Clifford Alexander Jr. (1933-2022)
Enlace entre Kennedy y Luther King
Fue también el primer afroamericano en desempeñar el cargo de secretario del Ejército
Clifford Leopold Alexander Jr.
Hijo de un inmigrante jamaicano, se licenció en Derecho por la Universidad de Harvard y practicó la abogacía a partir de 1959. Salvo en los periodos que asesoró a los presidentes Kennedy, Johnson y Carter.
Se puede decir que el presidente Jimmy Carter completó el proceso de derechos civiles en Estados Unidos cuando al inicio de su mandato, en febrero de 1977, designó por primera vez a un afroamericano para desempeñar el importante cargo de secretario del Ejército.
El agraciado por el nombramiento fue Clifford Alexander, un abogado con amplia experiencia en anteriores administraciones demócratas, precisamente en el área de derechos civiles.
Como señala The New York Times, «formó parte de la generación de jóvenes líderes negros que, en los años 60 y 70, llevaron el movimiento de los derechos civiles de las calles a la maquinaria del gobierno federal».
Apenas llevaba dos años ejerciendo como abogado, cuando Alexander ingresó en la Casa Blanca de John Kennedy como vocal del Consejo Nacional de Seguridad, recomendado por el mismísimo presidente del organismo, McGeorge Bundy.
Este último le encargó, entre otras tareas y bajo la supervisión de Kennedy, el seguimiento de la Gran Marcha por la Igualdad, celebrada en Washington el 28 de agosto de 1963 bajo los auspicios del pastor Martín Luther King.
El evento supuso un punto de inflexión en materia de derechos civiles: desde aquel día, el camino hacia la plena igualdad se tornó imparable.
El asesinato de Kennedy en Dallas el 22 de noviembre de aquel año y el consiguiente cambio de presidente y de administración, no afectaron a un Alexander que permaneció en su puesto por deseo de Lyndon Baines Johnson.
Es más, en 1967 el presidente se decantó por él para presidir la estratégica Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo –competente para hace cumplir los derechos civiles–, si bien le pidió que no abandonara la Casa Blanca.
Alexander accedió a la petición y fue «el hombre del presidente» encargado de rebajar la tensión desatada en la primavera de 1968 tras el asesinato de Luther King.
Un cometido que este burócrata ajeno a la agitación callejera culminó con éxito, aunque su trayectoria no convenció al sucesor de Johnson, Richard Nixon que se deshizo de él en dos tiempos: primero la retrogradación y posteriormente el cese.
Volvió a la práctica de la abogacía, pero sin olvidar la causa de los derechos civiles: de ahí que cuando llegó al Pentágono, dedicó gran parte de su tiempo a perfeccionar los derechos civiles en el Ejército e impulsar la diversidad en sus filas.
Fue, salvo una discreta colaboración en la primera campaña presidencial de Barack Obama, el final de su presencia en la política. Pero no en la vida pública: en los noventa criticó abiertamente a Bill Clinton por el escaso entusiasmo que ponía en la igualdad racial.