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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Otegi invita a votar a PP y Vox

Nadie ha argumentado con más claridad por qué apoyar a Sánchez y Podemos resulta lesivo para los intereses de España

Actualizada 10:59

Esto es muy fácil. Lo entendería hasta un alumno multirrepetidor. Uno de esos churumbeles que ahora, por cortesía de la igualación a la baja del Gobierno de progreso para todas y todos, podrán pasar de curso con un carro de suspensos y sin rascar bola. Se trata de un silogismo bien sencillo: 1) Arnaldo Otegi fue pistolero de ETA, condenado por un secuestro. Hoy es un político que tiene como único objetivo la independencia del País Vasco, la misma meta que antaño buscó empuñando las armas. 2) Arnaldo Otegi, manifiesto enemigo de España antes y ahora, ve absolutamente positivo y conveniente para Bildu que Sánchez mantenga el poder, «porque si PP y VOX conforman un Gobierno, lo pagaremos». 3) Ergo si estás a favor de España y sus intereses deberás votar a PP y Vox, pues apoyar a Sánchez y a Podemos es lo que hace felices a los herederos de la banda terrorista ETA.

Arnaldo Otegi no es el «hombre de paz» de las fantasías frívolo-sectarias del zapaterismo. A pesar de su camiseta perenne, el flequillín y el pendiente ocasional, peina ya 63 abriles y toda su vida ha tenido nómina en la misma empresa: ETA. Primero como matón y pistolero bajo el alias de «el Gordo», y después como portavoz de su vertiente política. A los 19 años ya quemaba gasolineras y participaba en asaltos armados, lo que lo obligó a huir precipitadamente a Francia. Otegi está condenado por un secuestro (mantuvo encerrado nueve días en una covacha húmeda al director de una planta de Michelin, padre de seis hijos). Pero hay firmes sospechas de que participó en al menos dos secuestros más. Gabriel Cisneros, uno de los padres de la Constitución, tiroteado en su día por ETA, falleció en 2007 y se pasó sus últimos días lamentando el sufrimiento que le había provocado «el tiro de Otegi» que recibió. El «hombre de paz» hizo una apuesta muy nítida por la violencia cuando en 1984, tras la disolución de ETA Político-Militar, prefirió pasarse a ETA militar en lugar de abandonar la carrera del terror. Pero hoy, con ese currículo a cuestas, se ha convertido en un aliado preferente del Gobierno de España. La infamia la ha rubricado un Sánchez que se hartó de repetir en su día, incluso con enojado énfasis, que jamás mantendría trato alguno con Bildu.

Otegi no engañaría a nadie hoy en día de no ser por la deslealtad del zapaterismo-sanchismo, que ha facilitado su lavado de cara. El papel del PSOE es tristísimo. Con una cara sacan a la palestra a la ministra portavoz para que exija muy seria que Otegi «pida perdón», pero al mismo tiempo bloquean el intento de sacar adelante una declaración en el Senado que iba a obligar a Bildu a retratarse sobre la violencia de ETA.

En el fondo late un problema conocido: la palabra del actual presidente del Gobierno es calderilla, está más devaluada que el bolívar. Por eso el mapa más claro de la situación nos lo ofrece el propio Otegi cuando explica sin ambages lo que pasa: el Ejecutivo del PSOE y Podemos supone «una ventana de oportunidad». Reconoce que su continuidad beneficia a los sucesores de ETA de cara a conseguir sus objetivos. Sin ser consciente de ello, el expistolero está indicando a todos los patriotas españoles lo que deberían hacer para defender a su país: no votar jamás a PSOE y Podemos, so pena de ver cómo los hilvanes de la nación se aflojan sin remisión.

(PD. Otegi ha puesto un precio: 200 etarras libres a cambio de apoyar los Presupuestos de Sánchez. Dado que quedan tan solo 184 terroristas en prisión, en realidad está pidiendo una amnistía. A pregunta cerrada de Casado en el Congreso, Sánchez manifestó este miércoles su rotundo «no» a esa demanda. ¿Hacemos una apuesta a dos años vista? Desde luego yo no me jugaría el reloj por la palabra de Sánchez. (Me temo que ni siquiera un boli Bic).

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