Estirpe de banqueros

Decir Valls Taberner es referirse al Banco Popular, ya desaparecido pero que durante varias décadas fue el mejor banco del mundo. Los Valls Taberner son estirpe de banqueros, desde Domingo Valls, empresario del textil, que ocupó puestos en la banca como consejero del Exterior y de Banesto a sus sobrinos Luis, Javier y Pedro que protagonizan el auge del Banco Popular al que llegaron mediado el pasado siglo.

Si Luis Valls fue el líder indiscutible e indiscutido del caso Popular, su hermano menor (cuatro años de diferencia) Javier le acompañó a lo largo de toda la peripecia y hasta el final de la misma. Javier y Luis eran complementarios, se parecían en poco. Luis era el reflexivo, el estratega, el sutil, el complejo; mientras que Javier era el mundano, el simpático, el que hablaba idiomas y conectaba con el mundo, el que podía hablar en la intimidad de Luis para moderar sus obsesiones.

Javier estudió derecho, como Luis, en Barcelona donde nació, en el seno de una familia tradicional. Su padre (Ferran) fue historiador, catedrático de la materia, con un libro canónica de Cataluña. Entorno intelectual en la familia con parientes bien situados en los negocios, en la industria y las finanzas. Luis dudó entre la academia, la universidad (como su padre) o las finanzas, como otros parientes cercanos. Optó por las finanzas y tras renunciar a promover una caja de ahorros en Madrid, en competencia con Caja Madrid, optó por un golpe de mano en el Popular, un banco madrileño mediano, de comerciantes, vulnerable a ser controlado tras una discreta y efectiva compra minorista de acciones. Luis Valls (con Javier al lado) llegó a una junta general del Popular como accionista y salió de vicepresidente ejecutivo porque exhibió el poder de sus acciones.

Pasito a pasito, partido a partido, los Valls hicieron grande al Popular y sobre todo muy rentable, muy eficiente. El caso popular lo han estudiado las escuelas de negocios con un irónico titular: «¿Debe ser canonizado?» Ironía por la pertenencia de Luis Valls al Opus Dei como numerario, pero también por la excelente gestión del banco.

Javier acompañó a su hermano mayor durante toda la singladura de medio siglo en el banco. Era su rostro externo, el que viajaba y se relacionaba con banqueros americanos y europeos, el que explicaba a su hermano quién era quién y con quién convenía estar. La banca y los seguros era el territorio de Javier. Y en la recta final Javier ejerció de alter ego de su hermano cuando pensaba que era hora de pasar el relevo. Fue Javier el que relevó a su hermano mayor, al que le tocó gestionar la herencia de excelencia que daba signos de agotamiento. Quizá Luis se retiró tarde y mal; quizá Javier debió irse con su hermano y no asumir una carga excesiva para la que no estaba equipado.

Por todo ello, los últimos años de Javier Valls en el banco y fuera de él fueron amargos, nada salió como hubiera deseado; la sombra del hermano mayor pesaba demasiado. En cualquier caso, la estirpe de banqueros Valls Taberner tiene bien ganado un capítulo con muchas luces y alguna sombra en la historia de la banca española de la segunda mitad del siglo XX y primeros años del XXI.