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El astrolabioBieito Rubido

Nochebuena

Actualizada 02:24

El Ayuntamiento de Barcelona ha prohibido la campaña de la ACdP en la que se ofrecía el «peligroso» mensaje de la celebración del 2021 aniversario del nacimiento de Cristo. No comprendo el pánico que los actuales rectores de la en su día libérrima Barcelona le tienen a la libertad, pero reconozco que el mensaje de esa campaña posee una fortaleza extraordinaria, no superada por ningún otro acontecimiento. Se trata nada menos que de un momento trascendental de nuestra civilización, la venida al mundo de Dios como un niño humilde y desvalido. Así de contradictorio puede ser el mensaje y por eso nos conmueve siempre: pudiendo haber nacido con todo el esplendor escogió una cuadra y murió como un facineroso. Ese es mi Dios. En el que creo y el que inspira mi camino lleno de baches y errores; pero también lleno de emociones íntimas como las que sigo sintiendo cada 24 de diciembre, cuando alrededor de una mesa mi familia se reúne para celebrar la Nochebuena. Escucharemos villancicos, ofreceremos las mejores viandas porque la conmemoración así lo merece, recordaremos a los que ya no están e iremos a la misa del gallo. Sabemos también que este año es nuevamente especial, pero también somos conocedores de que nuestro Dios nunca nos falla porque su advenimiento nos permite todavía hoy tener una visión del mundo y de la vida, a pesar del paso de los años, inspirada en el amor al prójimo y en la buena voluntad. Por eso, un año más, amigo lector, aquí me tiene deseándole feliz Navidad y que esta noche se renueve todo lo bueno que nuestra existencia nos ofrece. Entiendo que quienes en el Ayuntamiento de Barcelona no creen en Dios le tengan miedo al precioso mensaje de paz que el Niño Dios nos trae cada año. Paz a los hombres de buena voluntad.

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