Industria
El plan maquiavélico de Elon Musk para acabar con todos los coches eléctricos excepto los Tesla
El propietario de Tesla está encantado con los planes contrarios al coche eléctrico que anunció Trump durante la campaña e incluso los comparte en redes sociales
Durante la campaña a la presidencia de los Estados Unidos la relación entre Donald Trump y Elon Musk cambió de la noche a la mañana. Lo que habían sido varios desencuentros públicos por la política contra los coches eléctricos del nuevo presidente de los Estados Unidos se tornó en un apoyo sin fisuras de Musk que estuvo presente en decenas de sus mítines y fue uno de sus mayores mecenas.
El mecenas Musk
Ahora, con el nombramiento de Musk como responsable del nuevo departamento de eficiencia gubernamental, que será clave en el nuevo Gobierno USA y como uno de los principales asesores personales de Trump, ambos van poniendo progresivamente las cartas boca arriba de lo que será el futuro del automóvil en los Estados Unidos.
La primera medida antieléctricos ya anticipada por Trump es la más que posible retirada de las ayudas a los compradores de este tipo de vehículos.
En concreto durante la era Biden los particulares que se decidían por un eléctrico recibían un crédito fiscal de 7.500 dólares, algo así como una desgravación en su declaración de la renta.
Adiós a los 7.500 dólares
En contra de lo que parece, el propio Musk hace semanas que anunciaba en su Twitter personal que quitar las ayudas de los eléctricos lejos de ser perjudicial para su marca la ayudaría, algo en lo que tiene toda la razón según los analistas.
La experiencia europea tras la retirada de las las ayudas a los coches eléctricos llevada a cabo en Alemania o Francia ha demostrado a Musk que sus coches salen beneficiados, pues los que se desploman en ventas son los modelos de la competencia, más caros y menos eficientes que sus modelos, una verdadera jugada maestra.
Decir Tesla es decir eléctrico
Esta retirada de créditos fiscales sería un drama para las marcas tradicionales, al menos en lo referente a su división de eléctricos, mientras que Tesla se haría casi con el monopolio exclusivo de los eléctricos en los Estados Unidos.
En este caso 'papá' Trump saldría en ayuda de los fabricantes norteamericanos de coches con motor de gasolina, General Motors, Ford y Stellantis, pues el nuevo presidente ha hablado abiertamente de una política pro coches con motores tradicionales, arrinconando los límites de emisiones actuales.
Todos ganan
De esta manera en el panorama del automóvil norteamericano todos ganarían, por un lado Musk tendría vía libre para seguir en cabeza tecnológicamente en materia de eléctricos mientras que las marcas de siempre se hincharían de vender coches con muchos caballos y brillantes tubos de escape.
En paralelo las empresas de Musk se seguirán beneficiando de las ayudas del gobierno para su división de supercargadores, lograría ventajas legislativas en materia de conducción autónoma y podría seguir vendiendo derechos sobre emisiones de CO2 a otros fabricantes más contaminantes, lo que le ha reportado unos 740 millones de dólares el último trimestre.