Hijos del hambre
El sector cárnico supone una facturación anual en España de cerca de 30.000 millones de euros y da empleo a más de cien mil personas de manera directa
El ser humano es hijo del hambre. En realidad, desde que pisamos la Tierra, no hemos hecho otra cosa que tratar de combatir el hambre, y hace apenas unos decenios que hemos logrado derrotarla, pero solo en el mundo desarrollado. Todavía hay zonas del globo terráqueo donde se registran grandes hambrunas. En 1960, nuestro planeta estaba habitado por cerca de 2.500 millones de personas. Hoy hay cinco mil millones más que hace apenas sesenta años. Entonces, se creía que no podríamos dar de comer a tanta gente, pero el avance tecnológico y científico se puso del lado del género humano y hemos logrado más que triplicar la producción de alimentos. Uno de los responsables de ello fue la ganadería intensiva. En España, por ejemplo, se crían cada año cincuenta millones de cerdos. Si los pusiéramos en libertad, no tendríamos territorio suficiente en nuestro país. Solo tienen que ver cómo llegan los jabalís hasta el centro de las ciudades, ahora que ha disminuido su caza. Si suman el ganado vacuno y ovino, comprobarán que no hay territorio, pero el hombre seguirá teniendo hambre todos los días, incluso en el primer mundo, ya que logramos mitigarla, pero no hacerla desaparecer. Además, resulta que el sector cárnico supone una facturación anual en España de cerca de 30.000 millones de euros y da empleo a más de cien mil personas de manera directa y hasta cuatrocientas mil de forma indirecta. A eso se le llama progreso. Por eso no entiendo a ese muchacho que ocupa una Dirección General, elevada a Ministerio por el embaucador Sánchez, de apellido Garzón. No alcanzo a comprender que enarbole la bandera de la izquierda y vaya contra las batallas históricas que se supone movieron a su partido y conformaron su ideología: dar de comer a quien no tiene. La humanidad seguirá superándose. Habrá más habitantes en el planeta. Produciremos más carne. De lo que nunca nos salvaremos será de la estupidez humana encarnada en un ministro.