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Gustavo Petro cambió la política exterior de Colombia y reconoce a la dictadura de Maduro

Gustavo Petro cambió la política exterior de Colombia y reconoce a la dictadura de MaduroJuan Barreto / AFP

El Debate en América

Los caminos sinuosos entre Venezuela y Colombia

La expectativa del gobierno venezolano de contar con que en Colombia se instale un modelo gemelo que lo apoye, podría no ser posible, pues antes deberán enfrentar varios temas importantes respecto a los cuales se vislumbran dificultades

La llegada a la presidencia de Colombia de Gustavo Petro, figura importante de la izquierda radical colombiana, ha generado todo tipo de especulaciones con relación al futuro inmediato de las relaciones con Venezuela.

Colombia tiene establecida la no reelección del presidente, y Petro no parece tener el capital político para promover una reforma constitucional, a menos que apele, como se ha hecho costumbre, al expediente de una Constituyente para cambiar esa realidad.

Por ahora su gobierno tiene fecha de vencimiento en los próximos cuatro años.

Así que la expectativa del gobierno venezolano de contar con que en Colombia se instale un modelo gemelo que lo apoye, podría no ser posible, pues antes deberán enfrentar varios temas importantes, sobre los que se vislumbran dificultades.

El más obvio de ellos es la presencia en la frontera venezolana y en parte de nuestro territorio de diversos grupos armados colombianos del Comando Conjunto de Oriente –una coalición de grupos disidentes que surgieron tras la desmovilización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)– y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), cuyos enfrentamientos constituyen una seria amenaza a la seguridad y paz en nuestro país.

Los enfrentamientos, multiplicados desde enero de este año, siguen provocando un aumento dramático de la violencia, con numerosas muertes, forzando a miles de venezolanos a huir de sus hogares.

Estos grupos se disputan el control del territorio y de actividades ilícitas en el departamento colombiano de Arauca y los Estados venezolanos de Apure, Amazonas y Bolívar (especialmente en la zona del Arco Minero del Orinoco).

Los guerrilleros de ambos bandos, han cometido múltiples abusos, incluyendo asesinatos de indígenas, reclutamiento de niños y niñas, y desplazamiento forzado.

Se sabe, además, que miembros de las fuerzas de seguridad venezolanas que han estado implicadas en violaciones de derechos humanos, las cuales dieron lugar a investigaciones internacionales sobre crímenes de lesa humanidad, han realizado operaciones conjuntas con miembros del ELN y han sido cómplices de sus abusos.

La frontera colombo-venezolana llegó a ser la más activa de América Latina; el comercio alcanzó 7.290 millones de dólares en 2008, pero se desplomó hasta 222 millones en 2020

El aspecto económico

La frontera colombo-venezolana llegó a ser la más activa de América Latina; el comercio alcanzó 7.290 millones de dólares en 2008, pero se desplomó hasta 222 millones en 2020.

Los dos gobiernos han declarado su interés en recuperar ese intercambio comercial y avanzar en la reapertura de los cruces formales, ahora mismo limitados a ser peatonales, pues Venezuela cerró el paso de vehículos desde 2015.

Tal apertura, recientemente iniciada con actos poco menos que simbólicos, con Petro pero sin Maduro, se enfrenta a considerables escollos en una frontera hoy repleta de rutas ilegales, dominada por los grupos armados y la delincuencia organizada, y donde la actividad principal, por lucrativa, es el contrabando de combustible y otros bienes.

Y es que, al amparo del cierre de la frontera, se estableció una relación clandestina, oscura e informal entre sectores económico y de delincuentes de ambos lados, donde prevalece la ley del más fuerte.

Pero, además, en ese tiempo fueron desmanteladas las principales zonas industriales y comerciales en los Estados fronterizos de Venezuela, con el cierre de cerca de 3.000 industrias y empresas, generando la pérdida de más de 20 mil empleos y empujado a unas 200 mil personas a huir a territorio colombiano.

Otro tema es el de la empresa Monómeros. Se trata de la productora de fertilizantes venezolana, con sede en Barranquilla, que es uno de los importantes y lucrativos activos de Venezuela en el extranjero.

La empresa se encuentra a día de hoy en medio de una pugna a tres manos entre la oposición, quien tenía hasta hace poco el control de la empresa, el gobierno nacional que la quiere de vuelta, y Petro, que la quiere para Colombia.

Colombia es, por mucho, el principal destino de la diáspora venezolana, con una política de acogida que puso a ese país a la vanguardia de América Latina

Finalmente, y para referirnos solo a los temas más relevantes, debemos destacar el hecho de que Colombia es, por mucho, el principal destino de la diáspora venezolana, con una política de acogida que puso a ese país a la vanguardia de América Latina.

Las cifras más recientes muestran 2,5 millones de venezolanos en el territorio colombiano, de los casi 7 millones que han salido del país.

Pero este asunto, pese a su gran importancia social, política y económica, no ha emergido como una prioridad en los discursos, aunque el gobierno de Petro ha prometido respetar el derecho de asilo y refugio.

Habrá pues, que esperar a ver cómo evoluciona esta reanudación de relaciones, que hasta ahora no ha pasado de los discursos, las declaraciones de intención y los actos simbólicos, con visos de espectáculo mediático, como el de la reapertura de uno de los pasos formales que hay en la frontera y la reanudación de los vuelos.

*Alex Fergusson es autor de 19 libros, profesor-Investigador de la Universidad Central de Venezuela y asesor en Gerencia de Conflictos y Negociación

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