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El expresidente brasileño Jair Bolsonaro, saluda a sus simpatizantes a su llegada a un mitin en Río de Janeiro, Brasil,

El expresidente brasileño Jair Bolsonaro, saluda a sus simpatizantes a su llegada a un mitin en Río de Janeiro, Brasil,AFP

Brasil

Bolsonaro moviliza a sus seguidores en plena tormenta judicial: «Si soy tan malo, que me derroten en las urnas»

El lema de la manifestación es reclamar una «amnistía» para las personas condenadas por su implicación en los disturbios del 8 de enero de 2023 en Brasilia

El expresidente brasileño, Jair Bolsonaro, que enfrenta un juicio por un presunto intento de golpe de Estado y no puede ser reelegido hasta 2030 por decisión de la Justicia, afirmó el domingo frente a miles de partidarios que su caso constituye «una negación de la democracia».

«Quiero decir a quienes no me quieren en Brasilia: unas elecciones sin Bolsonaro son una negación de la democracia en Brasil», expresó durante una manifestación en la famosa playa de Copacabana, en Río de Janeiro. «Si soy tan malo, que me derroten en las urnas», desafió el político.

Según un fotógrafo de la AFP, en el acto había menos gente que en una concentración realizada en el mismo lugar en abril de 2024.

El dirigente que presidió Brasil entre 2019 y 2022 llegó alrededor de las 10:15 locales al estrado, abriéndose paso entre manifestantes vestidos de amarillo y verde, los colores de Brasil.

En el escenario, un cartel mostró al presidente estadounidense Donald Trump con el puño en alto, después del intento de asesinato que sufrió en julio durante la campaña electoral en Pensilvania.

«Vamos a enviar un mensaje a Brasil y al mundo», afirmó el ultraderechista en un vídeo publicado en redes sociales.

«Estoy aquí porque quiero dejar un Brasil mejor para mis hijos. Vivimos un momento oscuro», declaró a la AFP uno de los manifestantes, el exmilitar de 64 años José de Souza Vitorino.

El lema de la manifestación es reclamar una «amnistía» para las personas condenadas por su implicación en los disturbios del 8 de enero de 2023 en Brasilia.

Ese día, miles de bolsonaristas asaltaron y vandalizaron el palacio presidencial, el Congreso y la sede de la Corte Suprema, una semana después de la investidura del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.

Mientras Bolsonaro se encontraba en Estados Unidos, sus simpatizantes exigían una intervención militar para derrocar a Lula, quien había derrotado a su líder en las elecciones de 2022.

Esos disturbios son una de las razones que llevaron a la fiscalía a inculpar en febrero al expresidente por un supuesto plan de golpe de Estado para mantenerse en el poder.

Se le acusa de ser el líder de una «organización criminal» que conspiró durante meses con ese propósito. Podría enfrentar una pena acumulada superior a 40 años de prisión.

Candidato «por el momento»

El jueves, la Fiscalía refutó los argumentos de la defensa, que sostenía, entre otras cosas, que la Corte Suprema no era competente para juzgar a Bolsonaro, junto con otras 33 personas, incluidos exministros y altos mandos militares.

La próxima etapa será el 25 de marzo, cuando el máximo tribunal examinará si existen elementos suficientes para abrir un juicio.

Bolsonaro, de 69 años, asegura que es víctima de una «persecución» política para impedir que sea candidato en las elecciones presidenciales de 2026.

Fue inhabilitado hasta 2030 por cuestionar la confiabilidad del sistema brasileño de urnas electrónicas, pero él espera que la condena sea anulada, o que se reduzca su pena, para postularse a un segundo mandato.

«Por el momento, soy candidato», reiteró el miércoles. «¿Por qué debería renunciar a mi capital político para apoyar a alguien?».

Sueña con un regreso al estilo Donald Trump, de vuelta en la Casa Blanca a pesar de sus problemas judiciales, y espera que el presidente estadounidense, a quien admira, ejerza «influencia» a su favor.

«Enviar un mensaje»

El año pasado tuvieron lugar tres grandes concentraciones a favor de Bolsonaro. Mientras que la primera, en febrero en Sao Paulo, atrajo a cientos de millas de personas, las otras dos tuvieron menos éxito.

Para el analista político André Rosa, el objetivo de la manifestación del domingo va «mucho más allá de lograr la amnistía» para los agitadores de Brasilia.

Se trata de «enviar un mensaje a sus competidores dentro de la derecha (...) y reafirmar su intención de ser candidato en 2026».

Bolsonaro se resiste a respaldar a otro candidato, aunque se ha animado a mencionar como posibles relevos a su esposa Michelle y su hijo el diputado Eduardo Bolsonaro.

Pero suenan sobre todo otras figuras como el gobernador del estado de Sao Paulo y el exministro de Bolsonaro Tarcisio de Freitas y el popular cantante Gusttavo Lima.

«Sigue activo con la esperanza de lograr las condiciones jurídicas para disputar las elecciones», explica a la AFP Rosa.

La incertidumbre también rodea a la izquierda: Lula, de 79 años y con una popularidad lastrada principalmente por la inflación, se mantiene ambiguo sobre sus intenciones de aspirar a la reelección.

Mientras tanto, no deja de atacar a su predecesor, a quien tilda de «cobarde» por haber «planeado un golpe de Estado» antes de «huir» a Estados Unidos a finales de 2022.

Lula llamó el sábado a «defender cada día de la democracia contra quienes todavía hoy tienen como proyecto el regreso del autoritarismo», con motivo del 40º aniversario del fin de la última dictadura militar.

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