte del actual Ejecutivo, lo que deja a la población sin certezas y aumenta su frustración.
Crisis preelectoral
La crisis se ve exacerbada por la proximidad de las elecciones presidenciales previstas para el 9 de febrero, lo que ha llevado a Noboa a minimizar los problemas y a proponer políticas clientelares en lugar de soluciones efectivas, advierten observadores.
Su mandato, iniciado en diciembre de 2023 se prolongará hasta mayo de 2025, hasta completar el período presidencial de Guillermo Lasso, quien disolvió la Asamblea Nacional (Parlamento) y convocó elecciones anticipadas en medio de un juicio político por presunta corrupción.
Político y empresario, Noboa se convirtió con 35 años en el presidente electo más joven de la historia de Ecuador, desbancando en segunda vuelta a la candidata afín al expresidente Rafael Correa.
El 2023 fue el año con mayor número de homicidios de la historia ecuatoriana, con una persona muerta cada 69 minutos a causa de la criminalidad y situándolo en el primer puesto del ránking de países con más homicidios de Centro y Sudamérica.
Las políticas securitarias implementadas por Noboa han llevado al Ejército a desplegarse en las calles para revertir esta situación, logrando en los primeros ocho meses de 2024 una reducción del 16,8 % de la violencia criminal, si bien las cifras están lejos de que se de por aplacado el fenómeno.
La atomización política en Ecuador, con la concurrencia de 16 binomios, que incluyen candidatos a presidente y a vicepresidente, de los que han sido calificados una decena por las autoridades electorales, sin un claro opositor, hace que no esté nada dicho y todo pueda pasar en los comicios de febrero.
No obstante, si el suministro eléctrico no regresa a la normalidad en Ecuador, el futuro político de Noboa se ve muy oscuro.