Este es el escenario político alemán de cara a las elecciones del 23 de febrero
El canciller alemán, Olaf Scholz, perdió el pasado 17 de diciembre la votación, que él mismo convocó como paso previo a la convocatoria de elecciones nacionales anticipadas, con 394 votos en contra, 207 a favor y 116 abstenciones. Por eso los alemanes votarán a siete grandes partidos.
Los siempre presentes dos partidos dominantes de la política alemana, la Democracia Cristiana (CDU) y la Unión Socialcristiana (CSUD), conocida extraoficialmente como la Unión, forman una agrupación. Los socialdemócratas, SPD, en sus siglas, forman otra.
Teniendo el sistema alemán de representación proporcional, el Gobierno tiende a formarse en coalición, normalmente encabezada por la CDU/CSU o el SPD. Desde 2021, el SPD (rojo) de Scholz había gobernado en una insólita coalición «semáforo» con el Partido Liberal (FDP), cuyo color es amarillo, y el Partido Verde. En los 16 años que precedieron esta coalición tripartita de Scholz, la CDU, encabezada entonces por Angela Merkel, había contado tanto con el SPD como con el FDP como socios en diferentes gobiernos si bien no en todos.
Mas Merkel ya hace tres años que dejó el poder: en esta ocasión, la coalición CDU/CSU estará liderada por su histórico adversario Friedrich Merz, mientras que el SPD lo seguirá estando por Scholz, canciller en funciones, pero profundamente impopular.
El partido de derecha populista Alternativa para Alemania (AfD) ha visto cómo sus buenos resultados en las elecciones regionales le daban un impulso nacional. Alice Weidel, colíder del partido, es su candidata a la Cancillería. Destaca por su labia y sus propuestas políticas contundente, especialmente en materia de inmigración. Es, además, una ferviente defensora de la defensa de los valores tradicionales alemanes, famosa por decir «¡que nadie toque mi schnitzel!», en clara alusión al popular plato.
Aunque de capa caída, también hay que tener en cuenta al Partido Verde. Es poco probable que reúna suficientes votos para ser la formación más votada. Sin embargo, y como ha venido siendo habitual a lo largo de las últimas décadas, podría desempeñar un papel importante en la formación del próximo Gobierno. Los Verdes estarán liderados por Robert Habeck, actual ministro de Economía.
Los otros tres partidos importantes serán los Demócratas Libres; la extrema izquierda del BSW, que lleva el nombre de su líder, Sahra Wagenknecht; y por último Die Linke, heredero del Partido Comunista de Alemania Oriental. Los tres aún no han anunciado oficialmente sus candidatos a la cancillería.
Salvo un giro inesperado en las encuestas, Merz tiene muchas probabilidades de ser el nuevo canciller de Alemania. Los sondeos sitúan actualmente a su coalición muy por delante de los demás. La AfD se sitúa en segundo lugar con un 18 %, el SPD en tercero con un 16 % y los Verdes con un 14 %.
Por lo tanto, la figura central de la campaña será Merz, que es todo lo contrario a un recién llegado a la política alemana. Pero está viviendo su segunda etapa política, tras ser el gran marginado de los años Merkel. Entre 1989 y 1994, Merz fue diputado al Parlamento Europeo. Posteriormente fue miembro del Bundestag, o Parlamento alemán, donde representó a la CDU hasta 2009. Después dejó la política para trabajar como abogado de empresa, donde formó parte de numerosos consejos de supervisión, incluido el del gigante de la inversión BlackRock.
Merz representa en el Bundestag a la circunscripción de Hochsauerlandkreis, la región en la que nació, y actualmente vive en Brilon, su ciudad natal. Posee un gran patrimonio personal y tiene la licencia de piloto privado. Hizo dos intentos fallidos de convertirse en jefe de la CDU en 2018 y 2020. En 2021 regresó como diputado al Bundestag, por primera vez en 12 años, y posteriormente consiguió el nombramiento como jefe de la CDU, asumiendo oficialmente el cargo en septiembre de 2022.