Industria
Marcas japonesas desmontan un coche chino y no dan crédito con lo que se encuentran
La marcas niponas buscan el secreto de los fabricantes chinos para poder vender sus coches a un precio tan bajo
Si hay algo en lo que las compañías asiáticas son verdaderas expertas es en la ingeniería inversa. Se trata de una técnica que llevan usando décadas con muy buenos resultados. También conocida como retroingeniería, técnica es relativamente sencilla, y se basa en acceder a las soluciones tecnológicas de la competencia desmontando alguno de sus productos.
Retroingeniería
De hecho, los occidentales nos hemos acostumbrado a ver ingenieros asiáticos en los salones del automóvil, desmontando literalmente coches y haciendo decenas de fotografías para copiar sus soluciones y posteriormente usarlas en sus vehículos.
Las marcas europeas también lo hacen, aunque en este caso son algo más discretas y compran el vehículo en cuestión que quieren conocer y se lo llevan a sus cuarteles generales, donde lejos de miradas indiscretas lo ponen a prueba y desvelan sus secretos.
Opacidad china
Si a día de hoy hay una industria opaca dentro del sector del automóvil es la china, que está ofreciendo coches eléctricos con una carga tecnológica muy avanzada y a un precio difícil de igualar para el resto de fabricantes mundiales.
Se calcula que en materia de eléctricos, la industria china lleva una ventaja de una década al resto de fabricantes mundiales.
Sea como fuere, en este caso ha sido Japón quien ha tomado la iniciativa y a través de su Oficina de Comercio ha decidido convocar una jornada entre marcas, fabricantes de componentes y entidades automovilísticas de su país en la que la clave era desvelar los secreto de un coche eléctrico chino.
Un coche chino al descubierto
En concreto, eligieron uno de los más representativos, un BYD Atto 3. Se trata de un coche de 200 caballos de potencia con 420 kilómetros de autonomía y con un precio en torno a los 37.000 euros.
En este caso la sorpresa de los asistentes fue mayúscula porque casi todos los componentes del vehículo eran de fabricación propia, desde la batería hasta las centralitas, el motor eléctrico y la carrocería.
En este caso, BYD es uno de los mayores fabricantes de baterías del mundo y usa una tecnología propia llamada Blade, que coloca los módulos en posición vertical, con lo que ocupa menos y gana en rigidez.
En paralelo, también sorprendió la sencillez de fabricación del vehículo, con muchas menos piezas que las que acostumbra a usar la industria europea o nipona.
Sin duda una de las lecciones más importantes para la industria del automóvil europea y mundial en general, que hace décadas que externalizó la fabricación de muchísimos componentes de los automóviles, lo que termina por encarecer el proceso productivo.