El dilema del acuerdo con Hamás: mucho israelíes verán a los asesinos de sus seres queridos en libertad
Todos comparten una mezcla de furia y profunda preocupación, explicando que el problema no pasa solamente por la sensación de injusticia de saber que el asesino de sus seres queridos saldrá de la cárcel sino también por su convicción de que volverán a asesinar
Es imposible encontrar hoy un ciudadano israelí, sea cual sea su afiliación política, su pertenencia comunitaria y su grado de religiosidad, que no se haya emocionado este domingo 19 con la liberación de las tres primeras jóvenes mujeres secuestradas por los terroristas de Hamás y su regreso a Israel. Por doquier el tema era el comentario de todos, lo que el país esperó durante demasiado tiempo, a menudo con lágrimas y enormes expresiones de felicidad por ver concretado el comienzo del proceso, aunque quedan aún otros 93 secuestrados en la Franja de Gaza.
La ciudadanía es consciente de los numerosos puntos problemáticos del acuerdo de alto el fuego, pero indudablemente uno de los más delicados es el hecho que en su marco Israel deberá excarcelar a casi 2.000 presos palestinos, de los cuales 737 saldrá en la primera fase que acaba de comenzar y que se prolongará por 42 días. El problema principal son todos los condenados a una o más cadenas perpetuas por haber cometido atentados terroristas en los que asesinaron a numerosos israelíes.
El Debate ha consultado a tres personas que perdieron a seres queridos en atentados cometidos por palestinos que en el marco del nuevo acuerdo serán excarcelados y recuperarán su libertad. Todos comparten una mezcla de furia y profunda preocupación, explicando que el problema no pasa solamente por la sensación de injusticia de saber que el asesino de sus seres queridos saldrá de la cárcel sino también por su convicción que volverán a asesinar. Y que simplemente no se conoce aún a las próximas víctimas que habrá que llorar. Pero al mismo tiempo recalcan la emoción que sintieron con la liberación de las secuestradas y la alegría que les causó saberlas libres nuevamente.
Hillel Fuld (47) perdió a Ari, uno de sus hermanos, en setiembre de 2018, cuando un palestino de tan solo 16 años de la aldea Yata, aledaña a Hebron, lo sorprendió por detrás, lo apuñaló en la arteria principal y no le dejó oportunidad de sobrevivir. Ari alcanzó a correrlo y dispararle y con ello salvó a una mujer que iba a ser otra víctima, pero su herida era demasiado grave y se desplomó. Al llegar al hospital Shaarei Tzedek de Jerusalén no se pudo hacer nada, solo declararlo muerto.
«Cuando se aprobó el acuerdo, estimamos en mi familia que quizás el asesino, Jalil Yabarín, sería uno de los excarcelados, y cuando lo confirmamos al verlo en la lista, sentimos como un puñetazo en el estómago», dice a este diario. «Merecía quedar para siempre en prisión, pero además, estimamos que es solo cuestión de tiempo hasta que vuelva a matar».
Hillel, abocado desde hace mucho a esclarecer sobre la situación de Israel y explicar la verdad tal cual la ve en el terreno, sostiene que es clave entender los matices. «Aquí hay dos líneas paralelas que no se pueden encontrar. Una es nuestro rechazo de la liberación del asesino y la otra es la alegría por la liberación de las secuestradas. No puede haber un punto de contacto entre ambas».
Lo mismo siente Moshé Har-Mélej (71) quien perdió a su hijo Shalom —conocido por todos como Shuli— en el 2003 cuando tenía 25 años, en un ataque con armas de fuego al vehículo en el que viajaba al norte de Ramalla, con su esposa Limor que se hallaba entonces en el séptimo mes de embarazo. Ese mismo día ella dio a luz por el nerviosismo de la situación. Hoy en día, Limor Son-Har Melej, casada en segundas nupcias, es diputada por el partido El Sionismo Religioso.
El jefe de la célula que mató a Har Mélej, fue liberado en el 2011 en el intercambio por el soldado secuestrado en Gaza Guilad Shalit, y expulsado a Jordania. Desde allí organizó más atentados. Ahora serán excarcelados otros miembros de la célula.
«Yo sentí un gran enojo cuando en el noticiero que informaba sobre la liberación de las secuestradas, una periodista destacó lo emocionante del momento y dijo que parecía increíble pensar que otros no querían que eso se concrete», dice a El Debate. La referencia era al parecer más que nada a la votación en contra de dos partidos del gobierno, El Sionismo Religioso y Otzmá Iehudít, pero Moshé Har Mélej se sintió aludido. «Yo tengo serias críticas a este acuerdo porque sé que los asesinos que saldrán de la cárcel volverán a matar, siempre sucede, y tendremos que llorar a más víctimas en el futuro. Pero no acepto que se alegue que a quienes tenemos críticas no nos importa la libertad de los secuestrados. Claro que sí. Pero había que lograrla de otra forma».
El Rabino Ohad Teharlev perdió a su hijo Eljai de 20 años cuando era soldado y un terrorista embistió con su vehículo la parada en la que se hallaba, matándolo al instante. El responsable de aquel atentado será liberado ahora y Teharlev lo ve, tal cual dice a este diario, «con el corazón muy triste».
«No tengo dudas que es una enorme felicidad ver a las secuestradas libres, saber que vendrán otros, y que con este acuerdo se les devuelve la vida. Pero no me es fácil, no sé cómo resumir mi postura entre la preocupación y la alegría. Me es muy difícil».
Todos deben abocarse a romper el círculo de acuerdos que llevan a más asesinatos y secuestros
Se detiene unos segundos y cuenta que el domingo, el día de la liberación de las tres primeras mujeres de manos de Hamás, fue al cementerio militar en el monte Herzl de Jerusalén a visitar la tumba de su hijo. «Cuando me cuesta lidiar con algo, voy a hablar con él. Le cuento. Y conociéndolo, seguro está allí arriba tratando de ordenar las cosas».
También Yair Sherki, un conocido joven periodista del canal N12, se halla ahora en esta singular situación. Su hermano Shalom fue asesinado en el 2015 por el terrorista Khaled Kataina, que ahora, menos de 10 años después de entrar en prisión, será liberado. «Pensar que este asesino respirará aire fresco, me subleva. Pero al final, tras haberse cometido tantos errores, lo central es que tenemos que recuperar a los secuestrados». En el estudio de televisión en el que transmite, entrevistó en más de una oportunidad a Yael Gonen, hermana de Romi, una de las primeras tres liberadas. Le contó sobre su hermano y el terrorista que saldrá de prisión y ella se sintió incómoda y dolida, según él contó. «Pero le dije claramente», contó Yair Sherki por televisión, «que mi hermano de todos modos ya no está, pero Romi está viva y tenía que volver».
Sherki aclara: «La liberación de terroristas no es un problema específico de las familias de las víctimas sino de toda la sociedad israelí, y de las próximas víctimas que aún no tienen nombre. Por eso, todos deben abocarse a romper el círculo de acuerdos que llevan a más asesinatos y secuestros, a nuevas transacciones y así sucesivamente. Y por otra parte, tampoco la liberación de secuestrados es solamente un tema de sus familias sino una aspiración de una sociedad que desea vivir al menos con un mínimo de solidaridad mutua. Ese es nuestro ADN».