Àngels Martínez, en el Parlamento catalán en 2016
Àngels Martínez Castells (1949-2024)
El independentismo más agresivo
La retirada de unas banderas de España en el Parlament culminó una militancia de medio siglo en la izquierda radical
Àngels Martínez Castells
Independentista de extrema izquierda
Doctora en Economía por la Universidad de Barcelona, en la que fue profesora titular desde 1976 a 2008. Comprometida con la izquierda radical catalana desde la etapa final del franquismo, hubo de esperar a 2015 para obtener su primer mandato electoral en el Parlamento de Cataluña.
Àngels Martínez Castells saltó a la fama cuando, siendo diputada del Parlamento de Cataluña entre 2015 y 2017, retiró con mezcla de saña y desprecio unas banderas españolas que los diputados del Partido Popular y de Ciudadanos habían dejado sobre sus escaños. La imagen de bajo estilo, como no podía ser menos, dio la vuelta a España y sirvió para certificar un sectarismo y una agresividad de casi medio siglo: Martínez Castells había adherido al Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), la histórica formación comunista, a finales de los años sesenta. La militancia bajo esas siglas, junto con su compromiso en unas incipientes Comisiones Obreras y su participación en la famosa «Asamblea General de Cataluña» de 1973, fue su contribución a lo que ella entendía por lucha antifranquista en las postrimerías del anterior régimen.
Mas según se iba consolidando la recién instaurada democracia, Martínez Castells estimó oportuno desmarcarse del comportamiento pactista del PSUC durante la Transición y, en consecuencia, ser una de las protagonistas de la escisión de 1981 que desembocó en la creación del Partido Comunista de Cataluña, de estricta obediencia marxista leninista y prosoviético. Como esta aventura no llevaba a ninguna parte, Martínez Castells se decantó por el activismo en defensa de la Sanidad pública a través del colectivo «Dempeus por la Salut pública», que llegó a presidir, compaginando esta tarea con la docencia de Economía en la Universidad de Barcelona.
Pero le seguía picando el gusanillo de la política pura y dura, por lo que se fue adaptando a todas las evoluciones de la izquierda radical catalana: en 1998 figuró entre las fundadoras de Esquerra Unida i Alternativa, pero se quedó sin escaño en las elecciones europeas del siguiente año. La unción del sufragio universal le llegó, por fin, en 2015 cuando fue elegida diputada autonómica en la candidatura «Catalunya sí que es pot», configurada en torno a la rama catalana de Podemos. Una vez en el Parlamento, abrazó el independentismo en su versión más radical.
