
Los managers Joan Molas (i) y Núria Batalla (d)
Joan Molas (1943-2025)
El representante de los cantantes progres
Supo encontrar el momento y el sistema para promocionar, desde el sectarismo político, a los artistas de la Nova Cançó

Joan Molas i Ripoll
Nació nació en Reus en 1943 y falleció en Barcelona el 3 de abril de 2025
Fue, junto a Nuria Batalla, el principal representante de la Nova Cançó entre 1967 y 1990.
La fase embrionaria de la Nova Cançó comenzó a mediados de los años sesenta cuando el joven Joan Molas, natural de Reus, conoció en la discográfica «Concentric», en la que prestaba sus servicios, a otra joven colega de trabajo, Nuria Batalla. Con el tiempo se convertiría igualmente en su pareja. En 1967 ambos, convencidos de que existía una infraestructura -teatros municipales, casinos y ateneos- para promocionar a jóvenes cantantes catalanes, pero sin circuitos estructurados ni presencia de organizadores de conciertos, dejaron la discográfica y decidieron probar suerte en ese nicho de mercado, aún muy poco explotado.
El riesgo que asumieron organizando ese mismo año de 1967 un concierto en el Palau de la Música Catalana, cuyos protagonistas eran Rafael Subirachs, María del Mar Bonet y Lluís Llach, fue correspondido con un éxito inmediato. Había nacido o la Nova Cançó y con ella una nueva forma, más ágil y moderna, de gestionar la representación de los artistas. Sin ir más lejos, Molas acuñó el sistema según el cual, una vez descontados los impuestos y los gastos, el 75% de las ganancias generados iban a los artistas, mientras que el 25% restante acabaría en los bolsillos de sus artistas. Como no todos los conciertos iban a ser multitudinarios como el del Palau, Molas y Batalla siguieron utilizando el «circuito» catalana, pudiendo contar con alguna que otra complicidad por parte de las autoridades eclesiales locales.
Esto último se puede explicar por el hecho de que la Nova Cançó -Molas lo admitía abiertamente- siempre tuvo intenciones políticas: se trataba de oponerse, a través de la música, al régimen franquista; intentando, en la medida de lo posible, burlar a la censura. Cuando resultaba imposible, Molas promocionaba a sus artistas en el extranjero. Así fue como, por ejemplo, Llach pudo actuar en la mítica sala Olympia de París -la llenó hasta la bandera- porque en España lo tuvo imposible durante una época.
Molas y Batalla organizaron, en total, alrededor de 6.000 conciertos. Además de Llach y de Bonet, también se ocuparon, entre otros, de Ovidi Montllor o de Quico Pí de la Sierra. Mas se declararon algo decepcionados cuando llegó la democracia, llegando a considerarse víctimas de una «pinza» de socialistas y convergentes en el ámbito cultural. En 1990 cesaron su actividad de representación y se replegaron en el departamento comercial del semanario pancatalanista «El Temps». Cómo no: la progresía y el nacionalismo más nunca dejan caer a los suyos.