Argentina se juega su última carta con Milei
Argentina, paso a paso, empieza a reconstruir su futuro, a pesar de las mafias internas y de aquellos enemigos del trabajo y del esfuerzo individual
El presidente Javier Milei avanza paso a paso, en su propósito por erradicar las mafias y los parásitos que han tenido capturada a la Argentina por décadas.
Esta semana, se llevó a cabo el primer «paro general» convocado por sindicatos y organismos que salieron derrotados en las últimas elecciones presidenciales. Los convocantes a la marcha, querían parar el país, pero sólo lograron una mediocre asistencia –entre 40 mil y 80 mil en Buenos Aires–.
Por su parte el Congreso de la Nación, con amplia mayoría opositora, hace lo posible por dificultar los planes del nuevo presidente y su equipo de gobierno.
Argentina llegó a niveles de pobreza nunca antes vistos en su historia, con millones de empleados públicos con beneficios discriminatorios y niveles de ineficacia tremendos. Las centrales obreras han sido el epicentro del apoyo que tuvo el kirchnerismo, en que los gobiernos de turno concedían beneficios a cambio de colaborar con un Estado dominante, principal enemigo del desarrollo.
El nuevo presidente fue de menos a más. Cuando inició su campaña presidencial, se habló de un loco desatado. Más tarde y dada la gravedad de la crisis interna, se le escuchó con atención y posteriormente, se le eligió con votación arrolladora presidente de la República. Milei nombró un gabinete de muy buen nivel y empezó a hacer lo único sensato en la Argentina: ponerse a trabajar.
El paso de Milei por Davos, dejó impresionados a líderes europeos y a todos aquellos defensores a ultranza de la agenda 2030
Argentina, paso a paso empieza a reconstruir su futuro, a pesar de las mafias internas y de aquellos enemigos del trabajo y del esfuerzo individual. Para Sudamérica es muy importante que a Argentina le vaya bien, pues de alguna forma el equilibrio y el futuro del continente, están afectados por lo que sucede en Venezuela, Cuba y Nicaragua, cuyas dictaduras inciden directa e indirectamente, en la política de otros países.
Milei y su equipo sabían que la tarea sería difícil, pues tener enemigos dentro de casa es complejo y sobre todo cuando a esos enemigos no les interesa el futuro de Argentina, sino más bien, conservar sus beneficios y prebendas.
La monumental deuda externa, los subsidios masivos que distorsionan la economía y altos niveles de corrupción a todo nivel, son escollos que tendrá que ir resolviendo el nuevo presidente. Ojalá que los líderes europeos y los defensores de la libertad, comprendan que Argentina se juega su última carta. O sale airoso, o en Hispanoamérica un país importante dejará de serlo, sumándose a la lista de países fracasados por la opresión de un Estado ineficaz.
Desde Chile, país que comparte más de 4.000 kilómetros de frontera con Argentina, y que enfrenta también una crisis interna, le deseamos a los argentinos un mejor futuro. Unos pocos han disfrutado de un país rico, mientras la gran mayoría ha sufrido hasta el infinito. Suerte Milei, el mundo te observa.