
Un coche pasa junto a un cartel de Zoran Milanovic, favorito para la presidencia de Croacia
El socialdemócrata y nacionalista Milanovic apunta a la reelección en las elecciones presidenciales de Croacia
En un 2024 que se ha caracterizado por elecciones clave repartidas por todo el globo —el regreso de Trump a la Casa Blanca, las elecciones europeas, la formación de nuevos gobiernos en Francia y Reino Unido...—, la última cita que tendrán las urnas será este domingo, antepenúltimo día del año, en Croacia. Una tierra, la de los Balcanes, en constante lucha por su identidad, estabilidad y soberanía.
«La región de los Balcanes tiene la tendencia de producir más historia de la que puede consumir» dijo en su día Winston Churchill. Una frase que hoy en día, ya más de 20 años después de las guerras yugoslavas, sigue igual de vigente. Este domingo, casi cuatro millones de croatas acudirán a las urnas en la primera vuelta de las elecciones, donde ocho candidatos compiten por acceder al cargo presidencial. Si uno de ellos lograse mayoría absoluta —algo que no se espera que ocurra— será nombrado presidente. En caso de que no sea así, los dos candidatos más votados pasarán a la segunda vuelta programada para el 12 de enero.
Los sondeos dan como claro favorito al actual presidente, el socialdemócrata Zoran Milanovic. Según una reciente encuesta, el actual jefe del Estado ganará en la primera vuelta con el 39 % de los votos, seguido por Dragan Primorac, candidato del conservador HDZ (Unión Democrática Croata). Entre los otros seis candidatos destaca la conservadora independiente Marija Selak Raspudic, que podría tener hasta un 10 %, e Ivana Kekin, del centro-izquierdista Mozemo (Podemos), al que los sondeos dan el 9 % de los apoyos.
Desde que Croacia logró su independencia tras la desintegración de Yugoslavia, el país se ha convertido en un símbolo de la resistencia nacional frente a Serbia. Durante estos años, la política croata ha estado dominada por la Unión Democrática Croata (HDZ), el partido conservador que lideró la lucha independentista, pero en los últimos años han surgido tensiones internas que reflejan los dilemas no resueltos de la región.Zoran Milanovic, una presidencia polarizada
Milanovic, actual presidente de Croacia, es el favorito para la reelección. Cuenta con el apoyo del Partido Socialdemócrata (SDP) y pequeñas formaciones de centro-izquierda. Formado como jurista y diplomático, Milanovic llegó a la presidencia en 2020 con la reputación de líder progresista, aunque durante estos años ha evolucionado hacia posturas más populistas y nacionalistas.

Zoran Milanovic, actual presidente de Croacia
El presidente de Croacia es el jefe de Estado, el comandante en jefe de las fuerzas armadas y el principal representante de la República de Croacia, tanto dentro del país como extranjero. El presidente es el titular del cargo más alto en Croacia. Sin embargo, el presidente no es el jefe de la rama ejecutiva, ya que Croacia tiene un sistema Semipresidencial en donde el cargo de primer ministro es la persona más poderosa dentro del marco constitucional del país y la política cotidiana. Ahí, Milanovic ha tenido constantes choques con Andrej Plenkovic, el primer ministro de la HDZ, a quienes ha calificado como una «hegemonía conservadora».
En política exterior, Milanovic ha rechaxado abiertamente el envío de ayuda militar a Ucrania, argumentando que Croacia no luchará en «guerras ajenas». Esto, sumado a sus críticas hacia la UE y la OTAN, han llevado a sus rivales a acusarle de desviar a Croacia hacia la órbita rusa.
Dragan Primorac, un científico con aspiraciones políticas
Primorac, candidato de la HDZ, busca proyectar una imagen de estabilidad y moderación. Exministro de Ciencia y Educación, ha basado su campaña en considerarse el «presidente unificador», prometiendo devolver a Croacia a la senda del europeísmo.

Cartel a davor de Dragan Primorac
Sin embargo, unas acusaciones no aclaradas de malversación durante su etapa como ministro, sumando a los escándalos de corrupción que han desgastado la imagen del HDZ durante los últimos años, le dejan en una situación de desventaja respecto a Milanovic según las encuestas.
Este domingo, Croacia, una nación marcada por las cicatrices de su pasado y los dilemas de un presente en el que la corrupción, el estancamiento económico y las divisiones políticas marcan su desarrollo, volverá a decidir entre dos visiones de futuro: una que mira hacia el pasado con un enfoque nacionalista, y otra que promete reforzar lazos con la comunidad internacional. Esta elección no solo definirá los próximos cinco años de la presidencia croata, sino que también será una señal para el resto de los Balcanes, una región que, como Croacia, sigue navegando entre su herencia histórica y los desafíos del siglo XXI.