
Un submarino americano en la región Ártica
La guerra de los drones en el Ártico: la batalla silenciosa por el dominio del norte
En 2023, Mads Petersen, fundador de la startup Arctic Unmanned, se encontraba dentro de un automóvil en Groenlandia, soportando un frío extremo mientras probaba un pequeño dron en temperaturas de -43 °C. La prueba no duró mucho. «La batería solo aguantó tres minutos», recordó Petersen.
El desafío al que se enfrentó no es solo un problema técnico, sino una cuestión estratégica de gran escala. A medida que el Ártico adquiere una importancia geopolítica sin precedentes, los gobiernos de la región buscan soluciones para operar en condiciones extremas.
Mientras Rusia y China aumentan su actividad militar en el círculo polar ártico, los países de la OTAN en la zona enfrentan un incremento en los ataques de sabotaje a infraestructuras clave de energía y comunicaciones. En medio de esta creciente tensión, el presidente Donald Trump ha renovado las aspiraciones de Estados Unidos sobre Groenlandia, dejando claro que la región es ahora una pieza central en el tablero de la geopolítica mundial.
Pero la lección más importante no proviene del hielo, sino del campo de batalla. El conflicto en Ucrania ha demostrado que los drones pueden marcar la diferencia en la guerra moderna, ya sea proporcionando inteligencia en tiempo real o ejecutando ataques de precisión.Washington no quiere quedarse atrás. En un documento estratégico publicado en julio de 2023, el Pentágono dejó claro que su prioridad en el Ártico será el desarrollo de tecnología no tripulada para contrarrestar la creciente cooperación entre Rusia y China en la región.

Rusia añade drones kamikazes a su ejército contra Ucrania
La amenaza no es teórica. En julio, bombarderos chinos y rusos sobrevolaron juntos la costa de Alaska, y en octubre, sus guardacostas navegaron en formación a través del estrecho de Bering.
Sin embargo, el desafío técnico sigue siendo formidable. A diferencia de los aviones convencionales, los drones más pequeños no tienen la potencia suficiente para sistemas avanzados de prevención de hielo. Niebla, lluvia o nieve pueden provocar fallos catastróficos.
Pero la urgencia es clara. Con el aumento del gasto militar en la región, una encuesta de Reuters entre 14 empresas de tecnología y seis ministerios de defensa de Europa y Norteamérica refleja una carrera acelerada por desarrollar drones capaces de operar en condiciones polares.
«Todos estamos tratando de alcanzar a Ucrania y Rusia en este aspecto», admitió el General Mayor Lars Lervik, jefe del Ejército noruego.
Rusia, la pionera en drones árticos
Si hay un país que ha sabido anticiparse en la militarización del Ártico, es Rusia. Desde 2014, Moscú ha trabajado en la construcción de una flota de drones especializados en operar en la región, consolidando su control sobre la Ruta Marítima del Norte, el paso estratégico que conecta Europa y Asia a través del océano Glacial Ártico.
El arsenal ruso ya incluye los drones de Zala Aero, una división del grupo Kaláshnikov, diseñados específicamente para resistir temperaturas extremas. También han confirmado que el S-70 Okhotnik, un dron de combate de largo alcance que puede operar a -12 °C y será desplegado en la región.
Por el momento, la OTAN parece ir varios pasos por detrás. Si bien ha reforzado su presencia en el Ártico y establecido un nuevo comando para proteger las líneas de comunicación del Atlántico, la falta de una estrategia coordinada en la región sigue siendo una debilidad clave.
Cuando se le preguntó sobre esto, la administración de Trump evitó hacer comentarios sobre la respuesta de la OTAN, pero reafirmó que la seguridad en el Hemisferio Occidental y el Ártico seguirán siendo una prioridad para Estados Unidos.
Estados Unidos y su inversión en drones de largo alcance
A pesar de las desventajas iniciales, Estados Unidos ha invertido fuertemente en drones de largo alcance para monitorear el Ártico, una región donde la cobertura satelital y por radar es limitada.
Sin embargo, estos drones enfrentan el mismo obstáculo que sus versiones más pequeñas: el hielo. Según expertos en aviación no tripulada, el rango de temperaturas más peligroso para estos vehículos se encuentra entre los -10 °C y los 8 °C, cuando se forma una fina capa de hielo en las hélices y alas, destruyendo su aerodinámica.
Para Washington, la pregunta no es solo cómo operar en estas condiciones, sino si podrá desarrollar esta tecnología antes de que Rusia y China aseguren su dominio en la región.
El Ártico ya no es solo un desierto helado, sino un nuevo frente de batalla en la lucha por el control global. Y en esta guerra silenciosa, los drones podrían definir el futuro.