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Luis Guillermo Echeverri Vélez
AnálisisLuis Guillermo Echeverri VélezCundinamarca, Colombia

De la próspera iguana petrolera de Colombia a las ratas roedoras

Al igual que ocurrió en Venezuela con PVDSA, hoy Ecopetrol S.A. está siendo infestado por el clientelismo, con el único objetivo de saquear y corromper el grupo empresarial

Actualizada 04:30

Vista del logo de la petrolera estatal colombiana Ecopetrol en la fachada de su edificio sede en Bogotá (Colombia)

Vista del logo de la petrolera estatal colombiana Ecopetrol en la fachada de su edificio sede en Bogotá (Colombia)EFE/Guillermo Legaria

colombia está siendo gobernada de forma personalizada con odio, resentimiento y venganza. El Estado está siendo saqueado bajo la total negación de que la justicia es para todos.

Ecopetrol S.A., a pesar del efecto del narcoterrorismo en su operación y gracias a la calidad de su personal y asociados, es la mayor fuente de ingresos de la nación, genera el 80 % de las regalías que mueven las economías regionales, y representa una rica despensa energética y económica.

Ecopetrol tuvo dos grandes transformaciones: con Álvaro Uribe apareció la iguana –símbolo que representa a esta empresa–, se hizo la democratización accionaria y se convirtió en empresa de economía mixta listada en la bolsa de valores de Nueva York, expandiendo su capacidad financiera y de inversión.

Con Iván Duque, se consolidó como líder global en transición energética, mediante la adquisición a la nación de la mayoría accionaria de la transmisora de energía presente en nueve mercados regionales, ISA S.A., logrando una significativa reducción de su huella de carbono y un incremento de un 25 % en EBITDA limpio y proveniente de mercados regulados no sujetos a la volatilidad propia de los hidrocarburos.

Ecopetrol se convirtió en una de las únicas dos empresas petroleras del mundo que dieron utilidad

La iguana se proyectó globalmente especializando su gestión operativa, administrativa y comercial, y durante la pandemia su personal se dedicó a reducir los costes de levantamiento y a blindar sus ventas, siendo una de las únicas dos empresas petroleras del mundo que dieron utilidad.

Bajo el concepto de SosTecnibilidad, fue ejemplo en innovación e implementación de nuevas tecnologías, economías circulares, manejo de acuíferos, respeto y cuidado del medio ambiente y la biodiversidad, inversión e impacto social, gobierno corporativo independiente, logrando excelencia en principios de gestión, calidad y especialización del recurso humano y su capacitación y bienestar.

Así ganó eficiencias en sísmica, exploración y producción convencional y en aguas profundas, recobros, transporte, refinación y autogeneración solar. Adicionó reservas y se mejoró la producción en Colombia y Brasil, y en Estados Unidos incursionó en fracking asociada con OXY, lo que hoy otorga al país cien mil barriles diarios, que podrían haber sido trecientos mil; se capacitó para hacer los pilotos en Colombia e iba a desarrollar exploraciones de gas en nuestro litoral Caribe que triplicaban las reservas del país.

La iguana se convirtió en el segundo grupo de transporte de energía en el mundo al sumar CENIT e ISA, y mostró un desempeño extraordinario en eficiencias, rigor técnico, incremento de ingresos y utilidades, indicadores récords de retorno en la invasión y EBITDA, entregó a sus accionistas dividendos ordinarios y extraordinarios sin precedentes, mientras logró ayudar al país a sortear la pandemia con un bajo coste de movilidad que incidió significativamente en la recuperación del crecimiento del PIB registrando 10,7 % en 2021, y un parcial de 12,6 % a junio de 2022.

En 2022, el Gobierno de Gustavo Petro heredó esta gran despensa socioeconómica como el principal activo rentable de la nación con una participación directa de dos dígitos del PIB y referente global en transición energética.

Pero los irresponsables anuncios de Petro y sus ministros de no hacer más exploración ni firmar más contratos de explotación de hidrocarburos, de cancelar el fracking y sellar los descubrimientos de gas en el Caribe, han destruido la reputación y el valor de la empresa en los mercados y la industria.

Petro impuso una junta directiva y una administración de bolsillo, el grupo se politizó, perdió mística y ética de trabajo, eficiencias y calidad en las decisiones y el manejo del capital humano, administrativo y técnico. Menguó los estándares del gobierno corporativo en continuidad, independencia y sustitución, pues cambiaron los requisitos de experiencia y excelencia para nombrar miembros de la junta directiva, presidente, vicepresidentes, incorporaron a la directiva viceministros y representantes de agendas opuestas al mandato fiduciario de la asamblea, y están cambiando los presidentes de las filiales incluida ISA S.A.

Por estas razones en un ciclo de precios altos y estables, Ecopetrol S.A. presenta un gran incremento en sus costes, una desmejora en sus utilidades y reservas, en el coste de su deuda, en la asignación de capital, en todos los indicadores financieros, en el valor bursátil y real del grupo, en la calificación de riesgo y la credibilidad y confianza de los mercados.

Al igual que ocurrió en Venezuela con PVDSA, hoy la iguana está siendo reemplazada por una infestación de ratas y roedores, dedicados a la politiquería, el clientelismo y a saquear y corromper el grupo empresarial e industrial del que depende la soberanía, la seguridad y la sostenibilidad energética de Colombia.

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