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Solo vale el voto amable

Las élites europeas del poder, en la que Thierry Breton juega un papel muy destacado, están en pánico tras la catástrofe de los partidos del consenso socialdemócrata en Austria

Actualizada 04:30

El excomisario Thierry Breton amenaza con que la Unión Europea anulará todas las elecciones que se produzcan en países europeos cuyos resultados considere fruto de interferencias externas. «Lo hicimos en Rumanía y obviamente lo haremos en Alemania si es necesario», ha proclamado en televisión con la seguridad del que ya lo tiene hablado con quienes corresponde y pueden hacerlo.

Breton viene a decir que la Unión Europea, se supone que la Comisión Europea en acuerdo con los perdedores de las respectivas elecciones, tal como ha sucedido en Rumanía, anulará con el argumento, justificación o pretexto de injerencias extranjeras todas aquellas elecciones cuyos resultados no satisfagan ideológicamente a Bruselas.

El excomisario francés, conocido por sus exabruptos contra la libertad de expresión, ha manifestado este absoluto desprecio a las soberanías y voluntad democrática de los países miembros de la UE cuando comentaba el debate habido en la red X entre el dueño de esta red, Elon Musk, y la candidata a la cancillería del partido Alternativa para Alemania (AfD). A la AfD, los partidos tradicionales, todos ya en la izquierda del espectro político, lo tachan de ultraderecha. Cuando en realidad ocupa todo el espacio conservador que dejó huérfano la CDU cuando Angela Merkel se llevó al partido de Adenauer y Helmut Kohl al centroizquierda, empujando a socialistas y verdes a cada vez mayor radicalidad en sus tesis intervencionistas y de ingeniería social que han llevado a Alemania a su peor crisis económica y social desde la Segunda Guerra Mundial.

Las élites europeas del poder, en la que Breton juega un papel muy destacado, están en pánico tras la catástrofe de los partidos del consenso socialdemócrata en Austria. Allí ganó las elecciones el FPÖ. En una operación aplaudida desde Bruselas y en contra del hábito, de la regla y la lógica, el jefe del Estado, Alxander van der Bellen, negó al FPÖ el derecho de intentar formar Gobierno y se lo dio al segundo más votado, el Partido Popular Austriaco (ÖVP). Este intentó hacer un tripartido contra el FPÖ con los socialistas y liberales de izquierdas, pero tras meses de negociaciones fracasaron. Entre otras cosas porque los sondeos revelaban que la población respondía con un cada vez mayor apoyo al FPÖ. En tres meses el FPÖ ha pasado de 28 % de las elecciones al 39 % de los últimos sondeos. Los demás partidos y el desprestigiado Von der Bellen tuvieron que encargarle al FPÖ de Herbert Kickl la tarea de formar Gobierno.

Lo que en Austria resulta para las élites una pesadilla, en Alemania les sería el infierno. Por eso parece que ya están anunciando que las élites europeas se toman el derecho a decidir qué resultados electorales convienen para el futuro de su peculiar democracia y qué resultados no. Y estos últimos se anulan y se utiliza el pretexto de la intervención exterior.

Eso es exactamente lo que ha sucedido en Rumanía donde semanas después de este escándalo más propio de Nicolás Maduro que de Europa, no hay ni una prueba de que haya habido una injerencia rusa en las elecciones anuladas. Es más, una semana después se celebraron las legislativas con un resultado que les pareció aceptable y nadie se quejó. ¿Por qué iba Rusia a hacer una injerencia con las presidenciales y no con las legislativas que forman el Gobierno y son mucho más significativas políticamente?

Y es que por el contrario sí hay mucha información que indica que fue el propio partido del Gobierno de Marcel Ciolaco, PSD, el llamado socialdemócrata que integra a los supervivientes del aparato comunista, el que estuvo jaleando y promoviendo en redes al candidato Calin Georgescu por considerar que sería en la segunda ronda el candidato más fácil de batir. Pero subestimaron el hundimiento de la popularidad del primer ministro que creía seguro su paso a la segunda ronda y fue batido por la candidata de centro derecha Elena Lasconi por lo que toda la izquierda y el viejo aparato mafioso quedaba sin candidato en la segunda ronda. Así las cosas recurrieron a su viejo presidente del Tribunal Constitucional que, como en España, es un lacayo del primer ministro y le encargaron corregir su postura. Y si el martes tras las elecciones dijo que todo había sido correcto, el viernes había detectado tanta injerencia rusa como para anular las elecciones. Breton deja claro que este golpe de Estado y robo de las elecciones que se ha producido en Rumanía se ha hecho bajo la batuta de Bruselas.

Esto antes se llamaba «la Doctrina Breznev» como recordarán los mayores. Esta amenaza directa a la voluntad popular de las naciones europeas revela cual es la auténtica deriva del poder de la burocracia controlada por esas élites. Ya se había manifestado en otras formas de atropellos como amenazas de Von der Leyen antes de las elecciones, por ejemplo en Italia advirtiendo al electorado que no se equivocará de voto porque sufriría las consecuencias. Esto ha sucedido masivamente en otros países y las injerencias de Bruselas y Berlín en Polonia por ejemplo han sido escandalosas y brutales. Es un escándalo y una auténtica brutalidad ya la discriminación ideológica desde la Comisión Europea. Bajo Von der Leyen ya se comporta abiertamente como un Gobierno autoritario hacia sus provincias, castigando y premiando según su sumisión ideológica, cuando en realidad su función legal es la de una mera gestora de las decisiones del Consejo Europeo que forman las naciones soberanas.

No se sabe en calidad de qué habla Breton así cuando ya no es comisario de nada. Se dedica oficialmente a sus suculentos negocios y conexiones con la gran industria tecnológica y de telecomunicaciones que increíblemente no fueron obstáculo para ejercer como comisario de Mercado Interior, pese a tan obvios y obscenos conflictos de intereses.

Tomen nota de que Breton hablaba en plural mayestático o quizás como representante de esa élite no elegida que controla toda la burocracia europea y alimenta a los medios de comunicación y se considera un sanedrín que ejercería como el gobierno real de la Unión Europea por encima de la Comisión Europea. Veremos que sucede. De momento solo sabemos que la AfD en Alemania sigue subiendo y la CDU, el Partido Popular, sigue bajando. Los separaban más de 20 puntos hace un año. Hoy les separan apenas ocho puntos. Si esto sigue así, con la Alternativa para Alemania mostrándose moderada, razonable y políticamente inteligente y la CDU sigue obstinada en mostrar como su máxima ambición volver a gobernar con los socialistas o los verdes para seguir haciendo lo mismo que ha llevado al desastre de inseguridad, pobreza, precariedad y hartazgo, es posible que tengan urgentemente que buscar una injerencia exterior. Pero si anulan unas elecciones en Alemania como amenaza Breton, están anulando la Unión Europea. Y de golpe.

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