Una magistrada comprometida

Eran poco más de las diez de la mañana, todos en nuestros asientos esperando el comienzo del Pleno. El rostro del presidente al entrar en el salón no auguraba nada bueno, pero imposible predecir la gravedad de lo que iba a anunciarnos.

La muerte de Victoria nos ha helado el corazón, un mazazo, una conmoción, una inmensa pena. El lugar de nuestros debates, de nuestros acuerdos y desacuerdos, de repente se tiñó de llanto y luto.

Yo me sentaba a su derecha, hoy no estaba. Desde hacía algunos meses su situación había empeorado, las noticias eran preocupantes, pero no éramos conscientes del inminente desenlace. Al oír las palabras de Carlos Lesmes, desgarrado por el dolor del anuncio, miré a la silla vacía de Victoria y leí su nombre en el vade que identifica el lugar que nos corresponde a cada uno. Difícil hacerse a la idea de que ya no cuchichearemos ni cotillearemos más, lo que hacíamos en no pocas ocasiones para rebajar el rigor de las largas sesiones, lo que nos costó alguna llamada al orden.

Conocía a Victoria desde hace muchos años, era una magistrada muy apreciada en la carrera judicial, con un notable currículum, adornado, entre otros muchos aspectos, por haber sido presidenta de la Audiencia Provincial de Guipúzcoa entre 1999 y 2010. El valor de esa presidencia aumenta si reparamos en que era una época donde el acceso de las mujeres a los altos cargos no era frecuente.

En los años más duros del terrorismo su coraje e integridad fue ejemplar y encomiable.

Su compromiso con el servicio público le llevó a desempeñar el cargo de viceconsejera de Justicia del Gobierno vasco. En esa responsabilidad su preocupación por la Administración de Justicia fue el eje rector de su trabajo.

Imposible ahora no recordar aquel 4 de diciembre de 2013, en que tomamos posesión de nuestros cargos de vocales. La alegría de compartir el ilusionante proyecto con alguien a quien tenía mucho cariño y respeto profesional.

Su carácter fuerte no impedía mostrar sensibilidad y enorme vitalidad, que le hacían brillar los ojos cuando hablaba de su familia y de Donosti. Alegre, siempre dispuesta a una buena tertulia a una placentera sobremesa.

La mochila de valores con la que vino al CGPJ ha sido de una enorme importancia para nuestra querida institución. Como hemos manifestado en el acuerdo más triste hasta la fecha tomado, los miembros del Pleno expresamos nuestro inmenso dolor ante esta irreparable pérdida y nuestro reconocimiento a la labor desarrollada por Victoria en el Consejo, como integrante del Pleno y de la Comisión Disciplinaria, caracterizada por su competencia profesional, su espíritu de conciliación y la permanente búsqueda de consensos.

Descansa en Paz.